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CINEMA DE PERRA GORDA

THAT THING YOU DO! (1996, Tom Hanks) The Wonders

THAT THING YOU DO! (1996, Tom Hanks) The Wonders

Ciertamente si algo habría que destacar en la película que en 1996 supuso el debut en la realización del actor Tom Hanks –hasta la fecha único título como tal-, es el de su propia carencia de pretensiones –lo cual no es poco para los tiempos que corren-. Al mismo tiempo quizá su mayor elemento en contra –más allá de algunas propias limitaciones a la hora de su plasmación en escena-, residen en el enfoque acrítico y autocomplaciente del entorno y trasfondo que muestra en sus imágenes. THAT THING YOU DO! –THE WONDERS en España- tiene su marco en la Norteamérica de 1964. En Pennsylvania surge de forma casi casual una banda formada por un cuarteto de jóvenes que de un concurso de talentos casi llegarán a ser unas glorias nacionales.

Ese sencillo argumento –también ejecutado por Hanks, que al mismo tiempo se reserva un jugoso papel secundario como Mr. White, el manager de la nueva banda delegado por una poderosa compañía de discos-, es la base sobre la que se sustenta está simpática comedia teen en la que entremedias de anhelos, conflictos y un fondo de estridentes coloridos tutti-frutti que parecen salidos de cualquiera de las películas de Jerry Lewis. Ciertamente no se trata nada nuevo en esta película en la que nadie ha de buscar algún rasgo de personalidad cinematográfica ni alardes de dirección. THE WONDERS es pura y simplemente un divertimento destinado fundamentalmente a públicos jóvenes pero tratado si no con demasiada inteligencia, sí al menos con cierto respeto con el espectador.

La historia cuenta las andanzas del nuevo grupo formado por Guy (Tom Everett Scott), Jimmy (Jonathan Schaech), Jenny (Steve Zahn) y Bass (Ethan Embry), a los que siempre acompañará la novia de Jimmy -Faye (Liv Tyler)- verdadero apoyo moral del conjunto en sus horas de flaqueza. Cada uno de ellos simboliza el típico estereotipo dentro de la historia de estas bandas y ambos desarrollan su andadura dentro de actuaciones como teloneros, hoteles de lujo, estudios televisivos y conformando una textura visual de la cual es su máximo responsable el estupendo operador de fotografía Tak Fujimoto –habitual colaborador de Jonathan Demme-, a la que contribuyen los coloristas títulos de crédito que inician el film. Y es evidente que a la hora de buscar un responsable en la propia existencia de esta película creo que es en la figura de Demme en la que hay que buscar su máximo asidero. Ese tono festivo que podíamos detectar en la divertida CASADA CON TODOS (Married to the Mob, 1988) se da cita en esta película; esa anuencia de Demme con la incorporación de canciones en su banda sonora, la presencia de cameos de personajes como el cantante Chris Isaac son detalles que inducen en el poderoso influjo del firmante de EL SILENCIO DE LOS CORDEROS (The Silence of the Lambs, 1991) en esta sencilla comedia musical.

Y es que a la hora de buscar elementos de una puesta en escena brillante ciertamente estos no abundan. En su defecto sus máximos aciertos provienen de una estupenda dirección de actores –en la que solo desentona el nefasto Jonathan Schaech y donde cabría destacar el encanto y la soltura demostrado por un Tom Everett Scott que nunca jamás ha logrado demostrar sus intuidas posibilidades-, en la habilidad que proporciona la mesa de montaje –esa primera aparición en un escenario al aire libre que funde con imágenes del ascenso en la fama del grupo- y la irregularidad de algunas secuencias en las que su buscada musicalidad funciona con altibajos casi plano a plano –es el caso de aquella en la que los componentes del grupo escuchan su canción por vez primera en la radio-.

Puestos a recordar títulos que en sus imágenes intentaran reflejar el sentir de una época uno prefiere con diferencia la olvidada y por momentos admirable PRINCIPIANTES (Absolute Beginners, 1986. Julien Temple), en la que su deslumbrante estética visual venía unida a una visión crítica del Londres de finales de los años 50. Incluso sin dejar de lado los Estados Unidos y abandonando los compases del musical cabría preferir la que quizá haya quedado como la mejor película filmada por el también actor Robert Redford –EL DILEMA (Quiz Show, 1994). A su lado estos THE WONDERS quedan como un simpático y discreto pasatiempo, con momentos entrañables como el encuentro de Guy y el veterano pianista de jazz Del Paxton, el reencuentro final de ambos para interpretar una pieza juntos o la declaración final de Guy a Faye. Ninguno de estos momentos cabe señalarlos como memorables pero al menos revelan la voluntad de ofrecer un producto digno y entretenido. Quizá cabría esperar algo más personal de un actor que se lanza en las tareas de dirección por vez primera, o quizá es que la cosa no daba para más.

Calificación: 2

1 comentario

patrii -

ayer vi la pelicula.
Me e hecho fan de tom everett scott, en cuanto lo e visto, me e bajado la musica y la pelicula, y es AHORA mi pelicula favorita.