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CINEMA DE PERRA GORDA

Simon Shore

GET REAL (1998, Simon Shore) Get Real

GET REAL (1998, Simon Shore) Get Real

Pese a lo que aún se puede mantener a través de las cerradas mentalidades conservadoras de una parte de la sociedad española, no se puede negar que el paso de estos últimos años ha testimoniado un notable avance en el logro de igualdad de derechos del mundo homosexual. Un avance que afortunadamente ha ido creciendo en su aceptación, hasta que en el paso de unos pocos años se normalice como la simple libertad de elección de una opción sexual. Al mismo tiempo, este reconocimiento ha creado un cierto “mercado” que tanto literatura como el propio cine han aprovechado con obras escritas y cinematográficas que de alguna manera se erigían como crónicas de esa liberalización.

Y ya entrando en el capítulo estrictamente cinematográfico, confieso que la mayor parte de títulos que se han ofrecido dentro de estos rasgos, me parecen bastante deficientes por su autocomplacencia, su ausencia de complejidad y su simplismo. Afortunadamente, GET REAL (1998, Simon Shore) es una notable excepción, que finalmente demuestra ser una crónica sensible, divertida e irónica que extiende la simple apología homosexual por una derivación hacia la libertad del individuo entendida desde el propio reconocimiento de sus opciones una vez estas son aceptadas con la llegada de su adolescencia.

Este es el caso de Steven (Ben Silverstone), un estudiante sensible que desde los 11 años descubre su homosexualidad, algo que practica sin complejos, aunque mantenga oculta su condición a sus padres –de mentalidad bastante estrecha, especialmente el padre-. Steven siempre ha demostrado una oculta admiración hacia John Dixon (Brad Gorton), el clásico héroe deportivo del instituto; guapo, fuerte y cotizado por la chicas. Un buen día nuestro protagonista se encontrará en unos angostos aseos visitados por gays, y de forma casual contactará con un chico, que para su sorpresa será John -quien de forma oculta se enfrenta ante la confusión de su identidad sexual-. Todo ello,  pese a las reticencias del atlético estudiante, posibilitará el inicio de una relación en la que el segundo siempre sentirá una sana envidia por la claridad de ideas de Steven. Ambos jóvenes convivirán y pese a las dudas de John, finalmente este incluso aceptará como amigo al primero de forma pública. Esta abierta relación en el instituto contribuirá a habladurías, que aumentarán cuando de forma anónima Steven realice un artículo para la revista del instituto en el que apela a la comprensión de todos por el hecho de ser gay. La noticia irá extendiéndose en el centro y al mismo tiempo la madre del protagonista irá percibiendo la homosexualidad de su hijo. La situación se hará insostenible hasta que el fin el sensible estudiante revele su condición ante todos.

Basado en una obra de Patrick Wilde, quizá la cualidad que antes se advierte al contemplar GET REAL es precisamente la normalidad en la aceptación de su condición por parte del personaje protagonista –los primeros fotogramas nos muestran el encuentro con un fornido gay que irónicamente reencontrará acompañado por su mujer y su hijo-. Pese a ocultar su condición, Steven tiene como confidente a su oronda amiga Linda (Charlotte Brittain) y en modo alguno se traumatiza con su opción sexual, pese a convivir en un mundo estudiantil evidentemente machista y basado en la aparente virilidad. Es ahí donde entra uno de los elementos más ingeniosos de la propuesta, puesto que introduce como personaje en conflicto precisamente el elemento más representativo de esa mentalidad. El atractivo ídolo estudiantil John Dixon se convierte en el contraste de duda frente a la seguridad de la aceptación de la homosexualidad del primero. Y la primera muestra de esa confrontación tiene lugar precisamente en un “encuentro a ciegas” dentro de un viejo edificio de aseos públicos en donde ambos contactan por medio de notas a través de los distintos recintos.

A partir de ahí se establece una relación en la que se pone en el tapete la necesidad del sexo pero fundamentalmente la primacía del respeto y el cariño. Un elemento que Dixon no sabrá apreciar en demasía, fruto del entorno que le define y de sus propias dudas. Unas dudas que no sabrá dilucidar y que –previsiblemente- harán que su futuro vital sea indefectiblemente marcado por la infelicidad, y quizá encubierto bajo la vacuidad de la belleza exterior y la apariencia, pero jamás en la sinceridad y la aceptación de su realidad como persona.

GET REAL podría haber incurrido en numerosos tópicos sobre films de temática gay, pero afortunadamente sabe eludirlos en base a una narrativa sencilla, a la combinación de momentos progresivamente emotivos que contrastan con su parte inicial, más ligera y descriptiva y en modo alguno ausente de elementos irónicos. El inglés Simon Shore ofrece una planificación excelente en la que destaca un admirable uso del formato panorámico, y se centra en una magnífica dirección de actores –especialmente en los jóvenes protagonistas-, permitiendo que sea a partir de sus tribulaciones cuando tomemos conciencia del devenir, el sufrimiento y la falta de arrojo que en ocasiones ha de tener una relación de este tipo –en la que incluso las diferencias de clase tienen una clara referencia-.

Poco a poco la angustia de Steven y las circunstancias le llevarán a tener que desahogar su condición sexual, rasgo este que irán apercibiendo sus seres más cercanos –a este respecto, la forma en la que Shore nos muestra como su madre adquiere la certeza de la homosexualidad de su hijo (descubre las fotos en pruebas de atletismo que ha realizado a Dixon), se erige como uno de los momentos más intensos de la película-. Y esta desahogo casi existencial –en diversos momentos hemos tenido ocasión de apercibirnos tanto de la sensibilidad como el superior nivel intelectual de Carter en el conjunto de sus compañeros-, tendrá lugar en el momento de recibir un premio en la ceremonia de graduación, por un artículo periodístico que jamás quiso publicar y envió su padre al descubrirlo en la papelera. Esta entrega se efectúa instantes después de una tensa secuencia en la que Dixon –para evitar ser considerado gay- humilla e incluso arremete a Steven, y en ella él confesará su condición dentro de una secuencia admirablemente construida, que finalmente recibirá la aprobación general y la aceptación por parte de sus padres.

Sin embargo, GET REAL finalizará con sabor agridulce. Mientras que para Carter supondrá el inicio de su madurez, en John no será más que la escalada de su infelicidad por su falta de valor para reconocer su condición y mantener la relación con la persona –que según el confiesa “mas querrá en su vida”-. Que duda cabe, que tal y como nos muestra el film, Dixon acabará casándose y teniendo hijos –como el homosexual con el que tuvo Carter su encuentro furtivo-, pero jamás logrará alcanzar su realización como individuo. Precisamente en ese contraste es donde la propuesta de Simon Shore ofrece sus mejores bazas, dentro de un conjunto ligero en apariencia, pero que en sus mejores momentos logra trasladar el dolor, la infelicidad y la congoja de no aceptar las circunstancias que podrían hacer libre a una persona. Puede que ciertos elementos de su parte final –los compañeros de Dixon que propician el desenlace- sean ciertamente estereotipados. Sin embargo, en su conjunto nos encontramos con un film honesto y, sobre todo, estupendamente realizado.

Calificación: 3