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CINEMA DE PERRA GORDA

Mark Rappaport

ROCK HUDSON’S HOME MOVIES (1992, Mark Rappaport)

ROCK HUDSON’S HOME MOVIES (1992, Mark Rappaport)

Tenía noticia de que hace ya varios años, se presentó en diversos festivales alternativos un mitad documental, mitad análisis irónico, centrado en las implicaciones homosexuales existentes en la filmografía de Rock Hudson. Fue una mirada efectuada por Mark Rappaport –especialista en este tipo de productos-, que se ofrecía como irónico desmonte de una estrella hollywoodiense caracterizada por ser el prototipo de la masculinidad, aunque en su interior se cobijara una personalidad gay hoy día conocida por todos. Una opción sexual que tuvo que ocultar durante toda su carrera en la pantalla, aunque en los últimos años se vio obligado a hacerla pública, al ser la primera celebridad cinematográfica que falleció de SIDA en 1985.


Pero la recopilación efectuada por Rappaport, sin perder en ningún momento el tono irónico que le caracteriza, sabe hurgar en la personalidad del intérprete, que tiene en la pantalla un alter ego –de parecido físico bastante cuestionable con el actor- que no deja de tener su propia voz en toda la función, contrastando sus hipotéticas palabras con la irrealidad de héroe y macho que de él se presentaba en la pantalla. La verdad es que ROCK HUDSON’S HOME MOVIES (1992) resulta finalmente una atractiva aportación, a la que cabría reprochar el propio artificio de la presencia de ese joven que simula interpretar a Hudson, y por otra la baja calidad de buena parte de las imágenes elegidas para formar un compendio de los momentos fílmicos del actor. En ese terreno, justo es destacar que se encuentran los mayores atractivos de esta producción de poco más de una hora de metraje. Uno mostraba previamente sus reservas sobre esta apuesta, e incluso las primeras secuencias expuestas no nos van a llevar a ninguna conclusión.


Bien, lo cierto es que poco después la propuesta de Rappaport empieza a cobrar interés y hasta una cierta coherencia, cuando se analiza la extraña relación que mantienen los personajes encarnados por el propio protagonista y Otto Kruger en MAGNIFICENT OBSESSION (Obsesión, 1954. Douglas Sirk), en la que plantea –con argumentos bastante convincentes-, un trasunto de la propia situación de mecenazgo que Sirk brindó a la trayectoria profesional del intérprete. Para ello recurrirá a un buen número de imágenes de la película, en las que plasma gestos y actitudes excesivamente amistosas por parte de Kruger, proponiendo una relectura del film absolutamente delirante en apariencia pero aguda en su demostración.


A partir de ese capítulo, se desarrolla un repaso a la filmografía de Hudson en función de la lectura homoerótica de algunas de sus secuencias, marcando un especial hincapié en su vinculación a la comedia. Y dentro de ese capítulo destaca el análisis efectuado a sus personajes en MAN’S FAVORITE SPORT (Su juego favorito, 1964. Howard Hawks) y, en menor medida, STRANGE BEDFELLOWS (Habitación para dos, 1965. Melvin Frank), aunque alcanza una especial significación el irónico análisis de las tres comedias sexuales que protagonizó junto a Doris Day –PILLOW TALK (Confidencias a medianoche, 1959. Michael Gordon), LOVER COME BACK (Pijama para dos, 1961. Delbert Mann) y SEND ME NO FLOWERS (No me mandes flores, 1964. Norman Jewison)-, que fueron las que le consagraron como galán en el género. A través de sus aparentemente inocuas imágenes, se describen una serie de patologías de comportamiento, que bajo la mirada de Rappaport encierran una especie de cajas chinas en la “nuance” homosexual con un actor que simulaba una personalidad heterosexual dentro de comedias en las que fingía una personalidad gay.


Para finalizar, tres observaciones. La primera de ellas es resaltar las connotaciones homoeróticas que se ofrece en la relación de los personajes de Hudson y Burl Ives en un olvidado film de Robert Mulligan –THE SPIRAL ROAD (Camino de la jungla, 1962)-; el veterano intérprete ya había encarnado un rol de similares características en WIND ACROSS THE EVERGLADES (1958. Nicholas Ray). Por su parte y como reparo señalaría el mal estado de las copias de algunas de las imágenes seleccionadas y, finalmente, el poco acertado uso visual de la terrible conclusión de la estupenda SECONDS (Plan diabólico, 1966. John Frankenheimer), como un excesivamente histriónico cierre de esta finalmente curiosa propuesta de revisionismo cinematográfico.


Calificación: 2’5