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CINEMA DE PERRA GORDA

CHASING AMY (1997, Kevin Smith) Persiguiendo a Amy

CHASING AMY (1997, Kevin Smith) Persiguiendo a Amy

El inesperado reconocimiento de RED STATE (2011), ha vuelto a traer a la actualidad la figura de Kevin Smith, quien de manera igualmente inesperada se granjeó una notoria pero efímera fama, planteando películas que podrían situarse como paradigma del frikismo fílmico de su tiempo. Películas en su tiempo pasto de adolescentes hoy cuarentañeros, que se erigieron en inesperados exponentes de su época. Tan populares en su momento como pronto periclitadas, es curioso señalar como en su momento Smith –que también aparecía en sus películas con un rol reiteradamente irritante-, asumía cualquier crítica negativa con tanto desdén como nuestro patrio Pedro Almodóvar. Anécdotas al margen, lo cierto es que el cine de Smith caducó tan pronto como quedó al descubierto su pretendido alcance provocador, en títulos que en principio costaban apenas cuatro dólares, y poco a poco coqueteaban con la industria. Sin embargo, entre toda su no muy numerosa producción, en su momento destacó –aunque no de forma unánime-, una excepción. Me estoy refiriendo a CHASING AMY (Persiguiendo a Amy, 1997), cubierta quince años después de su estreno con la patina del culto. Y es que, aunque no nos encontremos ante un producto memorable, sí que es cierto que quizá por única vez en su carrera, Smith logró trascender sus propuestas falsamente provocadoras, aportando por encima de ellas una innegable capacidad para la sensibilidad que no ha vuelto a manifestarse en su cine. Sea como fuere, creo que hay bastante consenso –que no unanimidad-, en considerar el título que centra estas líneas como el más interesante filmado por su realizador.

Al parecer tomando como inicio la línea de sus anteriores títulos, en esta ocasión nos encontramos en plena convención de “comics”, donde una pareja de estrechos amigos –Holden (Ben Affleck) y Banky (Scott Lee) han obtenido un inesperado éxito, teniendo que firmar numerosos ejemplares, al tiempo que el espectador conocerá un ambiente en el que se discurrirán personajes a cual más extravagante –entre ellos, destacará la presencia como cameo de Cassey, el hermano de Ben-. Ambos incluso serán tentados por parte de una firma –en la que también como cameo encontraremos la presencia del entonces inseparable amigo de Affleck –Matt Damon-, para crear una serie televisiva. Sin embargo, y por encima de estas optimistas perspectivas profesionales, habrá un acontecimiento que alterará la íntima relación de amistad que unirá a nuestros protagonistas. Esta será la aparición de la joven y encantadora Alyssa (Joey Lauren Adams), quien desde el primer momento atraerá la atención de Holden, al tiempo que los recelos de Banky –que se verá relegado en su amistad con este-. Lo que en un principio se iniciará como una alegre relación, pronto adquirirá una insólita profundidad entre ambos jóvenes, y sobre todo una extraña desazón en Holden, al descubrir que Alyssa en lesbiana. Será a partir de ese momento cuando lo que hasta entonces adquiría tintes de comedia, pronto irá derivándose hasta tintes melodramáticos e incluso cínicos, cuando Banky indague en el pasado de una muchacha que desde bien joven no se recató en experimentar con el sexo, pero que desde su lesbianismo también siente cierta atracción por Holden –un sentimiento más difícil de lo que parece de reflejar en la pantalla-.

Esa intención conjunta de establecer una sólida relación entre dos personas que se aman pero que al mismo tiempo no pueden ir más adelante de lo que establecen sus cánones sexuales, o el descubrimiento de una homosexualidad hasta entonces latente en Banky, que ha tenido durante tiempo en Holden a su amor platónico, será plasmada en la pantalla por Smith con una sensibilidad insólita en su cine. Incluso su presencia como actor –acompañado de su inseparable compañero Jay (Jason Mewes)-, adquirirá en esta ocasión un grado de lucidez, describiendo en sus palabras una pasada experiencia, en la que se articulará en realidad la verdadera génesis del film; el dolor del amor no correspondido. A través de una puesta en escena transparente, y pese a las enormes carencias interpretativas de Affleck –su compañera femenina, sin embargo, resulta encantadora-, CHASING AMY deviene según va transcurriendo su metraje, en un relato cada vez más hondo, acentuando las dificultades que muestran la adscripción de nuevas relaciones de pareja- Algo que en su momento podría parecer por un lado atrevido y por otro inconcebible, aunque el paso del tiempo ha demostrado que no solo podía parecer real, sino que esta misma realidad ha superado a la ficción. Esa secuencia en la que Holden propone a Hanky a a Amy plantearse un trio para intentar complacer a los dos –un modo de sacrificio personal-, adquirirá una sensación de dolorosa experiencia, como sensibilidad mostrará la secuencia bajo la lluvia en la que nuestros dos protagonistas exteriorizarán sus sentimientos. Curiosamente, aquel mismo año desde Hollywood se planteó otra propuesta que, a pesar de sus enormes diferencias, en esencia planteaba ese dolor del amor no correspondido. La misma ni gozó ni aún sigue gozando del prestigio que a mi juicio merece –muy superior al título que comentamos-, ya que nunca he dudado en calificarla como una auténtica obra maestra. Me estoy refiriendo a THE OBJECT OF MY AFFECTION (Mucho más que amigos, 1997. Nicholas Hytner), en la que Paul Rudd era un profesor gay que tras el desengaño con su pareja se marchaba a vivir con una cuidadora de niños –Jennifer Aniston- que se enamoraría de él, rompería con el padre de su hijo, y querría que Rudd fuera el padre de su futuro bebé. Divergente en el tono, en otros aspectos que esta película no aborda –su condición de homenaje a medio siglo de comedia romántica-, lo cierto es que algo nuevo se iba planteando en el Hollywood de aquellos años. Situaciones y planteamientos, que el tiempo han demostrado convertirse en realidad y, con ello, ratificando que en el terreno del análisis de las conductas humanas, en más ocasiones de las deseadas, lograban dar en la diana.

CHANSING AMY es, por tanto, un título interesante, con momentos que rozan lo conmovedor, y que goza además de un epílogo –curiosamente, al igual que en THE OFJECT OF MY AFFECTION-, en el que la comprensión y el reconocimiento cada uno de su papel a la hora de asumir su condición y expresar sus sentimientos –maravilloso el último contacto entre Holden y Banky en otra feria, simplemente mediante miradas y gestos de complicidad-, revelará una extraña sensibilidad en un cineasta que, he de reconocerlo, en pocas ocasiones la ha manifestado, y quizá nunca como en esta ocasión.

Calificación: 3

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