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CINEMA DE PERRA GORDA

SHOOPING (1994, Paul Anderson)

SHOOPING (1994, Paul Anderson)

Editada en DVD sin duda al amparo del status adquirido por su protagonista, llega a nuestro país editado -jamás se estrenó en pantallas comerciales- el primer film del realizador británico Paul Anderson -en otras ocasiones denominado Paul W. S. Anderson, ya son ganas de liar la madeja-, al que no hay que confundir jamás con el brillantísimo director norteamericano Paul Thomas Anderson (MAGNOLIA, PUNCH-DRUNK LOVE).

Conociendo el esteticismo publicista que han caracterizado los otros films de Anderson -británico- que he podido visionar, realmente en este ya su primer título se dan cita sus aparentes virtudes formales y enormes limitaciones y vicios narrativos. En este caso nos encontramos ante una típica historia de teddy boys, mil veces vista anteriormente en la pantalla y realmente con pocos elementos a destacar tanto en sus propuestas temáticas como -lo que es peor-, en su vertiente narrativa.

A saber; la película narra el devenir de Billy (Jude Law), un joven extraño rebelde e inadaptado tras su salida de la carcel. Nos ofrece el rechazo de su padre -otro ladrón-, su andadura con una compañera de rasgos masculinos -Jo (Sadie Frost, entonces esposa de Law)-, su rivalidad con Tommy -brillante Sean Pertwee- y, en definitiva, su huída hacia un destino que realmente no tiene ningún futuro.

Pues bien, todo ese cúmulo de posibles relaciones personales está totalmente desaprovechado -en ocasiones se esbozan algunos destellos-, en función de un discurso de superficial brillantez en la imagen basado en una concepción de la puesta en escena totalmente esteticista. La relación entre un femenino Law y una masculina Frost recuerda la de la lejana CALLES DE FUEGO (Walter Hill) sin contar con su garra ni, por fortuna, su reaccionarismo. Todo el metraje de SHOOPING está lleno de una fotografía tenebrista, humos, nieblas, planos de hueca composición formal -esos detalles de los maniquíes que se salpican en diversas ocasiones, insertos de las gafas de sol que va recogiendo Jo en los asaltos...-. En estas relaciones apenas esbozadas, es particularmente irritante la inexistente entre Conway, el policia -Jonathan Pryce-, que daba pie a un interesante desarrollo.

Es una pena que esta historia de carácter nihilista se quede una vez más en la superficie, encuadrada en una interesante atmósfera -una de las habilidades de Anderson-, la existencia de buenos encuadres arquitectónicos que en ocasiones trascienden su brillantez formal y, finalmente, un discurso basado en lejanos y caducos films de Marlon Brando -SALVAJE (Lazslo Benedek), aunque puesto al día y al servicio de un ya magnético Jude Law -era su primer film en la pantalla grande-, al que por otra parte habría que consignar dos limitaciones que han llegado hasta nuestros días sin que muchos lo hayan señalado: su enorme limitación para los estallidos dramáticos -resulta ridículo cuando expresa situaciones de cólera- y su acentuado narcisismo.

En definitiva, los mismos perros de siempre bajo el diferente collar de una mal llamada modernidad, basada en unos clichés esteticistas y publicitarios ciertamente endebles.

Calificación: 1’5

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