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CINEMA DE PERRA GORDA

Jaime Chávarri

BESOS PARA TODOS (2000, Jaime Chávarri)

BESOS PARA TODOS (2000, Jaime Chávarri)

Pese a no haber sido un especial seguidor de la trayectoria de ese lujoso artesano que es Jaime Chavarri, no resulta muy difícil establecer en BESOS PARA TODOS (2000), una consecuencia del éxito de taquilla adquirido previamente por otros títulos del realizador, como LAS BICICLETAS SON PARA EL VERANO (1984) o LAS COSAS DEL QUERER (1989). De ambos retoma el gusto por ambientaciones en periodos más o menos cercanos, mientras que de la segunda recupera además el agradecido mundo de las folklóricas, aunque bien es cierto que en esta ocasión esta adquiere un tinte secundario en la historia. Nada tiene de malo en sí mismo que se opte por reiterar cualquier éxito comercial, amparándose en un modelo preexistente -hay numerosos ejemplos que avalan la eficacia de una nueva apuesta-, pero creo que en este caso el resultado deviene finalmente fallido.

BESOS PARA TODOS transcurre en el Cádiz de 1965. Hasta allí se han desplazado tres jóvenes estudiantes de medicina, que comparten un confortable chalet alquilado entre ambos. Los estudiantes son Alfonso (Roberto Hoyas), caprichoso sobrino del gobernador civil de la provincia, Ramón (Eloy Azorín), un muchacho tímido e introvertido, y Nicolás (Iñaki Font) más extrovertido y alocado. Ambos frecuentan de noche el club nocturno Pay-Pay, logrando que dos de sus bailarinas se trasladen al chalet de los estudiantes. Ese será el catalizador del despertar sexual de estos jóvenes, especialmente en el caso de Ramón con Vicky (Emma Suárez), inicialmente ligada a Alfonso. A partir de este detonante, se desarrollará una crónica que tiene mucho –a mi juicio demasiado- de nostálgica, y sobre la que discurrirá con no demasiada incidencia la presencia represora del franquismo entre los estudiantes, sus tímidos pinitos asamblearios, la moral castrante impuesta por el nacionalcatolicismo y el poder liberador que producía la influencia de la música, prácticamente el único punto de contacto con el exterior. Y sobre ello el reflejo del mar –curiosamente también protagonista de la única película dirigida por Manolo Matji, autor de la idea del film de Chavarri-, que será el lugar donde se expresarán los recuerdos que para el trío de estudiantes supondrán estas experiencias amorosas de juventud.

BESOS PARA TODOS es un film amable, demasiado amable me atrevería a señalar, y de cuya blandura se resiente un producto disperso y demasiado contemplativo, que solo en su último tercio llega realmente a interesar. Y uno de sus flancos más débiles se encuentra en esa ambientación colorista tan embellecedora y poco creíble, que ha resultado uno de los peores defectos que ha acompañado el cine de Chavarri desde la ya citada LAS BICICLETAS… y, en conjunto, el cine español de los últimos tiempos –un ejemplo ilustrativo podría ser la, con todo, apreciable AMANTES (1991) de Vicente Aranda-. Esa obsesión por rodar en escenarios inmaculados, un vestuario recién sacado del armario, unos peinados relucientes –y en donde hasta los billetes de mil pesetas que aparecen, dan la impresión de estar recién sacados de la imprenta-, que resultaba admisible en el cine de Hollywood, por mucho que se quiera carece de credibilidad en nuestra cinematografía, máxime al recrear periodos más o menos cercanos, de los que se ha establecido un referente visual muy marcado y, por supuesto, menos tutti frutti que el mostrado en el título que comentamos, incapaz asimismo que trascender dichas limitaciones con una puesta en escena vigorosa.

Si a ello unimos el desaprovechamiento de personajes secundarios, que se pierden dispersos en la historia, lo estereotipado y caricaturesco de otros –el cancerbero franquista que encarna Luis Tosar- y la pobre ambientación del día del perdón ¿para qué alardear durante el resto de la película de un look tan glamouroso?, lo cierto es que el resultado final se resiente notablemente, quedando como una intentona “a la española” de comedias juveniles como GREASE (Brillantina, 1978. Randall Kleiser). De todos modos, no todo resulta negativo en BESOS PARA TODOS. Hay una buena dirección de jóvenes talentos –para mi el mejor de todos ellos es Pilar López de Ayala, ofreciendo entrega a su poco desarrollado personaje-. Chavarri filma con oficio, y reslta muy divertida la intervención de la madame y cantante Maruja de Montijo (excelente Mónica Cano), con matiz lésbico incluido. Pero dentro de un relato finalmente tan convencional y complaciente como el que se nos muestra, hay una secuencia que revela las desaprovechadas posibilidades dramáticas que podría haber planteado su material de base. Me estoy refiriendo, por supuesto, a la de la despedida final de Ramón y Vicky en el tren. Que pena que para encontrar unos instantes de verdad cinematográfica, se haya tenido que asistir a un insustancial y ocasionalmente agradable desfile de obviedades sobre despertares sexuales, eso si, Made in Spain.

Calificación: 1’5