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CINEMA DE PERRA GORDA

Robert Luketic

KILLERS (2010, Robert Luketic) Killers

KILLERS (2010, Robert Luketic) Killers

No cabe duda que Robert Luketic se está convirtiendo en una especie de blando y acomodaticio especialista en comedias más o menos mediocres y digeribles, erigiéndose en un auténtico self made man al servicio de estrellas de cierta popularidad dentro de lo que podríamos denominar la “comedia palomitera” de los últimos años. Comedias tan plácidamente digeribles como las hamburguesas que se degluten en cualquier noche intrascendente. Los ejecutivos de los últimos años, tienen como seguro que cualquier película confeccionada por Luketic, con el recurso de caras conocidas, muy fácilmente puede recaudar los cien millones de dólares. KILLERS (2010) es un perfecto ejemplo de este enunciado. Es decir, nos encontramos con una pareja de estrellas –sin entrar a valorar sus mayores o menores cualidades como intérpretes-, caracterizadas por un mayor o menor reconocido tirón de taquilla. Se les reúne dentro de una trama de comedia de intriga e incluso crímenes, se utiliza el recurso a títulos previos de probado éxito comercial… El resto es previsible, y el que se quiera llamar a engaño cuando contepla un título de estas características, creo que en realidad no sabe a lo que se enfrenta.

Pues bien, partiendo de la base de visionar un producto en el que lo previsible deviene casi como norma de comportamiento en las tareas de realización de Luketic, no puedo dejar de reconocer en los pocos títulos que he contemplado de cuantos ha filmado, que también en ellos se brinda una pequeña cualidad que permite en ese rasgo de blandura, un cierto rasgo de credibilidad o relajación a sus relatos. En esta ocasión también se propondrá, en esta nueva versión –o variación- de MR. & MRS. SMITH (Sr. y Sra. Smith, 2005. Doug Liman) –que todos se empeñan en considerar superior, y que para mi resultó una de las comedias más insoportablemente narcisistas de las últimas décadas-. En esta ocasión, el simpático Ashton Kutcher encarna a Spencer Aimes, quien se encuentra en la Costa Azul realizando un atentado, ya que en realidad es un asesino al servicio del gobierno. Sin embargo, el cumplimiento de su peculiar tarea profesional irá acompañado de un acontecimiento sorprendente, la inesperada relación que mantendrá con la joven Jen Kornfeldt (Katherine Heighl) –un encuentro que permitirá a Kutcher, uno de los productores de la cinta, lucir su esculpida anatomía en la secuencia que se desarrolla en el ascensor-. Será un elemento inesperado que provocará en este la inesperada decisión de abandonar su arriesgada profesión para modificar su peligroso modo de vida, y dedicar su futuro a compartirlo con esta joven ya que se sentirán ambos seducidos. La acción se traslada en tres años, contemplando como el matrimonio Aimes vive felizmente dentro de una vivienda cómoda, rodeados en todo momento por los padres de la esposa. Ambos se encuentran con oficios bien remunerados, y el contexto de aparente felicidad parece irrompible para una pareja a la que solo le falta tener un hijo para cumplir con uno de sus objetivos como tal. Sin embargo, de la noche a la mañana, el pasado del antiguo asesino emergerá de nuevo, no solo invocando que retorne a sus antiguos objetivos sino, por encima de todo ello, convirtiéndose en objetivo de búsqueda y captura de su cabeza, por un importe de veinte millones de dólares. De repente, el escrupuloso, limpio y atractivo asesino profesional, se convertirá casi en el objeto de una cacería descarnada por parte del entorno casi idílico que les rodeaba, sucediéndose las situaciones de riesgo casi extremo, mientras que Jen advierte casi de inmediato el pasado de su esposo, de forma paralela que la llegada de ese deseado embarazo.

Podría ser muy fácil destrozar una película de estas características, ejecutadas casi al dictado y sin que importe la valoración de cualquier comentarista. Pero partiendo de sus enormes debilidades he de admitir que, contra lo que se suele reconocer, sí observo una curiosa química entre Kutcher y Leigh, que su desarrollo se me antoja ligero, su ritmo no decae, que tampoco sus secuencias de acción y violencia resultan en exceso chirriantes, y que en líneas generales el conjunto se degusta con la misma placidez con la que se olvida. Es quizá la máxima que nos brinda el cine impersonal y comercialoide de Luketic dentro del género. Pero, que quieren que les diga, dentro de su convencionalismo, lo prefiero al apostado por tantos molestos representantes del maisntream como Michael Bay o todos aquellos que utilizan unos modos visuales que, en modo alguno, pueden considerarse narrativos. En este sentido, y aún prescindiendo al final de cualquier atención al verosimil fílmico –como pueden las fuerzas de la ley dejar de lado la auténtica masacre que se ofrece en los alrededores de la vivienda de los Aimes, e incluso lo pillado por los pelos que resulta la razón última que ha motivado la persecución sin freno de Spencer-, he de reconocer que con KILLERS me reí en algunos momentos, y dentro de sus limitadísimas cualidades –como puede suceder con otro título de similares características como KNIGHT AND DAY (Noche y día, 2010. James Mangold)-, me sirvió para algo tan sencillo como para pasar una hora y media llena de amenidad sin que ello conllevara un insulto a mi integridad como espectador ni, por supuesto, valorara en ella ninguna obra a retener en mi memoria. Simplemente se trata de mediocridad envuelta con ingredientes de probada eficacia.

Calificación: 1’5

WIN A DATE WITH TAD HAMILTON! (2004, Robert Luketic) ¡El chico de tu vida!

WIN A DATE WITH TAD HAMILTON! (2004, Robert Luketic) ¡El chico de tu vida!

Como quiera que en los últimos años de Hollywood prácticamente solo impera el imperio del dólar, fue en 2001 cuando un tal Robert Luketic pergreñó un vehículo a la mayor gloria de una inmensamente cargante Resse Witherspoon llamado LEGALLY BLONDE (2001), -UNA RUBIA MUY LEGAL en España- que –paradojas de la vida- logró un enorme taquillaza dentro de un público adolescente que al fin y a la postre es el que decide el sentido de las taquillas USA.

Con el “aval” de tan noble éxito, además de servir a su star una secuela cinematográfica previsiblemente de similar alcance comercial, ofreció la posibilidad a Luketic a realizar otra comedia dirigida a este sector tan ávidamente consumidor. Contra todo pronóstico válido, y más allá de los elementos puestos en ella y tan característicos a este tipo de cine –por cierto, ya va siendo hora que se intente realizar un estudio del subgénero, que entre otras cosas, ha dejado la estela de algunas buenas película (ELECTION, CLUELESS)- ciertamente dio como fruto un resultado más o menos pasable y, desde luego, infinitamente superior al del mencionado vehículo de la insufrible Witherspoon-. Es así como WIN A DATE WITH TAD HAMILTON! (2004) –en España ¡EL CHICO DE TU VIDA!- resulta finalmente una discreta comedia, pero ofrece en su conjunto una serie de elementos que la hacen ser –siquiera sea dentro del estrecho margen que permiten estas coordenadas- pasablemente entretenida y, por momentos, divertida.

¡EL CHICO DE TU VIDA! nos cuenta la historia del encuentro que se posibilita entre la joven e ingenua Rosalee (Kate Bosworth) con su ídolo cinematográfico, el irresistiblemente atractivo Tad Hamilton (Josh Duhamel). Este último ha accedido al concurso que posibilita este encuentro en un intento por lavar su imagen de irrenunciable conquistador. Sin embargo lo que inicialmente es un encuentro de orden publicitaria pronto prenderá en Hamilton al comprobar la honestidad de la muchacha, viajando hasta la localidad donde vive esta en Virginia e iniciando una relación con ella que resultará absolutamente desarmante para el joven que secretamente la ama desde hace años –Pete Monash (Topher Grace)-. Como se puede comprobar se trata de un planteamiento de base bastante elemental y cuya conclusión todos adivinamos antes de iniciarse. Sin embargo, y más allá de una realización bastante formularia, lo cierto es que la película encuentra sus máximos atractivos en un guión bastante divertido y la adecuación de sus principales intérpretes –el estupendo Grace, la agradable Bosworth y la adecuación del guaperas Duhamel en su papel-. A ello habría que añadir algunos personajes secundarios que ofrecen el oportuno refuerzo. Es el caso de la lúbrica amiga de Rosalee, siempre procurando el lado sexual del encuentro de esta con la estrella cinematográfica, o los asesores del propio astro. En su conjunto todos ellos proporcionan dos tercios de metraje bastante divertidos, con elementos bien utilizados como las reacciones que produce la presencia de Hamilton o la lucha de Pete por competir inútilmente con el aparentemente imbatible ídolo.

No vamos a ocultar que ¡EL CHICO DE TU VIDA! está llena de estereotipos visuales propios del cine teen–la presencia de grúas subrayadas por éxitos comerciales que previsiblemente se venderán en el CD con la banda sonora, el tono inocuo de la realización-, y ello tiene un especial perjuicio en el tramo final en el que la blandura de su narración cobra fuerza, con escasa inventiva visual, perdiendo buena parte del timming mantenido hasta entonces y descompensando su balance final. En cualquier caso, contemplar pese a sus claras insuficiencias el tono simpático que preside su conjunto le hace merecedor de una cierta atención dentro del bajo nivel generalizado por este tipo de producciones y, en conjunto, una amenidad garantizada.

Calificación: 1’5