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CINEMA DE PERRA GORDA

OUTSIDE THE LAW (1921, Tod Browning) Fuera de la ley

OUTSIDE THE LAW (1921, Tod Browning) Fuera de la ley

Según uno se va acercando a la filmografía de Tod Browning, va apreciando en ella una indiscutible personalidad, un singular internamiento en el terreno de lo “bizarro” –que se manifiesta en esa exacerbada desmesura de lo melodramático- y también –y eso es algo que no se suele mencionar en exceso a la hora de valorar su trayectoria-, la manifiesta irregularidad de sus películas –incluso las más valiosas, con la excepción de esa genialidad llamada FREAKS (La parada de los monstruos, 1932) que vale por sí sola para asegurar una lugar en el olimpo del cine a su autor-. En ocasiones he tenido la impresión de que Browning era un director extraordinario a la hora de expresar sensaciones extremas, pero que se acomodaba de forma desigual al seguir un argumento de forma más o menos convencional. Esa circunstancia, y la teatralidad o insuficiencia de bastantes de los argumentos que rodó, me transmiten esa sensación.

Y algo de ello se produce –aunque se trate de una película incluida en el cine mudo al que aportó títulos brillantes, tanto entre los que he contemplado como en varios otros de los que solo puedo hablar por referencias- en OUTSIDE THE LAW (Fuera de la ley, 1921), un argumento del propio Browning que llevó de nuevo a la pantalla ya dentro del sonoro en 1930, y que hoy día queda como un ligeramente polvoriento argumento policíaco revestido de moralina, dentro de las producciones que en aquellos años filmó para la incipiente Universal. Se trata de una historia escorada hacia el folletín, en la que se entremezclan una ambientación exótica propia de un entorno oriental, y cuenta con la presencia de Lon Chaney en un doble papel –entre ellos el del malvado gangster Black Mike Sylva, que será vencido al finalizar la película-. Y todo ello al servicio de Priscilla Lane, una apática y escasamente carismática actriz para la que Browning dirigió varias películas de similares características.

Pero hablábamos de irregularidad en su cine, y ello conlleva también en este caso elementos bastante positivos, que tienen una clara manifestación en los fragmentos iniciales del film, en donde se describe con un considerable dinamismo el ambiente del barrio chino de San Francisco. Se ofrece en una considerable escenografía y su consustancial sentido de lo siniestro, incidiendo en esa vertiente ya entonces tan propia del cine de su autor, y que con el paso del tiempo sería uno de sus más importantes rasgos de estilo.

En este contexto se registrará la detención de Silent Madden (Ralph Lewis), el padre de Molly (la Lane), un hombre de turbio pasado recuperado para la vida honesta de la mano del viejo pensador de las tesis pacifistas de Confucio –Chang Lo (E. Alyn Warren)-, cuyo libro de pensamientos es lo primero que aparece en la película. La trampa ha sido tendida por el malvado Black Mike, que ha logrado que acusen falsamente a Madden de asesinato por medio del tiroteo que ha provocado deliberadamente. Resentida por la injusta encarcelación, su hija repudiará la actitud contemplativa del viejo pensador chino que compartía con su padre, y se encaminará a un robo de joyas ayudada por Dapper Bill (Wheeler Oakman), que al mismo tiempo ha sido aleccionado por Black.

No obstante, el joven se mostrará sincero ante Molly y le relatará el plan urdido, escondiéndose ambos tras ejecutar el robo para lograr que el gangster se delate en la búsqueda del botín. En este periodo ambos jóvenes sufrirán el acoso de la policía, pero de forma paralela su relación irá estrechándose hasta que puedan contraatacar al malvado que encarna Chaney cuando finalmente los encuentre y acuda a alcanzar el botín, logrando que los agentes del orden lo capturen y finalmente lograr la liberación del padre de la muchacha.

Todo ello se producirá, en líneas generales, atendiendo en sus mejores momentos a las enseñanzas e influencias técnicas heredadas de Griffith. Es por eso que la planificación es ajustada y está llena de ritmo, logrando ese fragmento inicial lleno de atractivo que logra atraer el interés del espectador. Cierto es que en su bloque central la película se estanca, precisamente en aquellos fragmentos en los que los dos jóvenes se encuentran recluidos en su apartamento. En los mismos, y aún lamentando el escaso atractivo demostrado por la protagonista en la pantalla, pese a todo se logra reflejar una cierta claustrofobia, sus sentimientos y diferentes formas de enfrentarse a la situación, introduciendo el personaje de un niño vecino que primero se encariñará con Dapper Hill, y posteriormente con Molly –en una excelente, divertida y dinámica secuencia melodramática-, logrando con su presencia “airear” unos instantes de peligrosa tendencia a la teatralidad.

Con la visita de Black Mike al apartamento para apoderarse de las joyas, OUTSIDE THE LAW recupera esa tensión que la había definido en sus minutos iniciales -además de evidenciar las malas condiciones de conservación de la película-, culminando de forma tan simple y moralista como llena de ritmo, una pequeña pero en ocasiones vibrante intriga policíaca de resabios folletinescos, lograda atmósfera y espléndida escenografía, en la que no faltan incluso ciertos planos descriptivos exteriores de San Francisco, insertados con gran frescura.

 

Calificación: 2’5

1 comentario

Dario -

Para felicitar por esta amplia monografía y resaltar la presencia de ese oscuro E. Alyn Warren, que hizo de oriental en cuantas películas pero también de judío polaco en THE BELLS y comisionado de policía en DEVIL-DOLL...

Saludos