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CINEMA DE PERRA GORDA

THE BUTTERFLY EFFECT (2004, Eric Bress y J. Mackye Gruber) El efecto mariposa

THE BUTTERFLY EFFECT (2004, Eric Bress y J. Mackye Gruber) El efecto mariposa

THE BUTTERFLY EFFECT (El efecto mariposa, 2004. Eric Bress y J. Mackye Gruber) tiene todos los ingredientes para convertirse en una auténtica cult movie. La mezcla de un relato insertado en un contexto juvenil –lo que le permite ser contemplado por ese colectivo teenager tan importante para la industria norteamericana- va aparejada por la aplicación de un argumento con viaje en el tiempo –otro elemento de especial tirón para las audiencias adolescentes-. Un relato en el que se insertan ciertos elementos, si no novedosos, sí lo suficientemente incorporados con habilidad para lograr, si más no, un resultado hasta cierto punto estimulante.

 

Evan (un esforzado Ashton Kutcher en su encarnación ya juvenil del personaje) es un niño que muy pronto padecerá una extraña enfermedad mental heredada de su padre, caracterizada por unas fugas que se producen cuando está a punto de vivir alguna situación peligrosa. Atendido por especialistas, le aconsejarán la elaboración de un diario en el que refleje esas incidencias, para intentar con ello acostumbrar su memoria a la hora de almacenar los hechos vividos. Será un rasgo que elaborará a lo largo del tiempo, sin saber que en el futuro serán un elemento indispensable en una vida totalmente opuesta a la de sus semejantes. Una existencia que intentará sobrellevar de forma profesional estudiando psicología, pero que muy pronto revelará ante él la posibilidad de retroceder y avanzar en el tiempo, tomando como base en estos recorridos, aquellos sucesos y vivencias que se ha forjado en su pasado y se encuentran reflejados en esos diarios que le acompañan en todo momento. Unos recuerdos escritos que albergan un sórdido recorrido de infancia, en el que se entremezcla el episódico y traumático encuentro con su padre, o las vivencias mantenidas con sus dos amigos de infancia, uno de los cuales se caracterizará por su comportamiento sádico, y junto a los cuales llegarán a provocar dos muertes accidentales.

 

Serán todos ellos recuerdos que se alternarán con la realidad de un joven cada vez más atormentado, en cuyo interior además quedará albergada la nostalgia hacia el que siempre ha sido el amor de su vida, la joven Kayleigh (Amy Stuart). A partir de dichas premisas, podríamos señalar que el tandem formado por Bress y Grubber han logrado articular una propuesta tan solo relativamente original, pero que si que es cierto ofrece elementos bastante interesantes de cara a insertar matices que, si bien no pueden calificarse como realmente novedosos, al menos sí se encuentran expresados con cierta pericia. Una habilidad suficiente esta para articular un relato que puede ser contemplado de manera muy especial por públicos juveniles, y al mismo tiempo dentro de dichas premisas emerje con una cierta aura de audacia o inventiva.

 

Personalmente, creo que esa supuesta innovación en realidad se queda en la incorporación de elementos más o menos bizarros, insertando en ellos cuestiones a tan a la orden del día como los comportamientos sádicos, la presencia de una juventud sin rumbo, o el propio tratamiento de temas tan escabrosos como el incesto. Se trata de una serie de decisiones temáticas que de alguna manera ofrecen a la propuesta un alcance de pretendida “dureza”, a mi modo de ver establecida de manera bastante artificial –en un momento determinado de la película, aparece el póster de SE7EN (Seven, 1995. Dabid Fincher) en” e incluso se contempla una secuencia de la película-.

 

Por el contrario, a la hora de mencionar otros aspectos más positivos de THE BUTTERFLY..., resulta obligado destacar en ellos la cíclica utilización de sus diarios por su propio protagonista. Una potestad sobrenatural que le permitirá viajar hacia atrás y hacia delante en el tiempo –siempre dentro del ámbito de su existencia-, al objeto de intentar corregir o remediar las situaciones adversas que ha tenido que vivir o contemplar desde pequeño. Sin embargo, cada uno de esos viajes elaborados con la intención de buscar una situación mejor para alguien de su entorno, concluirá con una nueva desgracia, alguna incluso manifestada en su propio protagonista –ese atroz momento en el que Evan despierta y comprueba con horror como se ha quedado sin sus dos brazos-.

 

Dentro de dicho angustioso recorrido, que llevará incluso al protagonista a prisión, no deja de resultar disolvente el instante en que este se convierte en un ídolo escolar, provocando el rechazo de todos aquellos que hasta entonces eran amigos suyos. Será una mirada irónica que desmonta esa falacia tan explotada en tantas y tantas comedias juveniles, y que en esta película es desmontada con contundencia. Y es que, a fin de cuentas, más allá de su alcance sobrenatural y de lo transgresor que en algunos momentos pueda resultar el relato, lo cierto es que el film de Bress y Gruber viene a resultar una astuta e incluso atractiva, pero finalmente poco audaz “nueva vuelta de tuerca” sobre una temática que combina la serie BACK TO THE FUTURE (Regreso al futuro, 1985. Robert Zemeckis), el inagotable territorio de la comedias teenagers, y una cierta inquietud de alcance metasíquico. Cierto es que la combinación está servida con el oportuno grado de maduración, quedando como una propuesta que estoy seguro ha entusiasmado a públicos juveniles, y para un espectador más exigente sigue pareciéndole un título digno de ser reseñado, sin que ello conlleve una valoración especialmente laudatoria.

 

Calificación: 2’5

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