Blogia
CINEMA DE PERRA GORDA

OF MICE AND MEN (1939, Lewis Milestone) La fuerza bruta

OF MICE AND MEN (1939, Lewis Milestone) La fuerza bruta

Es probable que resulte difícil siquiera intuir el prestigio que gozó la figura del realizador Lewis Milestone en el contexto del cine norteamericano de la década de los años treinta y parte de los cuarenta. Ganador de dos Oscars como mejor realizador –uno de ellos por la recordada ALL QUIET ON THE WESTERN FRONT (Sin novedad en el frente, 1930)-, lo cierto es que su influjo y reconocimiento decayó décadas después –un hecho acrecentado por la escasa personalidad y menguado interés de sus últimos títulos-, relegando la crítica la figura de Milestone a los confines de la categoría de un “pesado artesano”. Craso error, en la medida que su filmografía atesora un notable interés, destacando de manera muy especial con su constante aportación al género bélico, en el que ha proporcionado uno de los bloques más consistentes y valiosos, erigiéndose como uno de sus representantes más significativos –junto con otro ilustre olvidado, Edward Dmytryk, o Samuel Fuller-.

 

Valgan estas pequeñas puntualizaciones, al objeto de introducir la referencia de OF MICE AND MEN (La fuerza bruta, 1939) –editada en DVD bajo la traducción literal de DE RATONES Y HOMBRES-, con la que Milestone ejerció como máximo responsable de una adaptación literaria del célebre escritor John Steinbeck. Todo ello al amparo de una producción del conocido Hal Roach –conocido por su larga vinculación al slapstick cómico, especialmente centrado en los cómicos Laurel & Hardy-, adentrándonos en un terreno “de prestigio” que se puede atisbar ya desde los primeros instantes de la película. Al mero hecho de asumir el referente literario de Steinbeck, la presencia de un cast en el que se incluyen numerosos intérpretes teatrales, o de Aarón Copland como compositor, cabe unir la originalidad de sus títulos de crédito, iniciados con una cita procedente de la propia novela, y descritos con sorprendente modernidad sobre la pared exterior de un vagón de tren. Será el mismo en el que viajen los dos protagonistas del relato y la propia película. Se trata de George (Burgess Meredith) y Lennie (Lon Chaney Jr.). Dos hombres que han vivido de sus tareas en el campo, y que ya al principio veremos huyendo –posteriormente sabremos que esa huída se ha producido por un incidente de Lennie con una mujer-. George es un hombre curtido, astuto y al mismo tiempo tierno, que se ha hecho responsable de Lennie, un auténtico mulo caracterizado por su retraso mental. Ambos se trasladan a un nuevo rancho, para ser contratados y lograr unos ingresos económicos que les permitan el objetivo último de sus vidas; comprar una vieja cabaña donde asumir el resto de la existencia de ambos con absoluta tranquilidad, y sin depender de capataces y jefes que los dirijan y dominen. Será un objetivo que estarán cercanos de alcanzar, pero que finalmente se revelará baldío.

 

La perspectiva que proporciona el paso del tiempo, con la referencia para el aficionado que nos ofrece la muy cercana presencia posterior de THE GRAPES OF WRATH (Las uvas de la ira, 1940) una de las obras mayores de John Ford, la que nos brinda la existencia de títulos magníficos en la filmografía del propio Milestone –entre ellos, una auténtica obra maestra como EDGE OF DARKNESS (1943)-, o incluso el brío que proporcionan los primeros instantes ya señalados –esa persecución de los protagonistas y la fuerza de sus títulos de crédito-, predispone a disfrutar de un resultado de verdadera envergadura. Sin embargo, tras contemplarla, uno asume una cierta decepción. Y es que, a pesar de su aceptable nivel medio y a una serie de secuencias en las que se atisba una verdadera emoción, considero que OF MICE OF MEN –cuyo referente literario fue llevado de nuevo a la pantalla en 1992 de la mano del actor y director Gary Sinise- se resiente en más momentos de lo deseable, de un auténtico estatismo cinematográfico. Un apergaminamiento de alcance teatral, unido a ausencia de ritmo e incluso percibiendo cierto esquematismo en el perfilado de ciertos personajes, que impiden que su resultado llegue a despegar del todo en ningún momento, dejando entrever un notable envejecimiento en la propuesta. No cabe duda en este sentido, que nos encontramos con una producción cuidada, que su ambientación resulta atractiva, acentuada por la cuidada labor fotográfica de Norbert Brodine. Sin embargo, todos estos factores de base positivos, muy pronto quedan de lado al comprobar el excesivo manierismo en la labor de Meredith, el escaso acierto a elegir a Chaney –pese a sus voluntariosos esfuerzos, era un intérprete bastante malo-. Es tal ese grado de envaramiento, que en más de un momento, me dio la impresión que asistía a una reedición de las películas de los ya citados Laurel & Hardy –una circunstancia en la que quizá la presencia de Roach en la gestación del proyecto no sea casual-. Pero a ello cabe unir la presencia de excesivas parrafadas, o incluso la presencia de algunos personajes secundarios con especial escasez de fortuna. Es algo que se detecta en la esquemática manera con la que queda definido el personaje de Curley –interpretado por el nefasto Bob Steele, antigua estrella del western serial-, pero que se extiende incluso hacia una actriz excelente como Betty Field, que encarna a la licenciosa esposa de este –e incluso en un momento dado, aparece como un paródico precedente de la Ann Savage de DETOUR (1945, Edgar G. Ulmer); esa afinidad se hace patente cuando en un momento dado, esta señala que quiere viajar a Hollywood-.

 

Todos estos elementos, esa escasa presencia de vida cinematográfica propia, la deficiencia en la configuración de estos personajes, esa incapacidad de huir del peso que imprime su propio referente literario –algo que sí logró la citada obra maestra de Ford, o incluso el OUR TOWN realizado por Sam Wood este mismo año, tomando como referencia la obra de Thornton Wilder-, son los que finalmente predominan –y, sobre todo, han envejecido notablemente- en esta OF MICE AND MEN que, sin embargo, si  mantiene un elemento que logra atisbar ese alcance que finalmente podría haber convertido su resultado fílmico en un título finalmente perdurable. Con ello me refiero al entrañable Candy, recreado maravillosamente por Roman Bohnen. Son precisamente las secuencias en las que la acción se centra en su personaje, cuando la película eleva su temperatura emocional. Es algo que se manifiesta en el episodio que precede al sacrificio de su perro –en donde se observa una gradación del alcance trágico y simbólico del relato- y, sobre todo, el largo, sostenido y admirablemente realizado episodio, en el que el viejo trabajador, consciente de un futuro sin porvenir –le falta una mano-, implora su integración en ese proyecto acariciado por George y Lennie. Se trata de un fragmento del más alto voltaje emocional, que estoy convencido Milestone conocía de en importancia, y que desarrolla con planos largos, en los que prolonga esa sinceridad y pudor emocional mostrado por el anciano, para implorar a sus nuevos compañeros esa oportunidad de un futuro más o menos plácido, en el que pueda sentirse un ser humano revestido de dignidad y utilidad.

 

Por desgracia, abundan en la película más episodios, situaciones e instantes, en los que esa ausencia de emoción, me llevan a considerar OF MICE AND MEN un producto en su conjunto apreciable, pero en modo alguno especialmente recordable, ni siquiera dentro del conjunto de la obra de su interesante realizador.

 

Calificación: 2’5

0 comentarios