A WALK IN THE SUN (1945, Lewis Milestone) [Un paseo bajo el sol]
En el desarrollo de los años de transcurso de la II Guerra Mundial y hasta la involución de la tristemente célebre Caza de Brujas, Hollywood conoció un periodo caracterizado por su prisma progresista. En plena consonancia con un ambiente cultural caracterizado por las inquietudes sociales y la evolución intelectual, el cine norteamericano gozó de una serie de propuestas que plasmaron esa tendencia en una producciones definidas en su defensa por los valores morales, el antifascismo y la libertad.
Uno de estos ejemplos lo proporcionó Lewis Milestone, caracterizado por el acendrado antibelicismo de su producción desde los tiempos de su prestigiosa y galardonada SIN NOVEDAD EN EL FRENTE (All Quiet on the Western Front, 1930). En estos años cuarenta y coincidiendo con la contienda mundial, Milestone realizó una serie de producciones notoriamente antifascistas y centradas fundamentalmente en el género bélico. Hay varias de ellas que no he podido ver aún, pero he de decir que A WALK IN THE SUN (1945) –casi ninguna de ellas tuvo estreno comercial en la España franquista-, no me parece la mejor de ellas.
No hay que negar que la película es una apuesta personal de su artífice –también productor-, pero en el cine está claro que lo personal no siempre está condicionado por lo finalmente logrado. A WALK IN THE SUN –UN PASEO BAJO EL SOL en su traducción para pases televisivos y su pobrísima edición en DVD-, parte de un guión de Robert Rossen –un director de cine especialmente estimado por mi-, basado en la novela de Harry Brown. Narra la lucha de un comando norteamericano en la Italia de 1943 para lograr desactivar y alcanzar una granja que se encuentra ocupada por los nazis y volar el puente que se encuentra en su cercanía.
La película se inicia con la portada del libro que le sirve de base, sobre el que se suceden los rostros de los protagonistas sirviendo como títulos de crédito, mientras como fondo se escucha una voz en off y el canto de una balada que sirvió tras el desarrollo de la hazaña para que esta fuera recordada en el sentir popular. Ya desde el inicio, se retoma un recurso bretchtiano –una canción épica que sirve de soporte la acción-, que se utilizará en diversas ocasiones a lo largo del film. Inicialmente se nos describen a los principales personajes en una tensa secuencia nocturna que sirve como prólogo al desembarco de los soldados en una playa italiana y en la que destacan los silencios y situaciones en off –las víctimas que no vemos, con el rostro destrozado-. Ya en este primer fragmento se pueden describir los aciertos y limitaciones del film. Entre los primeros la excelente labor de los actores y su brillante dosificación de la acción, entre lo segundo su envejecido carácter discursivo y el excesiva predominio de diálogos y monólogos interiores, de lo que finalmente se resiente poderosamente el resultado final.
La película de Milestone y todo su equipo de producción, se distancia del conjunto de cine antifascista, pretendiendo erigirse en un acercamiento al horror de la guerra y sus derivaciones psicológicas. Ante ello se extienden diferentes personajes y perspectivas que en la mayor parte de sus ejemplos no superan el estereotipo. Desde el mando militar provisional que realmente está al borde de la quiebra emocional –todo un anticipo embrionario del militar catatónico de la magistral LA COLINA DE LOS DIABLOS DE ACERO (Men of War, 1959) de Anthony Mann- hasta el que realmente ejerce como líder moral. El abanico de tipos se complementa con una narración excesivamente fragmentada en la que se suceden secuencias cargadas de diálogos hoy día muy superados, con otros instantes bien realizados y planificados –el asalto al vehículo blindado nazi, en general todas las secuencias de acción-.
Es este segundo término la herencia del mejor cine de Hollywood, pese a que Milestone nunca tuviera la maestría de los auténticamente grandes del cine norteamericano. En su defecto, esa tendencia a poner en primer lugar el discurso sobre el absurdo de la guerra lastra buena parte de la propuesta, acentuando esta limitación con la inclusión de episodios como el encuentro con los dos italianos, cuyo desarrollo roza lo caricaturesco.
En cualquier caso y pese a que su conjunto no resulta en modo alguno memorable, no es menos cierto que el realizador se muestra una vez más acertado en la utilización del travelling lateral en secuencias de combates, con especial mención a la estupenda secuencia de combate final, que combina perfectamente los diversos flancos de la acción. Al mismo tiempo resulta interesante la afinidad que Milestone marca entre la muerte de los soldados y filmar sus manos en primer término, como queriendo mostrar un grito impotente de libertad, que incluso se extiende hacia ese nazi al que eliminan dentro del tanque blindado y del que solo veremos precisamente eso; su mano muerta portando un ostentoso anillo. El deseo de libertad incluso para los que buscaron la opresión.
Calificación: 2’5
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