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CINEMA DE PERRA GORDA

DAS INDISCHE GRABMAL ERSTEL TEIL / DIE SENDUNG DES YOGHI (1921, Joe May)

DAS INDISCHE GRABMAL ERSTEL TEIL / DIE SENDUNG DES YOGHI (1921, Joe May)

Hacía mucho tiempo que deseaba visionar el monumental díptico realizado por Joe May en 1921. Ese DAS INDISCHE GRABMAL ERSTEL TEIL / DIE SENDUNG DES YOGHI que si se recuerda de alguna manera, es por suponer la primera versión del díptico que Fritz Lang –autor del guion junto a su posterior esposa, Thea Von Harbou-, formularía en su retorno a Alemania a finales de los cincuenta. Un díptico que al estrenarse fue considerado fruto de la senilidad del cineasta, aunque con el paso de los años ha sido justamente reconocido como una de las cimas del cine de aventuras –tal y como pocos años antes sucedería con la en su momento maldita MOONFLEET (Los contrabandistas de Moonfleet, 1955)-. Dos eran los motivos esenciales que me empujaban a acceder a esta añeja producción. Uno de ellos contemplar los alicientes que la misma podía proporcionar –en la que se contó con el malestar del joven Lang por no haber sido él el elegido para filmarla-, y otro mi reconocida admiración hacia la figura de Joe May, oscurecida en su momento por su irregular andadura fílmica –de ser una primera figura en el cine silente alemán, pasó a firmar en su exilio norteamericano productos cercanos a la serie B-, en la que es probable tuvo bastante que ver el ascendente que –de forma justificada- fue alcanzando Lang en el contexto de dicha cinematografía. Desde mi admiración absoluta a la obra del autor de METROPOLIS (1927), considero que ello no es óbice para oscurecer otras aportaciones notables, como las que expresan la obra de May. Sin embargo, había un elemento -que no debía ser tal-, que me predisponía en contra; la extensa duración de la película –unas tres horas y media-, que en su estreno en las pantallas berlinesas se realizó por separado –la primera parte en octubre de 1921 y la segunda al mes siguiente-.

Hechas estas puntualizaciones, lo cierto es que degustar el conjunto de DAS INDISCHE… pese a los inconvenientes que les quiera esgrimir, ofrece un extraño placer. De antemano conviene señalar que la versión May de este díptico, se encuentra por debajo de la complejidad ofrecida por Lang casi treinta años después, no solo en el trazado de sus personajes, sino también en la concepción escenográfica de la propuesta, que ofrece cambios de importancia en su propia base argumental. Pero esas motivaciones no deben impedirnos disfrutar de este colosal espectáculo, en el que se demostraba por un lado la fuerza de la industria cinematográfica alemana de aquellos tiempos, al tiempo que las inclinaciones temáticas y estéticas del tandem Lang – Von Harbou, en las cuales incidiría el primero en buena parte de su obra silente. Heredada tal premisa a las manos de May, este logra trasladar a un proyecto de enormes proporciones un alcance íntimo y misterioso, lleno de una belleza basada en la deslumbrante escenografía magnificada por su gigantismo, pero también presente en secuencias desarrolladas en interiores, de las cuales May extrae una concepción pictórica, ya que el conjunto de la magna producción aparece trufado de planos fijos –eso si, dominados por un elegante montaje-, y en ella apenas detecté un par de leves panorámicas –ambas dirigidas al personaje de la prometida del arquitecto inglés.

DAS INDISCHE… se inicia con un prólogo que describe la tradición y los poderes de los yogis hindúes. Una casta que rige sus comportamientos por una extrema resistencia y disciplina, y que les permite emerger de las comunes leyes de la naturaleza. Esa circunstancia favorecerá a que en su primera mitad, el marajá de Bengala (Conrad Weidt), envíe a uno de sus servidores –Rami (Bernhardt Goetzke)- al que ha salvado recuperándole de una experiencia extrema de resistencia, para que se traslade utilizando sus poderes hasta Inglaterra, con el objetivo de convencer al arquitecto Herbert Rowland (Olaf Fonss) a que acepte la oferta de su soberano, y se traslade de manera repentina a la India, ejecutando la obra magna del maharajá; la tumba de una princesa hindú que mantiene encerrada, al serle infiel por su romance con un oficial británico –MacCallen (Paul Richter)-, para enterrarla en vida en el momento en el que el monumento funerario concluya en su obra. Estos minutos iniciales destacarán por su clima misterioso y evocador, recurriendo May con presteza al uso de sobreimpresiones que servirán para hacer creíbles los poderes sobrenaturales de Rami. Este se materializará al instante desde la India a la residencia del arquitecto, y no cejará de maniobrar para evitar que este contacte con su prometida –Irene (Mia May)-, cortando el acceso telefónico con ella, o incluso facilitando un cierto sabotaje en el vehículo en el que Irene va a encontrarse con su novio, intuyendo que este vive algún apuro. El misterioso viaje de Herbert no impedirá que su prometida le siga sin saber a ciencia cierta hacia donde se dirige, aunque para ello cuente con la intuición femenina, que le acercará a las lujosas dependencias del enigmático gobernante. Llegados a este punto, DAS INDISCHE… describirá una riqueza escenográfica asombrosa, que tendrá su máximo punto de esplendor al visualizar la llegada a la pequeña isla en la que este alberga su impresionante palacio. En unos tiempos donde la digitalización y las más avanzadas técnicas pueden permitirlo prácticamente todo en la pantalla, la majestuosidad que esgrimen estos tan lejanos elementos de producción siguen manteniéndose incólumes.

Y lo son por que no se quedan como un mero soporte impresionable para los públicos de la época, ya que con todas las puerilidades que se puedan observar, la magia y el encanto de DAS INDISCHE… sigue vigente casi nueve décadas después de su realización. Con un tempo quizá algo premioso para los modos actuales, aunque comprensibles para una historia que se desarrolla en la India, el espectador –al tiempo que los dos personajes extranjeros, que no podrán verse entre sí aun residiendo ambos en las mismas dependencias-, va impregnándose de la extraña lógica impuesta por un contexto exótico y dominado por unas costumbres milenarias, en las que la lógica occidental queda ausente, y en su lugar se imponen incluso rasgos primitivos dominados por la crueldad, centrados ante todo en el comportamiento despótico esgrimido por la máxima autoridad del territorio. Dentro de dichas coordenadas, May alcanzará un tempo adecuado, en una película  a la que deben mucho títulos posteriores como THE  MASK OF FU MANCHU (La máscara de Fu-Manchú, 1932. Charles Brabin) y tantos otros. El gancho del pulp y el serial estará presente en esta película, que en su primera mitad irá conciliando una estructura de acciones paralelas –heredadas del estilo de Griffith- que poco a poco irán estrechando su presencia, hasta culminar en la conclusión de esa primera mitad –de más larga duración que la segunda- en la que sus personajes se verán sometidos a una situación in extremis. De especial importancia será, en este sentido, el personaje del joven MacCallan –encarnado con acierto por el joven Richter, que pocos años después interpretaría de forma rotunda al mítico protagonista de DIE NIBELUNGEN (Los Nibelungos, 1924. Fritz Lang, en su primera mitad)-, que curiosamente es descrito como un ser arrogante y bravucón, capaz de provocar el propio peligro en torno a su persona al alardear de la conquista amorosa mantenida con la princesa. Será esta una historia, base de todo el conflicto dramático del film, que será mostrada en un breve flash-back, incidiendo en esa  extraña estructura narrativa que esgrimirá una producción que centra sus objetivos en el solemne y al mismo tiempo atractivo de sus imágenes.

No cabe duda que DAS INDISCHE… apuesta por el alcance bizarro de algunos de sus momentos más atractivos, como manifiestan los instantes del sacrificio de MacCallan, o aquellos momentos en los que se muestra la fantasmagórica leprosería que se sitúa en uno de los laterales del palacio –un aspecto este que Lang supo desarrollar con superior densidad e incluso alcance terrorífico- en su remake de los años cincuenta-. Sin embargo, es probable que el episodio más remarcable de esta valiosa película, sea aquel en el que el arquitecto británico visita la cámara secreta en la que se reúnen todos los yogis vegetando en condiciones de extrema austeridad, siendo tocado por uno de ellos, que se encuentra totalmente enterrado salvo por su cabeza, contagiándole la lepra. Un instante de auténtica pesadilla, dentro de una película que ofrecerá unos fragmentos finales –aquellos que se desarrollan en un puente colgante-, que no dudo fueron una de las fuentes de inspiración al Steven Spielberg de la saga de Indiana Jones, y que servirán como preludio para la conclusión del metraje. Será una escena de ascendencia casi mística, en la que avistaremos la tumba ya construida, mientras el arquitecto y su novia contemplen al maharajá humillado ante su puerta en acción de penitente.

Sin dejar de reconocer la superior valía que demostró Lang al volver a acercarse a un material que él manejó en sus orígenes, y sin ser una de las cumbres de Joe May, no cabe duda que DAS INDISCHE GRABMAL… debería ser siempre evocada y situada dentro de cualquier antología del cine de aventuras silente.

Calificación: 3

3 comentarios

Hildy Johnson -

Gracias mil.
Esta semana sin falta me la compro.
Besos
Hildy

Juan Carlos Vizcaíno -

Hola, Hildy:

La figura de Joe May es una de las grandes olvidadas del cine alemán, sin duda eclipsada por la égida de un gigante como Lang. Verás que en el blog comento algunos títulos más suyos, algunos excelentes, pero te recomiendo encarecidamente que compres en DVD "ASFALTO", editada por Divisa en la colección "Órígenes del cine". Solo por esa película, May ya debería ocupar un lugar en la historia del cine silente alemán.

Un abrazo y gracias por seguir visitando este rinconcito lleno de celuloide y telarañas, jajaja

Juan Carlos

Hildy Johnson -

Gracias por el descubrimiento. No tenía en mi cabeza la figura de Joe May ni que Lang hubiese hecho varias veces su labor de guionista con él(y mira que me gusta Lang..., pero sólo conocía el díptico de los años cincuenta con él de director). ¿Qué fue luego de este director en Hollywood? Por lo poquito que he podido indagar he visto que realizó películas de terror, ¿estoy equivocada?¿Sabes si allí tuvo relación con Lang?

Mil gracias
Besos
Hildy