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CINEMA DE PERRA GORDA

BLOWING WILD (1953, Hugo Fregonese) Soplo salvaje

BLOWING WILD (1953, Hugo Fregonese) Soplo salvaje

Son muchas las sugerencias que emanan tras la contemplación de BLOWING WILD (Soplo salvaje, 1953. Hugo Fregonese) Pero personalmente me quedaría con una que aparece ante el espectador en los primeros minutos del film, y que de alguna manera simbolizará todo su trazado dramático –debido a las manos del experto Philip Yordan; o quien sabe, a algunos de sus subalternos-. Me refiero con ello al deslumbrante contraste que aparece ante el espectador en esos primeros minutos en los que se presenta a la pareja de aventureros petroleros –Jeff Dawson (Cary Cooper) y Dutch Peterson (Ward Bond)-. Los dos son atacados por un grupo de bandidos que aparecen portando caballos, en una secuencia de ascendencia claramente westerniana, desarrollada en una zona agreste y rural indeterminada, ubicada en América del Sur. La percepción que nos llega de asistir a una propuesta del cine del Oeste, pronto quedará frustrada, cuando los dos derrotados expedicionarios viajen hasta una ciudad costera situándose en tiempo presente. Esa sensación de dicotomía entre ayer y hoy, además de propiciar el deslumbrante contraste señalado, de alguna manera expresa el meollo dramático de la película, en especial en la relación que de nuevo se mantendrá entre Dawson y la aún atractiva Marina Conway (Barbara Stanwyck), a la que ha vuelto a encontrar, ahora convertida en esposa de un viejo amigo de este –Paco Conway (Anthony Quinn)-, convertido en magnate petrolífero. Como se puede deducir de estas inconexas líneas procedentes de su argumento, BLOWING... supone una demostración de la singularidad en la personalidad cinematográfica del argentino Hugo Fregonese, centrada en su acercamiento a insólitas mixturas de género, sobre las que proyectaba extraños conflictos en los personajes que poblaban las mismas. En esta ocasión, la mezcla de géneros –aventuras, western, melodrama-, podría incuso extenderse a ecos del cine noir –sobre todo manifestado en el carácter de femme fatal que definirá a Marina en los últimos minutos de la película, llegando al crimen en su deseo casi enfermizo de conservar el amor que siempre ha sentido por el personaje encarnado por Cooper-.

 

Dentro de ese carácter insólito que preside el film de Fregonese, podemos en cualquier caso insertarlo en ese numeroso “corpus” de propuestas que el cine norteamericano filmó en tierras sudamericanas. Un conjunto que aborda exponentes tan magníficos como VERA CRUZ (Veracruz, 1954. Robert Aldrich) o el menos reconocido pero igualmente excelente APPOINTMENT IN HONDURAS (Cita en Honduras, 1953. Jacques Tourneur). Son en líneas generales títulos –sobre todo aquellos, como el de Tourneur- cuyos argumentos se insertaban en tiempo presente, permitiendo combinar un cierto grado de abstracción, singularidad, o variaciones sobre los géneros tradicionales, quedando asimismo como auténticos islotes dentro de las convenciones marcadas por Hollywood. Todo ello, años antes de que en las postrimerías del clasicismo norteamericano, el denominado western crepuscular heredara de alguna manera los apuntes que en títulos como el que nos ocupa ya se describen con acierto, aunque en Fregonese está claro se plasmara por la pura convicción personal de estructurar su cine a contracorriente de lo marcado en la diversidad de géneros que toca parcialmente en uno u otro aspecto.

 

A partir de esta singularidad, la película combina por un lado el recorrido aventurero de Dawson –inicialmente junto a Dutch-, insertando un vibrante episodio de traslado de explosivos que parece imitar o servir de referente de la coetánea LE SALAIRE DE LA PEUR (El salario del miedo, 1953. Henri-George Clouzot), y logrando imbricar esa mezcla de ayer y hoy en la ambientación del film, como proyección física de ese pasado y presente de la psicología de sus principales personajes. Dentro de dicho contexto contemporáneo, emergerá la figura de Sal Donnelly (Ruth Roman), una joven amable pero de dudoso pasado, quien desde el primer momento ha intentado buscar una complicidad con Dawson, aunque quedará ahí como auténtico comodín a la hora de plasmar la evolución interior del valiente aventurero. No cabe duda, a este respecto, que incidiendo en la singularidad de la película –producida para la Warner- un elemento de especial interés lo conforma su reparto –todo él magnífico; atención al momento del inesperado reencuentro entre los dos antiguos amantes, donde la química entre Cooper y la Stanwick llega a echar chispas-, en el que se intercalan los clásicos Cooper, Bond e incluso Quinn, con la presencia femenina de la célebre protagonista de DOUBLE INDEMNITY (Perdición, 1944. Billy Wilder), junto a la personalísima Ruth Roman. En ambos casos se trata de actrices cuya sola presencia en un título de aquella década, invitaban a presagiar propuestas diferentes a lo convencional –como es el caso de FORTY GUNS (1957, Samuel Fuller) en la primera de ellas, o GREAT DAY IN THE MORNING (Una pistola al amanecer, 1956. Jacques Tourneur) en la segunda. A partir de dicha característica, Fregonese desplegará el relato basándose en la fisicidad de exteriores e interiores o la intensidad de las miradas de sus actores, a los que seguirá por medio de una cámara que llega a escrutar sus acciones, dudas y debilidades. En ese equilibrio entre la duda interior de sus protagonistas –proyectando en ellas el pasado de todos ellos- y la fisicidad de la aventura exterior desplegada –que nos llevará a una secuencia de masacre de bandidos, que fácilmente podría haber servido como modelo al Peckimpah de THE WILD BUNCH (Grupo salvaje, 1969), o a la fuerza expresiva que marca el constante ruido de la rueda petrolífera que domina las prospecciones y la hacienda de Paco, y que en su conclusión ejercerá como fatum de su propietario-, Fregonese logra de nuevo triunfar en el desmarque de los códigos tradicionales narrativos de Hollywood –el casi extenuante momento en el que Cooper recupera un proyectil que emerge de un pozo petrolífero en plena acción, vale más que todo GIANT (Gigasnte, 1956. George Stevens)- aportando una mirada singular, atractiva, vibrante e incluso siniestra en algunos momentos. Lástima que algunos detalles impidan que el conjunto alcance la altura que en buena parte del metraje sí queda expuesta. Entre ello, cabría destacar la escasa definición de la relación que liga a Sal con Dawson –aunque ello permita un magnífico encuentro de esta con Marina cuando la primera ejerce como croupier en un establecimiento-, o quizá la excesiva acumulación de peripecias, en sí mismas todas muy atractivas cinematográficamente, aunque algunas de ellas no aporten demasiado al nudo central de la misma –por ejemplo, el propio y tenso episodio del traslado de explosivos-. De todos modos, esas eran las consecuencias de la capacidad de riesgo que podía asumir este director argentino, sin duda uno de los más inclasificables que tuvieron un relativo acomodo en el cine clásico de Hollywood, y que permite una conclusión tan sorprendente por puro sencilla, intuyendo una segunda oportunidad para esos dos buscadores de petróleo y la mujer que en su momento encontró Dawson en una estación de ferrocarril, cuando ambos no poseían un solo dólar en el bolsillo.

 

Calificación: 3

4 comentarios

ramón moreno palau -

Totalmente de acuerdo con el articulo,añadire ademas que SOPLO SALVAJE es una de las peliculas mas desconocidas de la filmografia del gran gary cooper y que la secuencia de inicio-cuando los bandidos pasan por delante de la camara en fila india-esta punteada por la interpretación de frankye layne de BLACK GOLD BALLAD de una de cuyas estrofas se extrae el titulo de la pelicula,desconozco la filmografia de hugo fregonese,pero es un director a seguir

Stavros -

¡Hombre, amigo cinéfilo Juan Carlos, una gozada que me hayas respondido y una segunda gozada, ¡gozar!, jejeje! (todo va de gozo) de tus palabras, aunque, lástima, querido amigo del Séptimo Arte, sean tan sólo virtuales. No importa. Bueno, un poquito de rollo sólo para decirte que disfruto como un cosaco, no únicamente con tus comentarios (no me gusta llamarlos críticas),sino con las fantásticas carátulas que nos ofreces en cada uno de ellos. ¡¡Menuda colección!! ¡Me ganas, tío!! En cuanto a Fregonese, lo dicho, magnífico artesano a redescubrir. ¿Recuerdas que estuvo en España rodando una nueva versión de su "PAMPA SALVAJE", esta vez en color, porque la anterior, si mal no recuerdo era en blanco y negro, con Mr. Robert Taylor que ya se hallaba en plena decadencia. Estaban también Rosenda Monteros (la de "Los 7 Magníficos" y "Ninnette" de Fdo. Fernán Gómez, y Ty Hardin, Ron Randell). Era super espectacular, casi un spaghetti western, algo fallida, desde luego. No sé si Fregonese rodó algo más después de ese año 1966. Bueno, gran cinéfilo, seguiré buscando "maravillas en tu blog" y ya te comentaré cosas.¡¡¡ADORO EL CINE CLÁSICO Y AQUÍ HAY PARA NO ACABAR NUNCA!!! ¿Has visto ya L'AVVENTURA? ¿No? ¿A qué esperas? ¡Tendré que mandarte una copia!. Abrazos de un compañero de sesiones dobles, y hasta la próxima. Stavros

Juan Carlos Vizcaíno -

Querido "Stavros". Con estas líneas queda constancia de ser un seguidor de este blog, cosa que agradezco mucho. En cuanto a nuestra común admiración por Fregonose, la verdad es que en mi caso ha sido un jubiloso descubrimiento que se remonta a un año más menos. Jubiloso descubirimiento me atrevería a señalar, ya que en lo que he visto de su obra se encuentran los rasgos de uno de los realizadores más singulares de cuantos pululaban por los distintos paises en la década de los cincuenta. Me alegra no ser único que aprecie y disfrute de la obra de este gran hombre de cine argentino.

Stavros -

Apasionante y apasionado Hugo Fregonese, gran director "por completo denostado y olvidado", ¡increíble!, al que debemos muchas maravillas casi dignas del gran Hathaway. La tenía en VHS, "con doblaje antiguo". ¡Por fin, he podido conseguirla en EEUU en V.O. con subtítulos in spanglish. Una gozada poder escuchar a Barbara, Ruth, Gary, Anthony en inglés. Especialmente a mi adorada Ruth Roman. Un film inolvidable que todo cinéfilo debería rescatar. Bárbara ¡cómo acostumbra cuando se vuelve viperina! todo un recital. Ruth un embrujo a lo Gloria Grahame. Para relamerse. Escuchar spanish en Quinn, como en "Viento en las Velas", ¡sabroso, cuate! Saludos y gracias por tu enlace. Me gustaría dejarte constancia como seguidor de tu blog. ¿?- Stavros