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CINEMA DE PERRA GORDA

Brad Bird

MISSION: IMPOSSIBLE – GHOST PROTOCOL (2011, Brad Bird) Misión Imposible: Protocolo Fantasma

MISSION: IMPOSSIBLE – GHOST PROTOCOL (2011, Brad Bird) Misión Imposible: Protocolo Fantasma

No cabe duda que el envejecimiento de las estrellas del Hollywood de las últimas décadas, difiere en gran medida del que quedó marcado hasta la de los sesenta, Ni que decir tiene que el sistema de estudios o la propia evolución de estos intérpretes –de jóvenes actores a intérpretes de carácter- se efectuaba con una casi inapelable efectividad. Hoy por hoy, las “estrellonas” de nuestros días, tienen que recurrir a sus propios proyectos para intentar mantener su gancho en la taquilla. Proyectos en los que, invariablemente, se ha de producir un cierto grado de “eterna juventud”. Es algo que podríamos señalar en la figura del “bello” Pitt, o en la de un Tom Cruise, que ya ha sobrepasado esa barrera de la cincuentena, viendo como poco a poco la luminaria de su estrella se va apagando, aunque prosiga en el empeño de mantenerse como figura del cine de acción. Reconozco de antemano que durante muchos años Cruise me ha provocado un notable rechazo, por más que considere magníficos sus trabajos para MAGNOLIA (1999, Paul Thomas Anderson) o COLLATERAL (2004, Michael Mann) y valore positivamente su lucha por seguir manteniendo un grado de estrella, teniendo en contra su propia edad y las circunstancias personales que todos conocemos y han incidido en esa merma de su popularidad. Aspectos estos que actualmente impiden que sus últimos films hayan sobrepasado la barrera de los cien millones de dólares recaudados.

No es el caso de MISSION: IMPOSSIBLE – GHOST PROTOCOL (Misión Imposible: Protocolo Fantasma, 2011. Brad Bird), una astuta producción del intérprete, que ya de entrada ofrece un grado de interés bastante similar  a la que fuera la primera entrega de la recuperación en la gran pantalla grande de la serie televisiva de los sesenta.-MISSION: IMPOSSIBLE (Misión: Imposible, 1996. Brian De Palma)-. Años después de su continuidad con la execrable M. I. 2 (Misión: Imposible II, 2000. John Woo) y la discreta M:I-3 (Misión: Imposible III, 2006. J. J. Abrams), lo cierto es que la última aventura del agente Ethan Hunt estrenada hasta la fecha –ya se encuentra en proceso de producción una quinta parte- se acerca más a los presupuestos de la serie Bond de los años sesenta –algo que no soy el primero en apreciar-, incorporando en su propuesta argumental una agradable mezcla de cine de acción, combinando escenarios atractivos e incluso fascinantes. Incluyendo la presencia de esos gadgets tan característicos de la producción bondiana. Introduciendo un nuevo planteamiento de falso enfrentamiento entre los clásicos bloques soviéticos y norteamericanos y, finalmente, insertando junto a un cierto grado de exceso a la hora de formular la espectacularidad de sus secuencias, un nada despreciable sentido del humor, que permite que ese verosímil fílmico que puede ponerse en tela de juicio en algunos instantes, quede compensado a la hora de la presencia de diálogos y situaciones –generalmente marcados con acierto por Cruise-, contribuyan a rebajar el tono espectacular de un relato que, por otro lado, supone el debut como realizador en imagen real, del especialista en animación Brad Bird.

Sin duda, una interesante elección, apreciada en una película que opta por una planificación más clásica de la habitual dentro del caótico cine de acción generado en los últimos años, y algunas de cuyas composiciones no dejan de recordarnos ecos de la mejor animación de nuestros días. Sin embargo, MISSION… se iniciará en una secuencia desarrollada en una cárcel rusa –con el impagable contrapunto irónico de la inserción de una canción de Dean Martin-, en la que se planteará la liberación del agente Hunt, quien se encuentra encerrado en la misma como preso. Ya desde el primer momento lo contemplaremos como una mezcla de hombre hastiado y al mismo tiempo manteniendo esa casta de héroe dotado casi con poderes sobrenaturales que caracterizará su actuación como agente secreto. La huída obedecía a un plan establecido, que se verá roto con el atentado terrorista contra el Kremlin –una debilidad de la película reside en no incidir apenas en el alcance trágico de tan enorme tragedia-. La responsabilidad de la misma será atribuida a Hunt por ambas partes, aunque sean los altos mandos norteamericanos los que sufran el temor a una lógica represalia. Sin embargo, dentro del máximo de los secretos, será el secretario del IMF (el siempre magnifico Tom Wilkinson, en una breve aparición), el que encargue a Hunt la peligrosa misión de detener la acción de un lunático que tiene en su poder una serie de códigos que podrían dar como fruto el disparo de misiles desde Rusia y, con ello, una hecatombe de incalculables proporciones. Será un encargo que recibirá instantes antes de sufrir un atentado en el que perderá la vida junto a un compañero, salvándose in extremis el propio Hunt y William Brandt (Jeremy Ranner). Este será uno de sus tres únicos compañeros, embarcándose en una peligrosísima aventura en solitario, sin tener el más mínimo apoyo exterior de los servicios secretos estadounidenses, llevándoles a vivir aventuras casi insalvables.

¿Les suena a nuevo todo esto? Evidentemente, no. Pero el buen aficionado al cine valora ante todo no lo que se nos cuenta, sino el grado de efectividad de cómo es relatado. Llegados a este punto, justo es reconocer que esta cuarta entrega cinematográfica ofrecida por el agente Hunt, no solo supera las dos anteriores, sino que llega a alcanzar a la que diera inicio a una inesperada e intermitente franquicia. Los cambios de escenarios funcionan. El episodio filmado en el kilométrico rascacielos de Dubai se erige prácticamente como el icono del film –de manera mucho más efectiva que la increíble secuencia inicial de la ya citada M. I. 2-. El relato sabe combinar los episodios de acción con otros más escorados al terreno de la alta comedia –la fiesta en la que Hunt está al corriente de los supuestos coqueteos de Jane Carter (Paula Patton), a la hora de conquistar al un conocido play boy que ha ofrecido dicha suntuosa celebración-. Capítulos dominados por el dramatismo –el pasado de Hunt, las ocultas referencias de Brandt-, con un sentido del ritmo y la salvación en el último minuto, tan consustancial en el cine de acción desde los tiempos de Griffith, que sin embargo en esta ocasión no va, por fortuna, aparejada a la invasión de planos cortos tan nefasta en el género en los últimos años. Por último, MISSION: IMPOSSIBLE – GHOST PROTOCOL aporta un cierto grado de humanización de su personaje central –advertiremos que su mujer en realidad se encuentra con vida, pero por completo separada de él para preservar su seguridad-, dejando paso abierto para una nueva entrega. Una quinta parte, en la que Cruise indudablemente se ha de plantear una evolución del agente Ethan Hunt ¿Será capaz de hacerlo según ha sobrepasado ampliamente la barrera del medio siglo de edad, tal y como al parecer lo ha logrado en la no demasiado bien recibida JACK REACHER (2012, Christopher McQuarrie)? Sin haber contemplado aún este último título citado, el sendero que proporciona en film de Bird, sinceramente, me deja un agradable aire esperanzador.

Calificación: 2’5