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CINEMA DE PERRA GORDA

THE LAND UNKNOWN (1957, Virgil Vogel)

THE LAND UNKNOWN (1957, Virgil Vogel)

THE LAND UNKNOWN (1957) es la tercera de las películas que acometió Virgil Vogel antes de dedicarse de manera exclusiva al ámbito televisivo. También fue la segunda de sus aportaciones para el género de la ciencia-ficción, dentro de la destacada implicación que la Universal puso en práctica en aquellos años, hasta especializarse como el estudio más representativo de esta tendencia. Y bien es cierto, que con ser corta la mirada que podemos efectuar ante solo un par de títulos, no sería justo omitir en ellos la presencia de una cierta sensibilidad por parte de Vogel, del que probablemente se hubieran esperado exponentes contundentes dentro de un marco temático, en el que hay que reconocer se sabía desenvolver con cierta pericia que no desentonaba frente a valores más consolidados como bien pudiera ser el de Jack Arnold. Todo ello ya se pudo comprobar en su debut en la dirección con THE MOLE PEOPLE (1956), y se manifiesta de nuevo en el film que comentamos, que dentro de su modestia –e insuficiencias-, sabe quedar en último grado expuesto como una especie de cuento cruel de supervivencia, de auténtica pesadilla para un grupo de científicos, quienes de la noche a la mañana verán convertido un experimento de origen militar y científico –viajar hasta la Antártida- en una odisea de incalculables consecuencias. Una inesperada aventura que les llevará a tener que convivir ante un paraje detenido en el tiempo, poblado por criaturas prehistóricas, imposibilitados en su comunicación con el exterior, y con la sola e inesperada compañía humana del perdido superviviente de un anterior accidente aéreo. Será una insólita experiencia que vivirán el comandante Hal Roberts (Jock Mahoney), el teniente Jack Carmen (William Reynolds) y el capitán Burmham (Douglas Kennedy), a quienes acompañará la periodista Maggie Hataway (Shirley Patterson). Los cuatro tripularán un helicóptero asumiendo la mencionada misión, teniendo que decidir como retornar al punto de partida al aparecer una serie de perturbaciones metereológicas, que les obligarán a recalar a un lugar que en principio pensaban aparecería con temperaturas glaciales. La contradicción que les supondrá vivir unas temperaturas cálidas, o el propio descubrimiento de unos parajes insólitos e inesperados, irá acompañado para el espectador el descubrir –antes que sus propios protagonistas-, los peligros que han rondado a estos sin que se dieran cuenta, sobrevolando un pájaro de grandes dimensiones y remota fisonomía, o la existencia de unas plantas con tentáculos que a punto están de atacar a Maggie. Será a partir de estos instantes –una vez han transcurrido los quince primeros y bastante convencionales minutos de proyección-, cuando el film de Vogel adquiera un verdadero interés. Y lo hará más que en la acción desarrollada en su escueto metraje de menos de ochenta minutos, en el cuidado y esmero con que se ofrece toda una escenografía fabuladora y la magnífica recreación de un periodo pretérito, al cual beneficiará de forma notable la adopción del espléndido blanco y negro que potencia la fisicidad de la película. A todo ello habrá que añadir además el aplicación del CinemaScope, que le permitirá una apuesta por composiciones horizontales de notable eficacia. Unamos a ello la habilidad con la que son insertadas la secuencias en las que aparecen monstruos prehistóricos, que en este caso se integran en la película procurando que estas aparezcan de manera separada a la presencia de los cuatro –o posteriormente cinco- supervivientes. Dicha circunstancia dejará un mayor margen al montaje, pero al mismo tiempo evitará tener que recurrir a las técnicas artesanales al estilo Harryhausen y estimo proporcionan una mayor credibilidad al conjunto, por más que quizá se pierda ese encanto que el gran Ray proporcionara a sus productos en la Columbia –no todos ellos, justo es señalarlo, merecedores de similar calificación, e incluso en algunos casos cercanos a la mediocridad más absoluta-. En su oposición, THE LAND UNKNOWN ofrece un relato de tinte naturalista, que introducirá un nuevo elemento de conflicto con el encuentro con el doctor Carl Hunter -una sorprendente presencia de Henry Brandon, casi recién salido del rodaje de la fordiana THE SEARCHERS (Centauros del desierto, 1956)-, ofreciendo un apunte suplementario de interés al plantear un rasgo de lucha frente a un hombre que ha permanecido aislado durante diez años, luchando y organizando la lucha contra los monstruos que le rodean, al mismo tiempo ofrece un elemento de esperanza, al comentar que posee elementos salvaguardados del accidente que él sufrió en su momento –y del que fue su único superviviente-, que servirían para reparar ese helicóptero que se encuentra averiado. Se trata, a mi modo de ver, de un conjunto de elementos argumentales –en el que tendrá un punto de inflexión el ofrecimiento de Hunter de ayudar a los tres militares, a cambio de dejarle con él a Maggie-, caracterizados por cierta puerilidad, y que en modo alguno contribuyen a dotar de densidad al conjunto visual que, pese a ello, el espectador contempla con un extraño placer.

 

Y ese será, en última instancia, el mayor atractivo que esgrime el film de Vogel, el de saber ofrecer una escenografía fantástica y creíble al mismo tiempo, dejar de lado cualquier alarde en la presencia de los efectos especiales, e intentar al menos esbozar una cierta definición en sus personajes, por más que en esta última vertiente lo cierto es que su resultado deje bastante que desear. Es algo que llegará a prolongarse en los minutos finales del film, carentes de tensión, en los que los cuatro protagonistas incorporarán a Hunter –sin que este elemento ofrezca la más mínima inflexión dramática-, como tampoco la tendrá el hecho de que el helicóptero finalmente registrado por los rádares de la autoridad militar, se estrelle instantes antes de llegar al portaviones que se presta a recogerlos. Son todo ello elementos que en modo alguno invitan a la adhesión, como tampoco nos importa la escasa psicologia de sus personajes. Eso sí, si más no, THE LAND UNKNOWN ofrece una escenografía llena de vida y amparada por la credibilidad, bastante inusual dentro de las propuestas que el género ofrecía en aquel tiempo, incluso en títulos de mayor calado. Solo por esa insólita adscripción, es por lo que estimo que el film de Vogel, con todas sus insuficiencias, merece una cierta consideración dentro del conjunto de producción que la S/F prodigó en aquellos ya lejanos años cincuenta.

 

Calificación: 2’5

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