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CINEMA DE PERRA GORDA

Jeanot Szwarc

SOMEWHERE IN TIME (1980, Jeannot Szwarc) En algún lugar del tiempo

SOMEWHERE IN TIME (1980, Jeannot Szwarc) En algún lugar del tiempo

Película totalmente despreciada en el momento de su estreno, con el paso de los años SOMEWHERE IN TIME (En algún lugar del tiempo, 1980. Jeannot Szwarc) ha ido adquiriendo una especial consideración por parte de los amantes del cine fantástico. Hay razones para entender ambas posturas. En el primer apunte podríamos argüir que se trataba de una película totalmente anacrónica para el periodo en que fue rodada, y el propio hecho de estar firmada por un hombre tan poco distinguido como Jeannot Szwarc –entonces solo había dirigido JAWS II (Tiburón II, 1978) y años después haría lo propio con la olvidable SUPERGIRL (1984)-. Sin embargo, argumentos que hayan favorecido el relativo culto a esta película, no faltan. Desde su origen literario y guión a cargo del conocido escritor fantástico Richard Matheson, hasta el apoyo musical de John Barry, pasando por la propia simbiosis de romanticismo y fantastique que ofrecen sus fotogramas. Ya se sabe que este género es el que genera mitologías y veneraciones repentinas más acusadas y, por otro lado –y es una opinión muy personal-, el que ha posibilitado propuestas más valiosas por parte de realizadores poco habituales con sus perfiles genéricos.

En cualquier caso, personalmente considero SOMEWHERE… una película bastante simpática, agradable incluso, con algunos momentos y fragmentos inspirados, pero que al mismo tiempo acusa ciertas irregularidades y blanduras, y que no apura hasta sus últimas consecuencias las posibilidades de su planteamiento –por otra parte bastante clásico dentro de la variante genérica en que se inserta-.

Estamos en 1972. Ha finalizado con éxito la representación efectuada por un grupo universitario, de una obra escrita por el joven Richard Collier (Christopher Reeve). En la celebración posterior se acerca una misteriosa anciana que le entrega un reloj de oro, y le dice “vuelve junto a mí”. La acción avanza ocho años. Collier es ya un reconocido escritor teatral que se encuentra en crisis creativa, y decide realizar un viaje para despejarse. El trayecto le llevará a un antiguo y elegante hotel, que de forma paulatina le pondrá en contacto con la lejana imagen de Elise McKenna (Jane Seymour). Pronto descubrirá que se trataba de una prestigiosa actriz que vivió sus mayores éxitos décadas atrás, y que ya muy anciana fue quien le entregó aquel reloj años atrás, poco antes de que falleciera. De manera sutil, Richard se verá embriagado de los detalles que ligan a aquella en su momento bellísima mujer, teniendo la convicción de que ha de conocerla. Para ello llegará a plantearse la necesidad de realizar un viaje en el tiempo y retrotraerse a 1912. Pese a la aparente imposibilidad de cumplir este deseo, logrará finalmente llevarlo a cabo, entablando contacto con la actriz, que de alguna manera lo estaba esperando. Pese a sus reticencias iniciales y el acoso protector de su manager –William (Christopher Plummer)-, se desplegará una mutua atracción entre ambos que en pocas horas se transformará en verdadera pasión. Este amor se interrumpirá de forma dramática y solo podrá recuperarse –ya para siempre- con una decidida actitud de Richard.

Como antes señalaba, SOMEWHERE… es una película que resulta extraña en el momento en que se realizó, fundamentalmente por resultar un producto “retro”, cuando este tipo de ambientaciones cinematográficas ya no se estilaban. Es cierto, en aquellos años coexistieron otras magníficas películas con ambientación de época –BARRY LYNDON (1975. Stanley Kubrick), TESS (1979, Roman Polanski), THE FRENCH LIEUTENANT’S WOMAN (La mujer del teniente francés, 1981. Karel Reisz)-, pero no es menos evidente que utilizaban otros rasgos estéticos, opuestos al blando embellecimiento que caracterizó esta tendencia cinematográfica durante la primera mitad de los setenta.

El film de Szwarc posee el atractivo de un segmento inicial que describe con fluidez el progresivo acercamiento del protagonista a esa mujer que va a transformar su vida. Junto a él, el espectador se intriga con la insólita presencia de la elegante anciana -Susan French-, que le llevará a un intento de viaje al pasado para encontrarse con ella en su juventud. Y hay que reconocer que el planteamiento del desplazamiento en el tiempo está desarrollado con una gran lógica –algo no muy frecuente al tratar esta vertiente fantastique-. Una vez realizado este, es cuando la película acusa irregularidades y deficiencias, alternándolas con momentos indudablemente brillantes. En todo ello, el apoyo musical que ofrece la partitura de John Barry es determinante, logrando envolver con su melódico tema romántico, unas imágenes no siempre inspiradas. Pero entre ellas hay que destacar momentos como aquel en el que Elise confiesa sus sentimientos a Richard en medio de una representación teatral, mientras que en su defecto se observan debilidades -el innecesario reencuadre de la foto que realizan a la protagonista, para que el espectador advierta que se trata de la que ha contemplado el joven escritor en los minutos iniciales-, o lo poco definido que queda el personaje encarnado por Christopher Plumier, del que nunca se explican sus intuiciones casi sobrenaturales. Afortunadamente, SOMEWHERE… alcanza en sus minutos finales un pulso magnífico, con la estupenda formulación visual de su regreso al presente y el aliento trágico entremezclado de romanticismo que preside su conclusión final.

Queda claro que Jeannot Szwarc no es ni Frank Borzage ni William Dieterle. Tampoco el cine de finales de los setenta es el que practicaron estos grandes realizadores. Pese a esta referencia, es innegable que en los compases finales se alcanza una notable hondura que es justo destacar. Hondura a la que contribuirá de forma sorprendente el generalmente estólido Christopher Reeve. Nunca he apreciado a quien si encarnó con brillantez a Supermán, pero he de reconocer que compone con entrega su rol protagonista, y en esos momentos finales demuestra una gran fuerza, en los que quizá sean sus mejores instantes como intérprete cinematográfico, dejando escapar la vida de su personaje con verdadera intensidad y deseo interior.

Calificación: 2’5