THE KISS (1929, Jacques Feyder) El beso
Creo que hay dos maneras o percepciones a la hora de valorar las virtudes y elementos caducos que plantea una película como THE KISS (El beso, 1929. Jacques Feyder). Para ir directos al grano, diremos que el lado negativo nos lo encontramos al asistir a un típico argumento ideado para el lucimiento de una Greta Garbo ya totalmente consagrada como rutilante star del melodrama. Un argumento este que nos muestra a la protagonista –Irene Guarry-, relacionada con un joven abogado –André Dubail (Conrad Nagel)- aunque ello le lleve a mantener un cierto grado de infidelidad con su marido, el poderoso y ya maduro Charles. Un hombre al que Irene confiesa no amar, pero del que se siente impedida a separarse, sin saber que este ha mandado investigarla, lo que –dentro de una situación dominada por el equívoco- llevará a la intuición falsa de entender que mantiene relación con el adolescente Pierre Lassalle (Lew Ayres). Este es el hijo del poderoso Lassalle y se encuentra platónicamente enamorado de Irene, aunque por parte de ella no exista más que una mirada condescendiente ante un joven tan agradable. Por su parte Charles se verá en situación de bancarrota y pedirá ayuda económica a Lassalle. Cuando este se marcha, la casualidad llevará a Pierre a acudir al domicilio de los Guarry –en el que, por otra parte, entra como si no hubiera cerraduras allí-, con objeto de recoger la foto que Irene le había prometido. Entre ellos se desarrollará un inocente juego que contemplará enfurecido el esposo de Irene, obcecándose en intentar matar a Pierre. La puerta del cuarto en donde se realiza el forcejeo se cierra tras entrar allí Irene. Se escucha un disparo, y a continuación una llamada de teléfono.
Serán estos dos detalles, los únicos elementos de sonorización de la película –insertados además justo en la mitad del metraje-, marcando esa otra vertiente de THE KISS que, a mi modo de ver, permite a su conjunto desligarse del estereotipo melodramático que caracterizó la mayor parte de los títulos protagonizados por la célebre actriz. Con ello me estoy refiriendo al esfuerzo puesto en práctica por el realizador belga Jacques Feyder, intentado en bastantes momentos aplicar un determinado dinamismo cinematográfico, probablemente infrecuente en títulos de estas características. En este sentido, la primera secuencia del film es absolutamente paradigmática. Siguiendo a un guía por un museo de arte de Lyon, un vertiginoso travelling lateral nos invitará a recorrer diversas estancias de dichas instalaciones, hasta que la cámara nos descubre a Irene y André sentados en una de las salas, lamentándose de su situación como amantes. Y hay que decir que es precisamente el travelling –fundamentalmente lateral-, la forma expresiva más utilizada en esta película, que no duda en mostrar de forma ingeniosa –y casi brechtiana-, los comentarios de los empleados de la limpieza de la sala de justicia, una vez las sesiones finalizan. Cuestiones como esta, o incluso la presencia de un flash back que está basado en una mentira –adelantándose con ello al Alfred Hitchcock de STAGE FRIGHT (Pánico en la escena, 1950)-, son elementos que permiten que THE KISS logre mantener un cierto grado de vigencia, y evite que la base argumental planteada en esta película, quedara ahogada en su propio servilismo al estereotipo ya fraguado desde algún tiempo atrás en torno a su personaje protagonista.
En este sentido, finalmente el resultado logra alcanzar una cierta viveza cinematográfica, en la que no cabría omitir el encanto inicial que ofrece la presencia de un Lew Ayres a punto de protagonizar ALL QUIET ON THE WESTERN FRONT (Sin novedad en el frente, 1930. Lewis Millestone), que ya aquí daba buena cuenta de su sensibilidad como actor, y que en los último compases del film, dejará ver un rasgo tendencioso y altanero, que permitirá al intérprete demostrar la versatilidad de su registro. Pero más allá de este elemento concreto, lo cierto es que el film de Feyder supone una cierta regresión en función de otros de los títulos que previamente protagonizó la Garbo, y en donde se encuentran espléndidos melodramas algo más alejados en el tiempo, como FLESH AND THE DEVIL (El demonio y la carne, 1926. Clarence Brown). En este sentido, THE KISS muestra de forma clara esa convención que se iba reiterando película tras película, hasta conformar una mitología basada en su personaje y, para lo que nos ocupa, supone la incorporación de Feyder en el seno de la industria de Hollywood –una incorporación, por otra parte, de muy corto calado en su trayectoria-. De tal modo, el artífice de LA KERMESSE HÉROÏQUE (La kermesse heroica, 1935) sobrellevó una filmografía en diversos países, teniendo un especial apego a tierras inglesas, donde rodó varias de sus películas.
En definitiva, para degustar los encantos –que los tiene- de THE KISS, creo que sería procedente recomendar atender a los elementos de puesta en escena insertados, y por otro lado desentenderse en la medida de los posible, de las desventuras de una Greta Garbo eterna fuente de amor bigger than life.
Calificación: 2’5
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