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CINEMA DE PERRA GORDA

THE PAJAMA GAME (1957, Stanley Donen & George Abbott)

THE PAJAMA GAME (1957, Stanley Donen & George Abbott)

Poco tiempo después de haber realizado junto a Gene Kelly la excelente IT’S ALWAYS FAIR WEATHER (Siempre hace buen tiempo, 1955) –que siempre he considerado la mejor de la tres colaboraciones entre ambos directores, aunque sea con mucho la menos considerada-, Stanley Donen acometió la realización de dos musicales en el seno de la Warner que firmó junto al veterano George Abbott. En los dos casos se trataba de la adaptación cinematográfica de grandes éxitos de Broadway, retomando para ello buena parte de los elementos que les proporcionaron su éxito en los escenarios newyorkinos –no solo los libretos, sino sus intérpretes secundarios y los elementos coreográficos provenientes de un Bob Fosse que ya comenzaba a destacar en el panorama del musical.

Ambos títulos fueron realmente dirigidos en solitario por Donen, que fue quien propuso al veterano Abbott figurar junto a él en los créditos como realizador, en razón a su veteranía e implicación en los proyectos fundamentalmente a nivel de producción. Los dos títulos fueron recreados en la pantalla entre 1957 y 1958, siendo el primero de ellos THE PAJAMA GAME y el inmediatamente posterior DAMN YANKEES. Aunque ambos tienen un notable prestigio en la andadura del musical norteamericano, no me parecen ni de lejos títulos especialmente destacables en la configuración de un género que, cierto es, goza de un gran predicamento en el público USA. En el caso de DAMN YANKEES, más allá de prefigurar el tratamiento de una temática mefistofélica que volvería a tratar en la excelente e infravalorada BEDAZZLED (1967), Stanley Donen no pudo salvar una considerable teatralidad y pesadez, que cierto es resulta algo más mitigada en el ejemplo previo de THE PAJAMA GAME. Sin embargo, y siendo un gran admirador del cine de Donen –otro director que no parece contar en nuestros tiempos con muchos seguidores-, al contemplar la mencionada THE PAJAMA... he sentido una cierta decepción. Es cierto que nos encontramos con una película que al menos aporta una temática inusual no solo en el musical, sino en el propio conjunto del cine norteamericano de la época. Era poco habitual entonces encontrar una película que tratara sobre la huelga en una fábrica –no conviene olvidar los conflictos que se produjeron pocos años antes con la estupenda SALT OF THE HEARTH (La sal de la tierra, 1954. Herbert J. Biberman)-. En esta ocasión, la acción se centra en la fábrica de pijamas Sleeptite”, cuyos empleados se encuentran en lucha de cara a lograr un aumento de siete centavos y medio en sus emolumentos salariales. Para controlar la producción, el patrón de la fábrica contrata al joven Sid Sorokin (John Raitt), en calidad de supervisor de la misma. Pero este muy pronto se sentirá atraído a la líder sindical “Babe” Williams (Doris Day). Entre ellos se establecerá el conflicto de una relación sentimental, contrastada por la oposición en la defensa de intereses contrapuestos. Finalmente, la lógica, la astucia, y el descubrimiento de ciertas actitudes poco éticas por parte del dueño de la factoría, facilitarán la resolución del problema, dejando también libre el camino al amor.

No se puede decir que el argumento que presenta el film de Donen y Abbott sea un prodigio de originalidad. Queda claro, que no supone más que el pretexto para elaborar una comedia musical que en su momento pudiera proponer unos entornos más o menos atractivos para poder desarrollar la trama y –sobre todo- los números musicales. Al referirme a todo ello, lógicamente lo hago en el momento de la creación del original escénico, ya que lo cierto es que su adaptación para la gran pantalla logra expandir la teatralidad de la propuesta, destacando por el uso de exteriores, un excelente tratamiento del color –magnífica la fotografía de Harry Stradling- y por combinar en su conjunto la experta mano de Stanley Donen a la hora de filmar los números musicales con planos largos caracterizados por sus impetuosos reencuadres, con el vigor de las coreografías de Bob Fosse –en este caso también más acertado que en la posterior DAMN YANKEES-. Esa curiosa dicotomía proporciona a la película un aire característico, aunque lo cierto es que el mundo coreográfico de Fosse se revela hoy día tan personal como limitado –vestuarios con colores pastel, números montados utilizando la profundidad de campo, un destacable dinamismo en los bailes y estilización en los cuerpos de los danzantes-. En esta ocasión incluso fuerza a la escenificación cinematográfica de algún número que en realidad no aporta nada al conjunto de la película –me refiero, por ejemplo, al que ofrecen unos bailarines con traje negro y bombín, tras la celebración de una asamblea-. A ello podemos añadir la espantosa presencia del cantarín protagonista heredado de la escena musical de Broadway –consciente de ello, Donen renuncia a filmarle ningún primer plano-, que logra el milagro de aparecer discreta y dinámica a Doris Day. Incorporemos también en el cómputo de lo negativo, lo apresurado y escasamente atractivo de su final –amen de lo kitsch que resulta el breve desfile de modelos de pijamas-.

Esta acumulación de elementos en contra, no pueden pese a todo eliminar el cierto placer que proporcionan algunos fragmentos de la película, o la belleza de planificación, cromatismo y montaje del magnífico número del picnic de los empleados de la fábrica, dentro de unos modos en este tipo de musicales que lograban entremezclarse con la nueva comedia norteamericana –y que ya se había manifestado previamente en la brillante MY SISTER EILEEN (Mi hermana Elena, 1955. Richard Quine, también con coreografía de Fosse)-. En este ejemplo concreto, nos situamos en una película en la que Donen aún no se había introducido plenamente en esa tendencia, y que, muy poco después, sí que sabría aplicar en la estupenda FUNNY FACE (Una cara con ángel, 1957). Sería el comienzo de una vertiente que le llevaría, bajo mi punto de vista, a convertirse en uno de los más grandes representantes de la comedia en los años posteriores, pero de la que este THE PAJAMA GAME, se queda algo lejos de configurarlo con precisión.

Calificación: 2’5

 

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