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CINEMA DE PERRA GORDA

THE MEN (1950, Fred Zinnemann) Hombres

THE MEN (1950, Fred Zinnemann) Hombres

Probablemente, no habrá mejor manera para intentar apreciar las cualidades que, casi seis décadas después de su realización, sigue atesorando THE MEN (Hombres, 1950. Fred Zinnemann), que intentar dejar de lado el elemento que probablemente sirvió como mayor reclamo en el momento de su estreno. Me estoy refiriendo, por supuesto, al pretendido y envejecido alcance humanista de esa visión de los mutilados de contienda, en este caso centrando su mirada a los procedentes de la Guerra de Corea. No hacía falta remontarse demasiado en el tiempo, para recordar referentes indudablemente más valiosos y penetrantes en este sentido, que los ofrecidos por este excesivamente mitificado film de tandem Zinnemann – Kramer – Foreman. En este sentido, las aportaciones que marcaban títulos como THE BEST YEARS OF YOURS LIVES (Los mejores años de nuestra vida, 1946. William Wyler), PRIDE OF THE MARINES (1945, Delmer Daves) o TILL THE END OF TIME (En algún lugar del tiempo, 1946. Edward Dmytryk), indudablemente deja en mantillas el pretendido alcance de esta finalmente pequeña y discreta película, que tuvo la virtud, si se le puede denominar así, de ser realizada en un contexto bélico oportuno, definida dentro del marco de las producciones –y posteriormente, realizaciones- del liberal Stanley Kramer. Un contexto de producción que además definía sus títulos dentro de un marco más o menos cotidiano, apostando por el uso de un blanco y negro de carácter realista, y abordando problemáticas generalmente envueltas en la polémica. Pero una cosa es el sendero que podía guiar a un Otto Preminger cuando a partir de esta década encaminó su cine, dentro de dicho sendero de confrontación –THE MAN WHIT THE GOLDEN ARM (El hombre del brazo de oro, 1955)-, y otra hacerlo de una manera finalmente tan renuente y limitada como la que se plantea en este film de Zinnemann, que quizá haya perdurado en el recuerdo por suponer el debut cinematográfico de Marlon Brando.

 

THE MEN se inicia con unas imágenes simbólicas del frente de contienda. Unos instantes estos planteados con cierta estilización, que vienen definidos por la voz en off del oficial Ken Wilcheck (Brando). A raíz de un disparo recibido en plena espalda, quedará paralizado en sus extremidades inferiores. Consumado deportista, Ken no asumirá durante bastante tiempo su nueva condición de inválido, mostrándose especialmente renuente en el hospital que para soldados de dichas características, se encuentra comandado por el doctor Gene Brock (Everett Sloane). El recinto será un microcosmos en el que todo tipo de parapléjicos de guerra convivirán su dura cotidianeidad, y en el que nuestro protagonista será un paciente de especial dureza. Unas reticencias que intentará vencer su antigua prometida –Elly Wilosek (Teresa Wright)-, a la que este ha intentado evitar denodadamente, pero que se mantendrá firme en su intención de mantener la continuidad de su compromiso. La fuerza manifestada por Elly serán, sin lugar a dudas, un soporte que permitirá a Ken iniciar su lucha por la recuperación, Un sendero en el que quizá albergue demasiadas ilusiones, pero en el que logrará notables progreso que permitirán afrontar la posibilidad de contraer matrimonio con su prometida. Una ceremonia contra la que intentarán luchar infructuosamente los padres de la novia, y que a poco de celebrarse revelará las grietas de una relación compleja y, en apariencia, condenada al fracaso.

 

Si realmente hemos de intentar entresacar los valores –que los tiene, aunque de forma muy intermitente- un título como THE MEN, nos hemos de centrar en la capacidad descriptiva que se ofrece de ese hasta cierto punto siniestro hospital de recuperación, basado en las potenciación de los contrastes de luz y de sombras y en una acusada profundidad de campo, que años después sería retomado por Sam Fuller para su psiquiátrico de SHOCK CORRIDOR (Corredor sin retorno, 1963). En ese contexto, dominado por el pesimismo y la abnegación, la película discurrirá a través de una serie de personajes en los que en muy pocas ocasiones se advertirá un esfuerzo por emerger del estereotipo, no pocos momentos que han envejecido en su afán didáctico –la charla inicial del Dr. Brock- o puramente melodramático –la chirriante secuencia que se desarrolla en el domicilio del ya ratificado matrimonio; el mismo instante en la ceremonia en el que el protagonista intenta desafiar inútilmente su invalidez-. Pero frente a ellos, y oponiéndose a sus notorias insuficiencias, es indudable que restan momentos en los que la película sigue manteniendo su fuerza. Entre ellos, habría que destacar la secuencia de la ceremonia entre los protagonistas, la previa conversación entre Elly y sus padres –francamente reveladora de la hipocresía de una sociedad USA, que inicialmente tanto alentaba a sus jóvenes a acudir a la guerra-, la manera con la que se muestra la muerte del voluntarioso Angel o, por encima de todos los momentos anteriormente citados, el casi conmovedor fragmento en el que Elly se reencuentra con Ken, estableciéndose entre ellos un contacto que resulta casi doloroso. Evidentemente, en ella se encuentra el momento más álgido en la labor del magnífico debut cinematográfico de un jovencísimo Marlon Brando, que sabe combinar el esplendor de su magnetismo, atractivo y fuerte presencia física, con una vulnerabilidad que pocas veces más se darían cita en su andadura cinematográfica. Nunca he sido un especial admirador del talento –indudable- de Brando. Sin embargo, confieso que en esta ocasión se encuentran uno de sus trabajos más admirables. Todo lo contrario, bajo mi punto de vista, del efecto absolutamente negativo que en el film produce el fondo sonoro, estridente, molesto, e incluso disuasorio en la búsqueda dramática del film, propuesto por Dimitri Tiomkin. Sorprende que el artífice de esta lamentable banda sonora sea considerado uno de los más valiosos compositores clásicos de Hollywood.

 

Así pues, entre una mirada voluntariosa y honesta, al tiempo que esquemática y escasamente sutil a nivel cinematográfico, se define esta muestra de un tipo de cine en su momento pretendidamente comprometido su ámbito social, aunque en realidad el alcance de su denuncia haya quedado envejecido notablemente con el paso del tiempo.

 

Calificación: 2

1 comentario

hildy johnson -

Recuerdo que esta película la vi cuando en televisión proyectaron un ciclo de Marlon Brando. Y aunque no la tengo fresca en mi cabeza sí recuerdo las sensaciones que sentí que coinciden con lo que cuentas en el artículo. También recuerdo que me gustó el trabajo como actor del jovencísimo Marlon Brando al que recuerdo manejando la silla de ruedas y la quietud de sus piernas mostrando un retrato verosimil de un parapléjico.

Respecto las películas que comentas al principio del artículo, me sorprendió gratamente Till the end of time. Película dura y triste sobre el regreso de los soldados, realista y sin concesiones.

Gracias, como siempre

Hildy