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CINEMA DE PERRA GORDA

CARRIE (1952, William Wyler) Carrie

CARRIE (1952, William Wyler) Carrie

Es curioso destacar como a la hora de citar los melodramas más famosos y reconocidos firmados por William Wyler –y siempre dejando de lado el lugar que ocupa su obra cumbre: THE BEST YEARS OF OUR LIVES (Los mejores años de nuestra vida, 1946)- la evocación venga dada fundamentalmente en la trilogía protagonizada por Bette Davis –por más que en líneas generales no hayan suscitado jamás en mí grandes entusiasmos-. Se cita en ocasiones la brillante THE HEIRESS (La heredera, 1949), e incluso la más cercana y hoy día algo envejecida THE COLLECTOR (El coleccionista, 1965). Pero en esta serie de referencias nunca se hace mención al que, a la postre, resulta uno de los títulos más solventes de su filmografía, y que al mismo tiempo es muestra evidente de las posibilidades y limitaciones que Wyler podía atesorar en su experiencia profesional. Me estoy refiriendo a CARRIE (1952).

Adaptación de la controvertida y revulsiva novela de Theodore Dreiser Sister Carrie –probablemente producida en el seno de la Paramount debido al inmenso éxito logrado en dicho estudio con la reciente adaptación del mismo escritor A PLACE IN THE SUN (Un lugar en el sol, 1951. George Stevens)-, destaca en todo su desarrollo por el determinismo que ofrecen las diferencias de clase. Sin duda, algo que en su momento –junto con el planteamiento de enamoramiento de un hombre casado- fue objeto de una mirada recelosa. De hecho, la película fue objeto de polémica y quizá ese handicap fuera el que imposibilitara un éxito comercial y crítico de la misma. Afortunadamente, su cercana edición en DVD –donde se incluye una secuencia que fue censurada en su exhibición en las pantallas norteamericanas- servirá de alguna manera para facilitar el reconocimiento de sus cualidades ante las nuevas generaciones de aficionados.

CARRIE nos relata el viaje de Carrie Meeber (Jennifer Jones), joven muchacha que se trasladará hasta la ciudad de Chicago con la esperanza de lograr un futuro próspero. Momentáneamente se hospedará en casa de su hermana y trabajará fugazmente en una fábrica de calzado, donde muy pronto será despedida. Pese a este revés, rapidamente recibirá el apoyo de un viajante –Charles Drouet (Eddie Albert)-, permitiendo incluso compartir su vivienda. Agradecida por ello y pese a no amarlo, Carrie le será fiel, hasta que aparecerá en escena George Hurstwood (Lawrence Olivier), un elegante y distinguido propietario de un restaurante. El amor es inevitable entre ellos ya desde los pocos encuentros que ambos mantienen y sin que ella haya descubierto que este es un hombre casado y con dos hijos. Cuando el problema se plantee con la esposa de Hurstwood, este finalmente decidirá abandonar su entorno familiar y huir hasta Nueva York con Carrie en la búsqueda de una oportunidad para la felicidad –que no ha tenido con su esposa pese a su estabilidad económica y social-. Pese a sus recelos, la sinceridad en el amor que le profesa, llevará a Carrie a aceptar la propuesta e inicialmente ambos llevarán una vida lujosa, sin que ella sepa que George se ha llevado una buena cantidad de dólares de su socio, motivo por el cual un investigador le llevará a devolverlo.

Ello será el inicio de una vida austera y de carácter obrero, y la espiral en la progresiva degradación de la personalidad de Hurstwood, que conserva el estigma del robo del dinero y su imposibilidad de integrarse en los ambientes obreros. Por su parte, Carrie –que llega a perder un hijo del que estaba embarazada-, logrará con su juventud ir ascendiendo en el mundo del teatro ligero, llegándose a separar sus destinos... hasta que tiempo después, las dramáticas circunstancias que vive George le lleven a un fugaz encuentro con la que aún es su esposa.

A la hora de valorar los aciertos de CARRIE, es innegable señalar que desde el primer momento se detecta un esfuerzo en el diseño de producción del film. Desde una excelente fotografía en blanco y negro de Victor Milner –que quizá busca el efecto de parecer retrotraernos a la imaginería del cine de décadas atrás-, hasta una ambientación cuidada, creíble y llena de vida –tanto en la descripción de ambientes opulentos como en los entornos más humildes-, lo cierto es que su resultado en esta vertiente responde a las mejores muestras que este estudio ofreció en aquellos años cincuenta.En cualquier caso, creo que Wyler logró elevar el nivel de las enfáticas películas que iría realizando en aquella época –DETECTIVE STORY (Brigada 21, 1951), THE DESPERATE HOURS   (Horas desesperadas, 1955)-, pero al menos supo jugar sobre seguro al contar con unos materiales de primera categoría. El ya veterano realizador seguiría con su querencia con las escaleras para desarrollar en esta momentos de especial dramatismo; el uso de la profundidad de campo dramática y elevando en pocas ocasiones el nivel de una puesta en escena eficaz y funcional –una brillante excepción sería el complejo plano de grúa que finalizará mostrando el receptáculo del miserable albergue, donde George descansa convertido ya en un mendigo enfermo-. Curiosamente, la ausencia de estilo del film, si bien impide que este pueda alcanzar cotas superiores, si que permite al menos para destacar la conjunción de talentos y referentes literarios, bien utilizados por el director americano.Pero es indudable que los dos grandes aliados con que cuenta CARRIE, son por un lado la fuerza que imprime su banda sonora –a cargo de David Raksin-, que logra transmitir, expresar y completar el retrato psicológico de los sentimientos de sus personajes, como muy pocos compositores han sabido ejecutar. Y el otro puntal de la película es, que duda cabe, la aportación de un supremo Lawrence Olivier encarnando con una entrega total al atormentado y finalmente humillado personaje de Hurstwood. Su sensibilidad, elegancia y porte inicial, las debilidades que se plantean cuando se rinde ante el hechizo de Carrie, la inadecuación ante un entorno que no le corresponde por cultura y educación –sus inútiles maneras en el destartalado restaurante de poca monta del que es despedido-, el derrumbe moral que sabe expresar con su mirada y su expresión corporal, certifican uno de los trabajos más memorables y poco reconocidos del gran actor británico.

A su lado, la esforzada labor de Jennifer Jones queda en un segundo término, mientras que resulta hasta casi paródica la de Eddie Albert. Y es que pese a una conclusión un tanto arquetípica –esa salida repentina de Carrie que permite que su aún esposo la abandone definitivamente se me antoja una argucia de guión demasiado simple-, lo cierto es que CARRIE debe ser reconsiderada y situada como una destacada muestra del melodrama cinematográfico de Hollywood en la primera mitad de los años 50.

Calificación: 3

 

 

1 comentario

santi -

he de decir que mas alla que carrie sea o no una buena peli , yo me detengo en laurence olivier , no recuerdo ni una sola interpretacion mediocre de este hombre, jamas se le ha reconocido su enorme valia , es posiblemente uno de los mas grandes actores de siempre , hay otros que con mas nombre , frecuentemente estan mejor tratados
en cuanto a carrie , olivier el solito quizas hace que la peli sea buena , y ella como siempre sosa y inexpresiva aunque quizas en el zenit de su belleza
por cierto incomprensiblemente parece que ahora willian wyler ha pasado a ser olvidado , y mi pregunta es por que? un cineasta brillantisimo y con un puñado de obras maestras no debe ser nunca olvidado por los aficionados al genero.