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CINEMA DE PERRA GORDA

Christopher McQuarrie

JACK REACHER (2012, Christopher McQuarrie) Jack Reacher

JACK REACHER (2012, Christopher McQuarrie) Jack Reacher

Es probable que sea una impresión muy personal, pero dentro del universo de las “estrellonas” que capitalizan el panorama hollywoodiense, creo que es en la figura del controvertido Tom Cruise, donde se pueden encontrar unos títulos más sólidos, al tiempo que más escorados al clasicismo cinematográfico y al cine de géneros. No son actualmente los que más éxitos de taquilla sobrellevan. Ni siquiera su acogida crítica es especialmente cálida. Por supuesto, ni concurren en festivales como los de sus compañeros de estrellato, sean estos Brad Pitt, Matt Damon, Leonardo DiCaprio o George Clooney. Cruise no va de liberal. Bastante tiene con sobrellevar el pecado original de ser cienciólogo, lo cual de entrada siempre va en detrimento suyo, en unas películas que actualmente ya no llegan a superar la barrera de los cien millones de dólares de recaudación. Quizá estas líneas puedan parecer una reivindicación de un intérprete que durante muchos años –por si a alguien le producía alguna duda- me ha provocado una constante grima. Sin embargo, he de reconocer que en los últimos años veo en Cruise ante todo una humildad a la hora de concebir los productos para su lucimiento –nadie puede dudar de ello, intentando dejar de lado que ha superado la barrera de la cincuentena; no faltan escenas en donde se le contempla con el torno desnudo-. En todo caso, me resulta bastante grato comprobar como ha decidido seguir el sendero de lo que en el Hollywood clásico se denominaba cine de géneros, brindando propuestas tan atractivas para la ciencia-ficción como OBLIVION (2013, Joseph Kosinski) –que da sopas con ondas a la paralela ELYSIUM (2013, Neil Blompkamp), protagonizada por Matt Damon- o, en este caso, JACK REACHER (2012), con la que el habitual guionista Christopher McQuarrie vuelve al terreno de la realización, doce años después de la muy atractiva pero en su momento ignorada THE WAY OF THE GUN (Secuestro infernal, 2000). Se trata en ambos ejemplos de policíacos que podrían entroncar con poca dificultad en los modos y rasgos existentes en el noir que se desarrolló durante la década de los sesenta.

Y es que, pese a la pasividad con la que ha sido recibida, JACK REAHCER transpira en sus mejores imágenes, los aromas de la herencia del cine de Don Siegel e incluso de algunas aportaciones de su discípulo Clint Eastwood dentro de dicho género. Adaptación de una de las novelas que Lee Chile –que realiza un curioso cameo como oficial de policía-, que tanta popularidad han adquirido entre los amantes del género, la película ofrece la presentación en la pantalla grande del personaje de Jack Reacher (Crusie), un antiguo oficial de investigación militar que ha realizado sus tareas en diversos y sórdidos conflictos bélicos, y que en los últimos años sobrelleva su espacio vital sin domicilio conocido, vagando en lugares que nadie conoce, viviendo de la pensión que le envía mensualmente el gobierno. Una extraña aura sirve para describir a un ser dominado por el escepticismo vital, que es presentado en el film con un cierto sentido de la sorpresa –es mostrado inicialmente de espaldas-, tras desarrollarse ante la pantalla, incluso durante los propios títulos de crédito, una magnífica set piece sin diálogo, describiendo con un extraordinario sentido del tempo cinematográfico, el asesinato de seis personas marcado por un pistolero del que no conocemos ni sus motivos ni su propia identidad… pero que muy pronto sabremos no es en absoluto a quien se acusa de dichos crímenes.

A partir de la deliberada ausencia de suspense a la hora de descubrir el asesino –aunque según nos introduzcamos en los vericuetos del relato, vayamos apreciando las implicaciones y giros del mismo-, el acusado –Barr (Joseph Sikora)- en el interrogatorio, escribe escuetamente que localicen al protagonista del film. Reacher es un hombre curtido y decepcionado de la vida, que ha adquirido en su peripecia vital una extraña sabiduría, basada ante todo en la capacidad de observación de seres que ha contemplado en las situaciones límite de aquellas odiseas bélicas a las que ha asistido. De ello se beneficia la composición del personaje, dotando al mismo de un soterrado sentido del humor, al cual Cruise contribuye con el carisma que genera en pantalla, y la presencia de unos magníficos diálogos, repletos de mordacidad, que por si solos proporcionan ya un importante atractivo a la función. Una propuesta policíaca que destaca por el excelente aprovechamiento del formato panorámico, que descansa en una planificación de corte clásico ¡bendito sea Dios! y que mantiene un constante interés en sus más de ciento treinta minutos de duración. Lo que en última instante proporciona a JACK REACHER de su condición de producto lleno de atractivo, es por un lado su humildad a la hora de asumir las constantes del producto policíaco de tintes artesanales, con una minuciosidad en su desarrollo y sentido de la progresión dramática. Sus imágenes apelan a la mejor destilería del género. La capacidad descriptiva de sus personajes y sus motivaciones está magníficamente dibujada por McQuarrie en su capacidad de guionista, al tiempo que expuesta en imágenes por un narrador de notables facultades, que sabe beber en las mejores fuentes del género. Esa capacidad de relato se extiende al conjunto de personajes, a esa extraña nuance que se establece entre el protagonista y la abogada del caso –Helen (Rosamund Pike)-, configurando una extraña relación que todos sabemos no va a poder tener continuidad, dada la extraña e individualista personalidad de Reacher. Resulta atractiva la ambigüedad que se va trazando en torno al fiscal, padre de Helen –Rodin (Richard Jenkins)-, ayudado por Emerson (David Oyelowo). Y en definitiva, adquiere un atractivo suplementario, por la presencia de un Werner Herzog en calidad de villano casi extremo en sus propósitos, o la de un Robert Duvall, con la que Cruise establece algunos de los instantes de mayor química en su sentido del humor.

JACK REACHER sabe como los buenos vinos, está modulada con el acierto de unas recetas de probada eficacia –por momentos me recordó a títulos como TWILIGHT (Al caer el sol, 1998, Robert Benton)-, pero al mismo tiempo no reniega de su condición de producto de su tiempo, revelando una mirada casi existencial sobre la condición humana, en la que el sentido de la justicia o los vericuetos de la maldad, alcanzan perfiles temibles, por complementarios. Caracterizado por un impecable sentido de la progresión, alternando el estudio de caracteres con estupendas secuencias de acción, y no cayendo en ningún momento en los tics visuales que asolan el cine policíaco en los últimos años. Al mismo tiempo, el sentido visual de McQuarrie lo revela como un hombre muy a tener en cuenta dentro de la nómina de valores existentes en el cine norteamericano. El hecho de que Cruise lo haya elegido para dirigir la quinta película de la serie MISSION: IMPOSSIBLE, de entrada revela la inteligencia del intérprete, y al mismo tiempo asegura que el talento como mettre en scène de su artífice, no va tener que esperar otra docena de años para poder ser apreciado por los espectadores.

Calificación: 3