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CINEMA DE PERRA GORDA

THE MOLE PEOPLE (1956, Virgil Vogel)

THE MOLE PEOPLE (1956, Virgil Vogel)

Que duda cabe que el recorrido por una corriente tan prolija en producción y relativizada en sus cualidades, como fue la ciencia-ficción cinematográfica norteamericana en la década de los cincuenta, puede proporcionarnos alguna pequeña y moderada sorpresa. En mi experiencia personal, tal circunstancia puede situarse –dentro de sus justos límites- este tan irregular como curioso y, por momentos, muy atractivo THE MOLE PEOPLE (1956), que se erige como el primero de los escasos títulos que firmó el experto montador de la Universal, Virgil Vogel (1919-1996) –posteriormente extendido en una amplia trayectoria televisiva-. Cierto es que la película no goza de un especial prestigio –e incluso en determinados foros se le suele situar entre lo más olvidable de cuantas aportaciones ofreció la Universal en este periodo-. Sin embargo, no puedo sumarme a dichas aseveraciones, cuando en el cómputo del género se suelen valorar con excesiva generosidad propuestas definidas por las mismas o superiores irregularidades que plantea el título que nos ocupa. Se trata de una película que, personalmente, situaría a un nivel similar al de algunas de las aportaciones de Jack Arnold en el seno de este mismo estudio, o propuestas tan curiosas como THE MAN FROM PLANET X (1951) o la muy posterior BEYOND THE TIME BARRIER (1960), ambas del siempre extraño y atractivo Edgar G. Ulmer. En este sentido, comparte además de sus virtudes e irregularidades, una curiosa reflexión en torno a los autoritarismos y vicios sobre el poder que, si bien jamás sobrepasa una cierta elementalidad en su desarrollo, no debe de ser soslayado.

 

THE MOLE… se inicia con la inicialmente ridícula pero finalmente atractiva intervención del dr. Franz C. Baxter -¡¡profesor de inglés!!-, explicando las teorías que en el pasado se planteaban en torno a la posibilidad de la existencia de vida humana en el interior de nuestro planeta. Tan curioso como efectivo preludio –además de estar filmado con convicción-, nos introduce en la excavación arqueológica practicada por un grupo que encabeza el aguerrido dr. Roger Bentley (John Agar, tan limitado como habitual en el género), quienes de forma inesperada encontrarán una serie de indicios que les acercarán a los restos de una lejana civilización sumeria remontados a cinco mil años antes de Cristo. Los indicios llevan a los arqueólogos a una alta planicie, en donde contra lo que indican sus propios prejuicios, se encuentran con referencias que les permitirán alcanzar un monasterio sumerio. Creo que es en esa primera mitad donde se encuentran los mejores momentos del relato. La fisicidad de su desarrollo, la destreza en el montaje de las secuencias y su sentido de la progresión, tan típico de la más valiosa serie B, se da cita en el fragmento que alcanza un grado de atractivo más notable, en el que los expedicionarios se internan en una gran caverna, que les descubrirá una civilización que vive en el interior de la tierra. Estas secuencias, basadas en el contraste fotográfico, logran transmitir con un acusado sentido del desasosiego un clima claustrofóbico, que tendrá su máxima expresión dramática en la repercusión que esta oscuridad y sensación opresiva se manifiesta en el veterano arqueólogo Etienne Lafarge (Nestor Paiva, también habitual en los repartos del cine S/F de la Universal). En este sentido, alejándose de los propios planteamientos habituales en el género, estos pasajes de THE MOLE PEOPLE destacan en una vertiente cercana al cine de aventuras, y quizá por ello resultan tan atractivos, hasta el punto de que tengo la convicción de que son los que finalmente propician que la visión de conjunto de la película, alcance este atractivo final.

 

No quiero con ello afirmar que el resto no posea interés, aunque bien es cierto que a partir del descubrimiento de esa civilización subterránea –en un plano general dominado por un forillo revestido de encanto y sentido de los maravilloso-, la película jamás alcanzará esa cierta fascinación que hasta entonces ha llegado a plasmar en la pantalla. Será el encuentro con una civilización anclada en el pasado, dominada de forma autoritaria por un monarca débil que delega el poder en un taimado sacerdote, que verá en los recién llegados una forma de intrusión en unos modos de dominio en la población, que no excluyen la esclavitud con una extrañas criaturas que se alejan en el subsuelo. Los ciudadanos se caracterizarán además por ser albinos, confirmando en la película la extraña dualidad luz – oscuridad que ya hemos comentado en el tormentoso acceso de los arqueólogos tras su discurrir subterráneo. Se trata esta de una propuesta argumental que quizá no se encuentra debidamente desarrollada en su conjunto, prefiriendo su desarrollo ulterior erigirse en una curiosa mezcla del relato de Verne “Viaje al centro de la tierra”, el capriano LOST HORIZON (Horizontes perdidos, 1937. Frank Capra), combinado con ecos de “Flash-Gordon” y otros personajes propios del serial –esa presencia de personajes ataviados de época y villanos de opereta-. Con ese conjunto, la película se desarrolla siempre con eficacia y concisión, también con elementos de índole arquitectónica –ese símbolo triangular de la civilización oculta-, alternando maquillajes defectuosos –los de las bestias que trabajan como esclavos-, instantes bizarros –las cavernas donde estos monstruos que también sufren permanecen encadenados, las luchas que estos mantienen con sus guardianes en exteriores nocturnos dominado por nieblas- y episodios en los que su alcance cercano al peplum no evita que sean dirigidos y coreografiados con más eficacia de lo previsible –todo lo que concierne a los planos generales de lucha de los guardias de la autoridad de la civilización-. Todo ello, en menos de ochenta minutos, contando con un blanco y negro habitual por su fuerza en la producción de la Universal, y combinando aciertos con elementalidades al mismo nivel, pero jamás dejando que el interés de su conjunto desaparezca. Y es que también en títulos de estas características, cuando en su seno se vislumbraba una destreza en la realización como sucede en esta ocasión, creo que podemos no compartir la afirmación de Leonard Maltin, que calificaba THE MOLE PEOPLE como la peor película de ciencia-ficción en los años cincuenta ¡Cuantos títulos quedan muy por debajo de su nivel!

 

Calificación: 2’5

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