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CINEMA DE PERRA GORDA

Spike Jonze

ADAPTATION (2002, Spike Jonze) Adaptación: el ladrón de orquídeas

ADAPTATION (2002, Spike Jonze) Adaptación: el ladrón de orquídeas

Creo que nadie puede negar que la aportación como guionista de Charlie Kauffman ha logrado concitar la atención de numerosos aficionados y, quizá de forma muy especial, de las generaciones más jóvenes. Aquellas que se acercan al medio cinematográfico con la pretensión de “descubrir” a toda costa como novedoso aquello que quizá… no lo es tanto. Siempre se dice que no hay nada más caduco que aquello que pretende ser moderno y algo de algo cabría atribuir a algunas de las propuestas emanadas por este enfant terrible de la escritura cinematográfica. Y es que si en su momento me sorprendió gratamente BEING JOHN MALKOVICH (1999) –primera de sus colaboraciones con el habitual director publicitario Spike Jonze-, ciertamente en este nuevo reencuentro de ambos ha supuesto para mi una tremenda decepción.

ADAPTATION (2002) –en España subrayada bajo el título ADAPTACIÓN: EL LADRÓN DE ORQUÍDEAS- encierra a mi juicio la enorme contradicción de quien en el fondo no tiene nada que decir, encubierto bajo la “pompa de jabón” de brindar algo definitivo. La película me pareció pedante, aburrida, una endogámica trompe d’oil caracterizada por su cargante narcisismo y, fundamentalmente, un film en el que en muy escasos momentos aparece esa frescura cinematográfica de la anteriormente señalada BEING JOHN MALKOVICH.

Nos encontramos desde los propios títulos de crédito con la expresión de las neurosis del propio Kauffman, encarnado por un a mi juicio insufrible Nicholas Cage –aceptable actor físico pero detestable intérprete “de registro”-, que al mismo tiempo encarna a su propio hermano Donald, aparentemente más centrado en su vertiente de guionista de thrillers. El discurrir del film se alterna con diferentes alteraciones espacio temporales encaminadas a ofrecer su “discurso”: la necesaria y consustancial evolución que sufre cualquier elemento de vida. Un mensaje vagamente metafísico que tiene su otro foco de atracción en la singladura paralela de Susan Orlean –obviamente, la autora del libro que sirve de base a la película real, encarnada en la pantalla por Meryl Streep- a la hora de escribir THE ORCHID THIEF (de ahí su apostilla en el título español) y su relación con el extraño personaje que sirvió de base a la misma, el extravagante John Laroche (Chris Cooper). A partir de ahí el –excesivo- metraje de ADAPTACIÓN no es más que una muestra onanista que puede engañar e incluso fascinar a más de uno, pero fundamentalmente se erige como una fatigosa y reiterativa sucesión de tópicos falsamente renovadores sobre la crisis del guionista / creador, subrayados fundamentalmente por una pobrísima puesta en escena de Spike Jonze que es la que, finalmente, decide la balanza a mi juicio en la mediocridad del film.

Con una planificación en la que apenas se vislumbra la sucesión de planos fijos junto con otros con cámara en mano, y en la que únicamente alcanzan algún destello ciertos rasgos en su montaje, ADAPTATION en el fondo es el ejemplo de la entrega absoluta al servicio de la vacuidad más evidente. Para ello no hay más que detenerse en la apresurada, torpe y decepcionante conclusión final del film, en la que parece que ya no hay nada más que “epatar” y lo que hasta entonces ha sido una pesadísima y pretenciosa nadería evoluciona hacia una acción sin interés alguno, concluyendo con ese sonrojante plano general de Los Angeles surcado por orquídeas que crecen.

Quizá la dureza de mis argumentos sea excesiva, pero no puedo ocultar mi irritación ante lo que a mi juicio resulta una soberana tomadura de pelo que ha embaucado a muchas personas en la pantalla. De ADAPTATION apenas retendría la labor de Meryl Streep –pese a la tendencia a los “numeritos” que proporciona alguna de las escenas de su personaje-, algunos ingeniosos detalles iniciales –es lógico- y la interesante lección que sobre los guiones cinematográficos brinda la secuencia del cursillo al que asiste Kauffman, unido a la secuencia posterior de confesión junto al veterano responsable de la disertación del mismo.

Muy poco para casi dos horas morosas, pesadas y arrítmicas. Para aquellos a los que este guión les haya podido parecer el colmo de la modernidad cinematográfica, tan solo les recomendaría que visionaran la excelente comedia de Richard Quine / George Axelrod ENCUENTRO EN PARÍS (Paris When is Sizzles, 1964). La suelo citar a menudo pero no deja de sorprenderme que algo que en su momento fue despreciado –y sigue siéndolo- sea infinitamente mas renovador y, fundamentalmente, más interesante en el celuloide, que esta pretenciosa tontería mal disfrazada de genialidad.

Calificación: 1