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CINEMA DE PERRA GORDA

EDGE OF DARKNESS (1943, Lewis Milestone)

EDGE OF DARKNESS (1943, Lewis Milestone)

Si tuviera que hacer una selección de entre las mejores propuestas que el cine norteamericano produjo combatiendo las atrocidades del régimen nazi, y la resistencia que en diversos países europeos se desarrolló en su contra, no dudaría en dar prioridad a diversos de los exponentes firmados por Fritz Lang –MAN HUNT (El hombre atrapado, 1941), HANGMEN ALSO DIE! (1943), CLOAK AND DAGGER (1946)-, THIS LAND SI MINE (1943. Jean Renoir), TO BE OR NOT TO BE (Ser o no ser, 1942. Ernst Lubitsch), ONCE UPON A HONEYMOON (1942, Leo McCarey) y THE GREAT DICTATOR (El gran dictador, 1940. Charles Chaplin), estos tres últimos referentes en clave satírica… Pero unido a todos los títulos de este pequeña selección –que reduce un cúmulo realmente amplio y de gran nivel-, también incluiría desde este preciso momento la olvidada EDGE OF DARKNESS (1943, Lewis Milestone), que en muy pocas ocasiones ha sido reconocida en su valía –creo que en España solo ha demostrado su entusiasmo en reiteradas ocasiones el veterano comentarista Antonio Castro, reconocido admirador de la trayectoria de su realizador-. Quizá en ello tenga bastante que ver el olvido a que se viene sometiendo la andadura de Milestone, sin querer ello decir que pueda ser considerado un prototipo de director maldito. Su figura alcanzó un gran prestigio ya desde inicios de los años treinta con  ALL QUIET ON THE WESTERN FRONT (Sin novedad en el frente, 1930), por la que recibió el Oscar al mejor director. Creo que su nombre ejemplifica un exponente más del sólido artesanado de Hollywood y, sobre todo, puso en práctica sus convicciones personales de índole progresista y antibelicista, en títulos inclinados al género bélico, que no siempre sin embargo se podrían calificar como totalmente logrados o equilibrados –esa tendencia discursiva influye negativamente en algunas de sus aportaciones-. Por fortuna, nada de esto se produce en la espléndida, dura, trágica y hermosa EDGE OF DARKNESS, que no dudo en considerar de lejos como la mejor película firmada por Milestone que he tenido oportunidad de contemplar hasta la fecha.

Las excelencias de la propuesta, creo que oscilan fundamentalmente en el equilibrio que se logra al partir de un guión extraordinario y sin figuras escrito por Robert Rossen, repleto de sugerencias y cuyo espíritu destaca por la militancia marxista de sus conclusiones. Pero afortunadamente –y no como sucedía a mi juicio con la posterior A WALK IN THE SUN (1945), también con guión de Rossen, en donde su vertiente de tesis era patente-, en esta ocasión Milestone logra no solo trasplantar a la pantalla las mejores propuestas del texto –que se elabora a partir de una novela de William Woods-, sino potenciarlas abiertamente en un relato duro, sin concesiones, en el que lo trágico deviene envuelto en un aura de esperanza de cara a la importancia del esfuerzo colectivo, destacando la enorme fisicidad de sus imágenes, y en donde el alcance dialéctico nunca molesta, ya que se desarrolla a través de unos personajes cuyos perfiles psicológicos quedan extraordinariamente definidos, interpretados y plasmados visualmente –el uso de los primeros planos en los diálogos de las secuencias corales, como en la de la asamblea que se desarrolla en la iglesia, es fabuloso-.

El film de Milestone tiene desde sus inicios un aire fantasmagórico, de tragedia inevitable, merced a una fórmula que parece heredada de BEAU GESTE (1939, William A. Wellman) y que años después se trasladaría incluso a un western como CHUKA (1967, Gordon Douglas); el vuelo de un avión alemán sobre territorio noruego en 1942, les lleva hasta la visión de un pueblo costero que parece no dar señales de vida, y que en uno de sus tejados porta una bandera de su país –el territorio se encuentra ocupado por los nazis-. El destacamento llega a la población y muy pronto advertirán la dantesca estampa; un reguero de cadáveres se extiende en toda la población, y una persona viva se encuentra entre los cuerpos sin vida –el alucinado y enloquecido dueño de la factoría de conservas, que es rápidamente fusilado por los nazis-. Estos se adentran hasta un hotel de montaña –que ejercía como refugio de los invasores-, totalmente lleno de cuerpos inertes. Llegarán hasta el despacho del superior –interpretado por Helmut Dantine-, al que encontrarán muerto de un tiro en la sien, sentado en su butaca.

Es casi imposible abstraerse de la irresistible fuerza y capacidad revulsiva que ejercen estos minutos iniciales, que nos retrotraen a un flash-back del que ya conocemos su desenlace trágico, pero que nos predispone a un relato apasionante, extraordinariamente bien estructurado y en el que no se sabe que admirar más. Desde el retrato coral de una pequeña población amable y trabajadora, la fuerza con la que se manifiesta su apuesta por la lucha activa, la precisa descripción de sus habitantes, logrando retratar sin maniqueísmos una serie de matices complementarios en los que la duda inicial finalmente ha de ser descartada frente a la evidencia de la opresión –representada en el personaje que encarna admirablemente Walter Huston-. Pero en esa gama humana no falta el oportunista, el colaborador con el nazismo por la debilidad de su carácter o la mujer amargada por su doble condición de componente de la resistencia y amante de un nazi, este en el fondo amante de la confraternidad de los pueblos. En su conjunto, la riqueza de la galería humana descrita es magnífica, y la cámara de Milestone, la brillante labor de todos sus actores –resulta difícil destacar la convicción de Huston, Ann Sheridan, un Errol Flynn bastante alejado de sus personajes característicos, Judith Anderson, un joven Henry Brandon, y en donde quizá solo desentona un poco el enervante Helmut Dantine-, o la contrastada labor como operador de Sidney Hickox. Todo confluye en una aventura sentida y asumida de un modo colectivo, en la que la autenticidad y sinceridad se desprende en cada fotograma, trasladando al espectador esa lucha colectiva de un pueblo hasta entonces pacífico, y progresivamente imbuido por el ansia de combatir un ejército represor. Milestone prosiguió en esta tendencia con su inmediatamente posterior THE NORTH STAR (1943), un sendero que también transitó John Farrow en una de sus mejores películas COMMANDOS STRIKE AT DAWN (1942), con la que mantiene bastantes semejanzas el film que nos ocupa. Sin embargo, EDGE… se eleva en sus cualidades poderosamente sobre ellas, erigiéndose como un relato especialmente preciso, dotado de una trágica y heroica lógica interna, y en el que tanto sus secuencias confesionales como aquellas que destacan su alcance dialéctico o de expresión de la pura acción física de las secuencias de combate, conforman un todo armónico. Sin embargo, en este último elemento cabría destacar la influencia que estas secuencias poseen sobre el cine de Einsenstein, destacando en ellas la sorprendente –y muy eficaz- utilización del zoom, algo totalmente desacostumbrado en el cine norteamericano de los cuarenta.

Me gustaría por último resaltar algunas secuencias dentro de un conjunto dotado de una extraordinaria densidad y coherencia. Antes hemos citado la expresividad de sus minutos iniciales, pero no pueden dejar de resaltar escenas caracterizadas por su planteamiento dialéctico, como es el debate que se plantea en el interior de la iglesia –simulando asistir a un oficio-, ante la conveniencia o no de la práctica de métodos de resistencia colectiva. Un fragmento definido en la alternancia de primeros planos y leves movimientos de cámara que sirven a la expresión cinematográfica de la opinión de todos sus asistentes. Es imposible, por otro lado, dejar de hacer referencia al instante en el que el viejo maestro se revela ante la autoridad invasora, provocando que sus enseres sean llevados ante la plaza y quemados, y él mismo sea humillado ante sus propios convecinos, que a duras penas contienen su ira ante los soldados nazis. Pero es sin lugar a dudas en el fragmento final, donde EDGE… reviste niveles casi insuperables, describiendo el contraataque de los vecinos, cuando estos se revelan ante los soldados que están a punto de ejecutar a sus conciudadanos. Es ahí donde estos aparecerán desde sus ventanas, contrarrestando a los alemanes con las armas legadas por los ingleses, y uniéndose a los lugareños que en bloque avanzan por las calles. En una deslumbrante combinación de planos generales, picados, contrapicados y los ya señalados acercamientos de cámara en forma de zoom, se despliega una set-pièce absolutamente memorable, revestida además de un palpable y al mismo tiempo trágico aliento épico, que tendrá su continuidad en el asalto de los resistentes al improvisado cuartel nazi. Una acción bélica caracterizada en la pantalla por el empleo del travelling lateral –elemento de estilo consustancial en el cine de Milestone-, combinado con un montaje, como antes señalaba, de claras resonancias con el cine de Einsenstein.

Calificación: 4

2 comentarios

LUIS -

Conparto totalmente mi admiración por esta pelicula. Guion de hierro de Rossen, esplendida banda sonora de Franz Waxman. dos o tres escenas portentosas - las que muy bien relatas en tu critica, de las que yo destacaria la del profesor, que roza lo sublime- que se quedan en la retina del espectador y esplendido elenco actoral donde prima el colectivo sobre lo individual y con un Errol Flynn totalmente alejado de los papeles que nos tenia acostumbrados. Cinta de vision obligada.

santiago -

poco mas se puede decir , dura ,hermosa y maravillosa pelicula, admirable en todo