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CINEMA DE PERRA GORDA

THE MONOLITH MONSTERS (1957, John Sherwood)

THE MONOLITH MONSTERS (1957, John Sherwood)

Después del éxito logrado con THE INCREDIBLE SHRINKING MAN (El increíble hombre menguante, 1957), Jack Arnold fue trasladado por los rectores de la Universal a la dirección de películas de “grupo A”. Craso error, que prácticamente arruinó las posibilidades de un realizador que se desenvolvía con enorme destreza dentro del ámbito de la serie B, y que a partir de esa posterior andadura no puede decirse que rodara films perdurables –aunque confieso que me divierte moderadamente THE MOUSE THAT ROARED (Un golpe de gracia, 1959)-. Sin embargo, esta pequeña digresión quiere trasladar al papel un debate nunca definitivamente saldado ¿Hasta qué punto se podía hablar de una personalidad específica en el cine de Arnold? Soy el primero en señalar que el título citado al inicio de estas líneas es una de una de mis películas preferidas de todos los tiempos. Y, con ello, el nombre del realizador siempre quedará en mi memoria cinematográfica. Ello en este caso creo que sería una demostración especialmente relevante de la valía de un título determinado, en función de la valía de los componentes y el equipo que en ella participaron. Y digo esto, porque pese a la relativa mitificación que existe en torno a su figura, ninguna de sus restantes aportaciones al cine de S/F llega ni de lejos a la altura del célebre título basado en la novela de Matheson. De hecho, de entre las películas suyas que he visto, tras esta obra maestra absoluta situaría dos estupendos westerns. Uno de ellos es MAN IN THE SHADOW (Sangre en el rancho, 1957), extraña propuesta que adquiere la poderosa égida de su productor Albert Zugsmith y la presencia en el reparto de un Orson Welles recién salido del rodaje de TOUCH OF EVIL (Sed de mal, 1957), que según algunas fuentes intervino en el rodaje. El otro sería el posterior NO NAME ON THE BULLET (1959), protagonizado por un insólito Audie Murphy encarnando un lacónico asesino. Si a ello unimos el previsible interés de RED SUNDOWN (1956), quizá nos debería llevar a replantearnos el interés con que Arnold se tomó sus aportaciones dentro del cine del Oeste. Otro motivo para un hipotético debate.

 

Una prueba tangible de esa relativa ausencia de personalidad en el cine de Arnold –sin que ello lleve a hacerme afirmar que no era un realizador competente-, la tenemos en THE MONOLITH MONSTERS (1957) que John Sherwood realizó cuando el primero de los citados fue “ascendido” de categoría en la Universal ¿Podría alguien decir que la película habría variado un solo fotograma de haberla firmado este? Sinceramente, creo que no. Es por ello que para mi ha supuesto una grata sorpresa el visionado de esta apreciable muestra de la ciencia-ficción, en la medida que cabe incluirla dentro de ese conjunto a preservar del olvido, entre una amplísima producción que en muchas ocasiones –y el paso del tiempo ha sido inmisericorde en este sentido- no llegó alcanzar los mínimos exigibles. Por el contrario, pese a su asumida modestia, y a la influencia de otros cercanos referentes –está muy presente el de TARANTULA (1955), a la cual sin embargo supera-, nos encontramos con un relato que destaca fundamentalmente por la precisión de su progresión narrativa. En sus menos de ochenta minutos de duración, Sherwood logra hacer suyos esos recursos de producción que a fin de cuentas han marcado buena parte de las virtudes de la aportación de la Universal a la S/F; la fuerza y personalidad de su blanco y negro, la fisicidad del relato y esa capacidad para describir pequeños universos rurales, intentando vislumbrar a través de ellos una cierta capacidad crítica quizá no siempre plenamente trabajada.

 

En THE MONOLITH… realmente no importan esas carencias. No tenemos que llevarnos a engaño. Lo importante es que desde el primer momento la película logra atraparte –los primeros seis minutos de película no tienen diálogo alguno-, a través de la credibilidad y cercanía de su argumento –que, no conviene olvidarlo, parte de una historia preparada por Arnold-; en todo momento la realización logra adelantar al espectador los sufrimientos de sus personajes. Cierto es que la introducción resulta reiterativa, pero no por ello deja de ser eficaz, la pintura de personajes es atractiva, y los elementos dispuestos están lo suficientemente bien ensartados como para lograr un conjunto atractivo, en el que se apuesta fundamentalmente por la estructura del relato de suspense. Pero quizá junto a todo ello existe otro rasgo que proporciona una especial entidad al conjunto, como es el hecho de la propia singularidad de sus efectos especiales, que describen una alteración exterior que se forma en la tierra cuando un pequeño meteorito aterriza cerca de la tranquila población de San Ángelo. Sus pequeños fragmentos irán creciendo alimentándose del agua, y ello confluirá en la formación de unas gigantescas rocas que se irán reproduciendo a sí mismas. Esa singularidad y el acierto de no mostrar en exceso este elemento, sin duda contribuye a que su presencia en los minutos finales –bien ayudados por una banda de sonido adecuada-, resulten más que eficaces. La eficacia en la combinación de elementos, es lo que finalmente contribuye a apreciar un conjunto tan modesto como atractivo, tan delimitado en sus contornos como finalmente estimulante, en donde podemos contemplar a un Grant Williams bien diferente a su interpretación a la vulnerabilidad mostrada en la citada THE INCREDIBLE… En este sentido, y pese a su hieratismo, este nuevo registro se revela francamente competente.

 

Calificación: 2’5

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