Blogia
CINEMA DE PERRA GORDA

Joe Wright

ATONEMENT (2007, Joe Wright) Expiación

ATONEMENT (2007, Joe Wright) Expiación

Sobrecargada de premios y distinciones, y epígono muy pronto relevado de la irrefrenable tendencia a la qualité, desarrollada esencialmente en el contexto del cine británico y por lo general apoyada en terreno estadounidense, lo cierto es que muy pronto el paso del tiempo condenará al justo olvido esta pretenciosa y olvidable ATONEMENT (Expiación, 2007) segunda de las películas filmadas por el londinense Joe Wright, tras su previa experiencia en el formato televisivo. Bajo mi punto de vista –y por encima del artefacto con pretensión de sofisticación que sostiene la propuesta-, nos encontramos ante una película tan limitada en su alcance como la previa PRIDE & PREJUDICE (Orgullo y prejuicio, 2005), tan encorsetada dramáticamente como dicho precedente y tan ausente de vida cinematográfica como aquella adaptación de la novelista Jane Austen. Quizá, justo sea reconocerlo, asistamos a una apuesta que busque una mayor intencionalidad visual, pero por el contrario, deviene más pretenciosa que el título al que sucedió en su filmografía. Y es que ATONEMENT es una película hueca, estéril en su pretendida complejidad, simplista en su intento de plasmar unos enfrentamientos de clase consustanciales a cualquier planteamiento que refleje la sociedad británica, y al que algunos atractivos tour de force –centrados específicamente en la secuencia desarrollada en Dunkerke-, no evitan que en casi todo momento sintamos muy de cerca esa sensación de que nos están dando “gato por liebre”.

 

ATONEMENT inicia su singladura dramática en la Inglaterra de 1935. En el contexto de la aristocrática familia Tallis se encuentra al servicio la familia encabezada por la veterana sirviente Grace Turner (una contenida Brenda Brethyn). Su hijo Robbie (James McAvoy) es un joven sensible pero al mismo tiempo impulsivo, deseoso de orillar las limitaciones que imponen su origen humilde, y que sobrelleva una extraña sensación de amor – odio con la joven Cecilia Tallis, hija mayor de los titulares de la hacienda, que finalmente descargarán la pulsión acumulada. Sin embargo, ambos no cuentan que sus pasos son seguidos muy de cerca por la hermana menor de Cecilia –Brioni (Saoirse Ronan)- secretamente enamorada de Robbie. Como testigo de los devaneos amorosos de estos, finalmente proporcionará un elemento de falsedad que llevará a la acusación del muchacho de la violación de una joven que se encontraba en una cena en la mansión de los Tallis. Siendo este detenido de manera dramática, la acción se trasladará a la Francia de 1939, donde nuestro protagonista combate en el ejército británico contra la ocupación francesa por parte de los nazis. Será esta una elección formulada al objeto de poder quedar en libertad, sin impedir el reencuentro con su amada Cecilia, que siempre ha estado de su parte desde la distancia. Al mismo tiempo, Brioni ha madurado en su personalidad y, al igual que su hermana, trabaja de enfermera dentro del conflicto bélico, arrepintiéndose de su falsa acusación aunque sin recibir el perdón por parte de los implicados. La guerra acentuará su crudeza, al tiempo que la pasión de los dos amantes se mantendrá incólume. Sin embargo, la realidad en un momento determinado se enfrentará a un sentimiento compartido que se revela contrario a asumir un tinte trágico.

 

El film de Wright podría establecerse como una heredera –desaventajada-, de una tendencia que desde hace décadas ha marcado el cine británico, centrada en la actualización de ciertos perfiles del melodrama clásico combinando en su seno el contraste de épocas. Es algo que podría tener su ejemplo en un título magnífico –y curiosamente en su momento tan controvertido- como THE FRENCH LIEUTENANT WOMAN (La mujer del teniente francés, 1981. Karel Reisz), o por poner un ejemplo más cercano en la igualmente menospreciada POSSESSION (Posesión, 2002. Neil LaBute). Aunque su propuesta siga dicha estela, lo cierto es que a mi modo de ver ATONEMENT se queda en una pura pompa de jabón, formalista y hueca, en la que hay muy poco cine y escasa inflexión dramática, pareciendo una pura y simple sucesión de “bonitas” estampitas de época y contrastada y enfática iluminación. Todo ello trufado de esa artificiosa introducción de combinación temporal, de énfasis demiúrgico, extraído de la novela de Ian McEwan, y traslado como guión cinematográfico por el tan prestigiado como el frecuentemente molesto Christopher Hampton. Personalmente, la incidencia en dichos saltos temporales –unido a ese recurso del sonido de las máquinas de escribir, que se encuentran presente igualmente en los momentos iniciales descriptivos de la inquietud creadora de la pequeña Brioni-, inducen a cualquier espectador a pensar que por encima del recorrido pasional del film, se encuentra una relectura más o menos “ingeniosa”. Será algo que se reserve en los minutos finales –representado en el personaje encarnado por una excelente Vanessa Redgrave-, plantee un alcance más o menos transgresor de las incidencias previamente contempladas. Nada habría que objetar a dicha elección formal –que no voy a revelar por respeto a quienes no hayan contemplado el film-, si tras la misma –tal y como sucedía en los dos ejemplos planteados previamente-, hubiera un trabajo atractivo de puesta en escena. Una tarea que hubiera permitido extraer la pulsión amorosa de los dos protagonistas, el comportamiento de la pequeña hermana pequeña –en el que se intuye una frustración emocional propia de su condición-, o la propia rebeldía de Robbie a partir de sus modestos orígenes. Todo estas posibilidades quedan casi por completo diluidas en una sucesión de peripecias que, o bien no prenden por su convencionalismo o frialdad, o devienen casi insoportables en su embellecimiento y esteticismo.

 

ATONEMENT recibió una catarata de nominaciones a los Oscars 2007, así como el premio de la Academia Británica al mejor film de dicho año. Superficiales y ruidosos fastos para una película que muy pronto, yo diría que ya, se ha sumergido en las aguas de un justo olvido. Cierto. McAvoy y la Knightley desprenden cierta química, y su banda sonora se integra en la función… Pero poco más, aparte de bellos paisajes y atrocidades bélicas.

 

Calificación: 1’5