Blogia
CINEMA DE PERRA GORDA

DANGEROUS MISSION! (1954, Louis King) Nieves traidoras

DANGEROUS MISSION! (1954, Louis King) Nieves traidoras

Contaba Charles Bennett a Pat McGilligan en una entrevista inserta en el imprescindible libro Backstory, el desastre que supuso la puesta en marcha de DANGEROUS MISSION! (Nieves traidoras, 1954. Louis King), que Irvin Allen orquestó para una RKO ya en su periodo de decadencia. Aunque en el guión aparecieran nombres como W. R. Burnett, Horace McCaoy y el propio Bennett, que fue captado a última hora –según sus propias manifestaciones; Bennett no parecía ser un hombre en exceso modesto-, para intentar dar sentido a una historia que se les iba de las manos, y que el propio director consideraba encaminado a la hecatombe. Historias como estas han alentado la leyenda de Hollywood, sobre todo cuando a partir de un rodaje caótico y desastroso, han surgido films míticos –CASABLANCA (1942. Michael Curtiz) sería el ejemplo más recurrente-. Pero cierto es que en esta ocasión esa carencia de lógica, más bien cabría calificarla como la consecuencia un producto de serie B, en el que el atisbo de rutina deviene considerable, y contra la que no pueden los oficios del hermano del gran Henry King, más dotado en algunos títulos suyos que he podido contemplar, para tratar temáticas cercanas al mundo relajado y bucólico comunes a su propio hermano, siempre para la 20th Century Fox.

DANGEROUS MISSION! tiene, para su desgracia, el mayor grado de interés, en sus minutos iniciales, y también en los de conclusión. Cierto es que nos encontramos con un relato que apenas alcanza los setenta y cinco minutos de duración, y que sus aspiraciones no son muchas. En realidad, su nudo argumental se centra en la búsqueda por un lado y la protección por otro, de la joven Louise Graham (Piper Laurie) que ha sido testigo del asesinato de un líder mafioso a manos de un esbirro de un gang opositor, en la acción ejecutora de Johnny Yonkers (Kem Dibbs). Esta huirá hasta Canadá temerosa de ser asesinada, refugiándose en el Glacier National Park, en la frontera con Canadá. Conociendo el espectador la situación de partida, la acción pronto se focalizará en la llegada del misterioso Matt Hallett (Victor Mature) a dicho parque, del que muy pronto se nos hará notar que porta un arma –aspecto que detectarán los guardas del parque-, integrándose en la fauna humana que se encuentra en el hotel de dicho parque. En efecto, allí se encuentra Louise, acompañada de un sofisticado fotógrafo de un magazine –Paul Adams (Vincent Price)-, que galantea con esta, pero al mismo tiempo es deseada por la joven y hermosa hija de un indio que se encuentra buscado por un crimen. Este será el contexto en el que se desarrollará un relato que si destaca en algo es por el pobrísimo diseño de personajes, y por una acción que avanza a trompicones, detectándose en ella esa querencia por el cine de catástrofes, que constituirá su más conocido y discutible tinte de gloria en la aportación cinematográfica de su productor.

Pese a esa pobreza generalizada, lo cierto es que el inicio del film de King se inicia de manera muy atractiva. A la presencia de unos títulos de crédito con el fondo de rayos de tormenta, que parecen preludiar un film de terror, el film tendrá su apertura con una secuencia espléndida, planificando de manera muy atractiva el crimen sobre el que girará la acción. La manera con la que la víctima toca al piano una melodía, que pronto es combinada con el punto de vista del asesino mientras desciende los peldaños de la escalera al compás de la misma, hasta que culmina su encargo, siendo visto inesperadamente por Louise, supone un episodio de modélica ejecución, que tendrá su continuidad en la reunión que los responsables del crimen –brillante el detalle del asesino tocando la melodía que entonaba al piano el hombre que acaba de matar-. Allí, en un sillón de espaldas al público, tanto el asesino como su superior encargarán a un personaje que no veremos, la búsqueda y eliminación de la testigo que puede resultar peligrosa para sus intereses. La propia disposición de la secuencia, ya predispone al espectador avezado a desconfiar del hecho de situar a Hellet como el villano dispuesto a liquidar a la testigo. A partir de ese momento, el metraje de DANGEORUS MISSION! se consume en una sucesión de episodios y peripecias, algunas atractivas como la de la avalancha –debilidad que demuestra la temprana querencia del productor Allen por el cine de catástrofes-, otras más formularias como el incendio que unirá en su lucha a Hallet y Adams, hasta llegar al obligado desenmascaramiento de la auténtica personalidad de los dos principales personajes masculinos, llevándonos a un episodio final que logra elevar el sopor previo, desarrollado en el glacial, y en donde dentro de sus convencionalismos se logra alcanzar un cierto grado de tensión, entre el peligro que representa discurrir por esos macizos de hielo que esconden en su interior inmensas grietas capaces de engullir a cualquiera que por ellas se interponga.

Envuelta en todo momento en una sucesión de convencionalismos, desaprovechando el elemento de utilizar la figura del indio solo como un elemento casi turístico, con algunos instantes realmente percutantes –aquel en el que el padre de la joven india cae por un inmenso barranco tras los disparos recibidos, evitando con ello que su personaje sea resuelto con la necesaria complejidad-, lo cierto es que el film de Louis King adquiere con el paso de los años algunos aspectos que se tiñen de añoranza. Es algo que representa su pintura visual en ese Technicolor tan singular propio de la RKO de aquellos años en decadencia –aunque en su seno se encontrara el imponente díptico final de la obra langiana en USA-, la juventud y belleza de una juvenil Piper Laurie, los esfuerzos inútiles o la prestancia y capacidad de Vincent Price para resultar elegante o maléfico casi de un plano a otro –de destacar es la manera con la que se le entrega un revolver para resolver la eliminación drástica de Louise-. No es mucho el bagaje, pero la verdad es que la cosa no daba para más.

Calificación: 1’5

4 comentarios

vicente -

Buenas:

Descubro ahora tu blog, muy interesante, y te invito a echar un ojo a mi libro sobre cine de culto:

http://eutelequia.com/books/29.html

Y al zine que coordino:

http://vinaliaplan9espacio.blogspot.com/

Salud

Vicente Muñoz Álvarez
http://mividaenlapenumbra-vinaliatrippers.blogspot.com/

Juan Carlos Vizcaíno -

Lo cierto es que no se puede comparar al enorme talento de su hermano Henry, pero sí que es cierto que en algunas ocasiones dirigió algunas obras estimables, centradas sobre todo en el género "Americana"

Luna -

A mi es que me parece una serie B muy chusquera y poco acertada. King más que mediocre era paupérrimo siemper a la sombra de los grandes. Un saludo.

Emilio Luna
www.elantepenultimomohicano.com

Alfredo Alonso -

Louis King demostró ser un realizador mediocre. Filmes tan pobres como éste o Río de pólvora (1953) lo acreditan.

cineyarte