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CINEMA DE PERRA GORDA

BEYOND THE ROCKS (1992, Sam Wood) Más fuerte que su amor

BEYOND THE ROCKS (1992, Sam Wood) Más fuerte que su amor

Por encima de la valoración en función de sus cualidades cinematográficas, creo que hay que calificar casi de forma entusiástica la aparición de BEYOND THE ROCKS (Más fuerte que su amor, 1992. Sam Wood). Considerado durante varias décadas como un film perdido, ha sido durante largo tiempo catalogada dentro de esa ingente y triste relación de películas realizadas en el cine mudo –se calcula que más de un 80 % de la producción de dicho periodo-, de las que no dispone de copia alguna –y en ello se encuentran previsibles joyas como DER JANUSKOPT (1920) o 4 DEVILS (1928), ambas de Murnau. Es por ello que el celo de un coleccionista alemán permitió conservar una copia del film de Wood, que finalmente fue restaurada por la filmoteca de Holanda. Una recuperación esta, que por un lado no deja de detectar algunas secuencias en las que el deterioro del negativo disponible es palpable, y que por otro lado ha venido complementada por la edición en DVD de la película. Con ello, se asegura la pervivencia de un metraje velado durante décadas para el disfrute del aficionado en general, y especialmente para los interesados en un periodo como el mudo, nunca suficientemente reconocido.

Dicho esto, conviene señalar que no es BEYOND… un título que pueda ser incluido, ni de lejos, entre los grandes exponentes del periodo silente. Cierto es que está realizado en 1922, y aún estamos un poco lejos de la plena madurez de la producción cinematográfica- No por ello es menos conocido que ya entonces las obras de Griffith, Von Strohëim, y tantos otros, habían dado prueba de las posibilidades –por centrarnos en el ámbito del cine norteamericano-, de este nuevo y al mismo tiempo ya entonces experimentado modo de expresión artística. Producida para la Paramount y realizada por un Sam Wood sorprendentemente fresco en su puesta en escena, la película es una muestra de melodrama al servicio del gran público, que emparejó por primera y única vez a dos de las estrellas más rutilantes del panorama cinematográfico del momento –Gloria Swanson y Rudolph Valentino-. A través de la romántica pareja se narra la andadura de la joven Theodora Fitzgerald (Swanson), joven hija de un veterano padre de familia, que llega a sacrificar su futuro, casándose con el ya viejo y acaudalado Josiah Brown (Robert Bolder). La muchacha sobrelleva su compromiso con entereza, pero jamás olvidará el encuentro que tuvo con el joven y atractivo Lord Héctor Bracondale (Rudolph Valentino). Este la salvó de una caída al mar, y tiempo después, ya estando casado, será salvada de nuevo en una excursión de alpinismo en los Alpes suizos. El sorprendente reencuentro, casi marcado por el destino, avivará su amor, algo que la muchacha intentará rechazar –pese a que ama sinceramente a Héctor-, por lealtad a su esposo. Respondiendo a esa dualidad, escribirá sus sentimientos a los dos hombres, pero la ingerencia de una amiga chismosa que cambiará los contenidos de ambas misivas, permitirá que ambos conozcan su interioridad emocional. Ello llevará a Josiah a resignarse a alejarse de su esposa, marchándose a una peligrosa expedición arqueológica a Egipto, a la cual acudirán en su rescate Héctor y Theodore, ya que intuyen que prácticamente ha acudido a esta aventura con auténtico instinto suicida. La intuición de ambos se cumplirá trágicamente, pero ello aún permitirá que el veterano esposo bendiga antes de morir la intensidad del amor entre los dos jóvenes.

Como se puede deducir por su argumento –extraído de una popular novela de Elinor Glyn-, BEYOND… es una clara apuesta de carácter folletinesco destinada al lucimiento de sus estrellas protagonistas. Nada hay de peyorativo en esta afirmación, ya que en este sentido puede decirse que el resultado de la película es estimulante. Mas allá de la ausencia de metraje perdido que se detecta en ocasiones –y que proporciona algunos saltos abruptos en la narración-, y también de la excesiva presencia de intertítulos, lo cierto es que las imágenes del film de Wood destilan en ocasiones ingenuidad y esquematismo, pero en otros momentos desprenden una extraña sensación de autenticidad cinematográfica. Y en esta última vertiente, cabe destacar por un lado la intensidad que desprenden los instantes que rodean la ceremonia de la protagonista, las secuencias de los salvamentos que protagoniza de la mano de Héctor, el doloroso instante en el que el ingenuo Josiah comprende la verdadera naturaleza de los sentimientos de su esposa –a partir de dicho instante comenzamos a identificarnos con su sufrimiento-, o la propia conclusión del film con los tres principales personajes comprendiéndose y al mismo tiempo dando solución al quizá entonces complejo, aunque hoy día superado y previsible triángulo amoroso. Con una encomiable fluidez narrativa, un acertado uso y planificación en exteriores e interiores adecuadamente diseñados, una entrañable presencia de recursos habituales en el cine mudo –el objetivo circular que se va cerrando-, la película apuesta quizá por elementos que hoy día resultan un tanto desfasados –esas leves recreaciones de época en flash-back, planteadas solo para que los protagonistas luzcan trajes de época-. Sin embargo, en su conjunto transmite esa ingenuidad perdida con la llegada del sonoro, erigiéndose como un producto sólido, ligero, intenso en ocasiones, apresurado en otras, jamás comparable a los grandes logros cinematográficos de aquellos años pero, en líneas generales, efectivo.

Resulta indudable a este respecto, que buena parte de dicha eficacia, reside en el aporte de sus dos protagonistas. Quizá Gloria Swanson no dispusiera del rostro adecuado para dar vida a una joven pura de corazón –su aspecto siempre ha destilado turbiedad-, pero no cabe duda que resuelve con profesionalidad su cometido. No obstante, creo que en esta vertiente quien logra triunfar en el conjunto es Rudolph Valentino. El que fuera uno de los grandes mitos del primer cine norteamericano, ratifica en esta película su elegancia, su magnetismo y su vigencia como galán romántico. Denostado tiempo atrás por un conocimiento superficial de su figura, creo que el paso del tiempo ha permitido reconsiderar el verdadero talento de Valentino. Es cierto que no legó a la posteridad una filmografía repleta de grandes títulos –en ese sentido no tuvo la suerte de tener un director de prestigio a su lado-, pero lo cierto es que no solo resultan justificables las razones de su éxito en aquellos años –no tenía rival en sus características-, sino que se puede hablar que detrás de su presencia había maneras sobradas de buen actor, que de no haber fallecido prematuramente, hubiera permitido el desarrollo de una carrera más que estable incluso con el advenimiento del sonoro.

No me gustaría finalizar este comentario, sin hacer mención al –a mi juicio- desafortunado fondo sonoro –obra de Henru Vrienten- que ofrece la copia restaurada que inserta la edición en DVD.

Calificación: 2’5

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