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CINEMA DE PERRA GORDA

STAR TREK (2009, J. J. Abrams) Star Trek

STAR TREK (2009, J. J. Abrams) Star Trek

Ante una producción como STAR TREK (2009, J. J. Abrams) conviene de antemano tomar posiciones, y es algo que hago gustoso, en la medida que una serie de precauciones previas no me han impedido –antes al contrario- disfrutar con su resultado. Me gustaría señalar que no me dejo seducir por la personalidad de su artífice –J. J. Abrams-, de quien ni su escasa producción cinematográfica previa me parece especialmente destacable ni –lo reconozco- he seguido ninguna de sus míticas series televisivas. Unamos a ello otra doble circunstancia; nunca me ha interesado el universo de la célebre serie televisiva ni, por supuesto, sus al parecer poco recomendables traslaciones cinematográficas. Junto a ello, y por obvias influencias, tampoco fui en su momento fan de la franquicia inaugurada por STAR WARS (La guerra de las galaxias, 1977. George Lucas), sin dejar de reconocer en ella buenos momentos y un cierto atractivo en sus propuestas. Partiendo de dichas referencias, es cuando puedo manifestar con absoluta libertad el caudal de placer que me ha proporcionado esta película, que no dudo en considerar como una de las tres mejores space operas de los últimos tiempos –junto a la infravalorada SUPERMAN RETURNS (2006, Bryan Singer) y la espléndida THE DARK KNIGHT (El caballero oscuro, 2008. Christopher Nolan)-.

Desde ese prólogo que engancha casi de inmediato al espectador, no cabe duda que Abrams sabe articular la magia de un ritmo endiablado –y que de forma rotunda atrapa al espectador desde su propia secuencia inicial, describiendo el origen de los personajes de la función-, articulando los mimbres de una gran producción, respetando y desprendiéndose al mismo tiempo de las virtudes y –me temo que múltiples- limitaciones que planteaba la serie original, demostrando que se puede articular una producción atractiva basada en un formato teenager y recuperar el tono irónico y divertido que definía THE EMPIRE STRIKES BACK (El imperio contraataca, 1980. Irvin Kershner). En definitiva ser nostálgico y abrirse a nuevos caminos, articular un ritmo casi endiablado sin por ello perder la esencia de la buena narrativa –y con ello distanciarse de manera absoluta de las excentricidades y desatinos propios de un Michael Bay-, y ante todo, proporcionando el inmenso placer del mejor cine de palomitas. Esa placentera sensación que brinda el disfrute de un cine diseñado como simple y puro espectáculo, sin que ello mengue las cualidades y la nobleza de los materiales con que se encuentra trabajado.

Cierto es que STAR TREK versión Abrams –ubicada en su marco central en el año 2039- pone a prueba la credulidad del espectador –invocando para ello los rasgos casi metafísicos inherentes en la franquicia que recupera-. Pero es tal el grado de convicción que demuestra en esas dos horas que pasan como un suspiro, y muestra tal cohesión interna en su desarrollo, que cualquiera que se acerque a sus imágenes se deja seducir por esos planteamientos y giros en la acción, asistiendo deslumbrado a un conjunto que deviene nostálgico y moderno al mismo tiempo, impresionante en sus momentos más rotundos –la escenificación de la desintegración de planetas y grandes naves-, divertido en otros –muchas de las actuaciones del joven Kirk, la manera con la que es introducido en la nave el emisario que se encontraba en el planeta al que ha sido expulsado el citado Kirk-, e incluso emocionante en algunos de sus matices –esa entrañable mascota que deja caer una lágrima cuando dicho emisario lo deja solo en el gélido astro-. Es tal el grado de acierto en la combinación de todos estos factores, que no resulta extraño el éxito alcanzado por esta magnífica demostración de cine espectáculo. Un contexto de producción en el que, lógico es destacarlo, no se pueden dejar de destacar algunos episodios del todo punto deslumbrantes, que sin duda cabe destacar entre las muestras más asombrosas y creíbles generadas por la acción fílmica de los últimos tiempos. Un contexto en el que habría muchos ejemplos a destacar, pero del que no me resisto a señalar episodios como el descenso en paracaídas y las posterior lucha que mantendrán Kirk y Sulu (John Cho) a la gigantesca taladradora que los malvados enviados de Nero destinan al planeta Vulcano, o la impresionante persecución al joven protagonista por parte de dos aterradoras criaturas en el helado planeta al que ha sido expulsado. Son ejemplos de especial significación, en una película que sabe combinar de principio a fin los escenarios en que Abrams ha auspiciado su engranaje. Con sabiduría, con la destreza de quien sabe dirigirse a un público amplio y heteorogéneo, pero siempre mirándolo de tu a tu y tratándolo como adulto, acertando al combinar el suspense con el humor, lo metafísico con la modernidad, introduciendo incluso con calzador elementos de guión ciertas propuestas un tanto pilladas por los pelos –el encuentro de Spock joven frente a su misma persona ya con edad-, siendo respetuoso y al mismo tiempo distante con la base argumental e incluso con la mitología generada por el universo trikkie, J. J.-Abrams no dudará incluso en brindar un recuerdo –ciertamente entrañable- hacia la figura de Leonard Nimoy, encarnando a ese personaje que le brindó tanta fama universal como condicionó una andadura dramática que sin duda le hubiera permitido una mayor versatilidad.

Y es en este terreno concreto, donde cabe destacar una de las virtudes más notables de esta película, como es haber articulado un valioso cast, en que la presencia de un fuerte componente juvenil le ha permitido la introducción a un público de corta edad, pero al mismo tiempo ha permitido la demostración de que dichos caladeros se puede articular un considerable talento. Una parcela en la que –aunque algunos sigan negando el pan y la sal a su aportación-, hay que reconocer que se ha logrado convertir a Chris Pine en toda una estrella, mientras que cabe destacar la presteza brindada por Zachary Quinto en su encarnación del joven Spock, o el casi irreconocible aporte del estupendo Eric Bana como el malvado Nero. Pero junto a esta faceta, STAR TREK destaca por un manejo casi deslumbrante de unos efectos especiales no solo magníficos, sino ante todo revestidos de personalidad propia. Es decir, nos encontramos ante un producto que en la sombra de sus costuras tienen un entrañable aroma sixties, aunque en su apariencia aparezcan como paradigma de la modernidad. Todo ello logra entrelazar un conglomerado tan fascinante como infantil, tan irónico como convincente. En definitiva, una maravillosa pirueta de J. J. Abrams, que cierto es que en esta ocasión, se ha revelado de manera contundente como un auténtico mago de la fantasía y la –admisible- manipulación de la emoción del espectador. Y lo mejor de todo –y es algo que debería sorprenderme que lo afirme con tanta contundencia, siendo como soy una persona poco dependiente de franquicias cinematográficas-, es que ha dejado abierta la posibilidad de una continuación de la saga, prevista en su estreno para 2011. Bienvenida sea, y esperemos que mantenga las cualidades y la sincera ingenuidad que desprende por todos sus poros esta inteligente y valiosa producción, que demuestra, por si a alguno le quedaba la menor duda, la vigencia de la eterna fábrica de sueños que el cine. Felicitémonos por ello.

Calificación: 3

2 comentarios

westerner -

Esta película no consiguió hacerme disfrutar, especialmente por la mala dirección de las escenas de acción. Me mareó el bombardeo constante de planos, el temblor de la cámara y los veloces travellings.

Raúl -

Totalmente deacuerdo con la review.