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CINEMA DE PERRA GORDA

THE DAY AFTER TOMORROW (2004. Roland Emmerich) El día de mañana

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Creo que cualquier espectador mínimamente sensible con la esencia del buen cine, estarán sobre aviso ante nombres como Michael Bay o Roland Emmerich. Ambos son representantes de determinadas producciones mainstream en las que preconizan catástrofes o facultan “grandes relatos” del pasado norteamericano. Y sus películas siempre se tamizarán de un discurso patriotero tamizado de una cargante estética visual de planos cortos heredada de la televisiva MTV.

Como se puede intuir, detesto este tipo de películas carentes de rigor y entidad, y solo accedo a ver alguna de ellas desde un prisma en el que se mezcla el análisis y un cierto grado de masoquismo personal. En este caso además es justo señalar que cuando se estrenó THE DAY AFTER TOMORROW (El día de mañana, 2004. Roland Emmerich), a raíz del tema abordado se generó una saludable controversia entre grupos ecologistas y otros sensibles a los extremos a que los países occidentales –especialmente USA- someten a la naturaleza. Todo ello creo que contribuyó a generar una corriente de simpatía hacia este producto, a lo que fue unido que su resultado cinematográfico alcanzara cierta valoración entre determinados comentaristas.

Craso error, obrar así es confundir la gimnasia con la magnesia y negar el análisis riguroso que merece una propuesta tan mediocre, falaz en sus planteamientos, carente de auténticos personajes, y en el fondo bañada de ese al parecer inevitable sentimiento de “superioridad del americano” que la película desprende sobre todo en sus compases finales.

THE DAY AFTER TOMORROW se inicia con una conferencia internacional en la que el experto en climas Jack Hall (Dennis Quaid) avisa sobre los indicios que le hacen considerar una futura edad del hielo en la humanidad. Allí tendrá una pequeña discusión con el vicepresidente de los Estados Unidos, que le reprochará su sensacionalismo y el riesgo que para el desarrollo de la economía plantean sus agoreras predicciones. Muy poco después se irán produciendo en diferentes lugares del mundo extraños fenómenos metereológicos, como un fortísimo huracán que llegará a devastar Los Angeles –incluido el célebre letrero ubicado en las colinas de Hollywood (uno de los momentos más sonrojantes de la película).

Pero algo más adelante llegará una amenaza mundial, con espectaculares lluvias generadoras de tremendas inundaciones, que posteriormente serán rematadas con la llegada de unas instantáneas bajadas de temperaturas que alcanzarán los sesenta grados bajo cero. Una vez el catastrófico proceso llega a Europa, en apenas horas lo hará en la parte norte de USA y casi a continuación en los estados del sur, teniendo que huir la población norteamericana hasta la frontera de México –para que el país centroamericano autorice esta masiva llegada de personas, el Presidente de Estados Unidos acepta condonar la deuda de América Latina, otra de las simplificaciones que destila el metraje-.

Pese al tema elegido, la ausencia de personajes dotados del mínimo perfil psicológico, la ausencia real de coralidad, la frialdad con las que acogí sus más espectaculares efectos especiales –los planos de ARTIFICIAL INTELLIGENCE: AI (Inteligencia Artificial, 1999), de Steven Spielberg en las que se contemplaba Manhattan anegada por las aguas tienen mil veces más fuerza, al estar perfectamente integrados en un guión y una realización ejemplar-, permiten que THE DAY AFTER TOMORROW sea valorada como una auténtica mediocridad. Y para ello hay que destacar que la historia del heroico viaje de Jack a Nueva York para rescatar a su hijo, constituye casi un insulto al espectador tras haberlo introducido en una situación dantesca y para un conjunto amplio de personas, y máxime cuando el hijo que se ha de rescatar –Sam (Jake Gyllenhaal)-, demuestra a las claras que sabe salir por sí solo –e incluso ayudar a los que le rodean- de situaciones como esta, por muy apocalíptica que puedan ser. Cierto es que pese a su tendencia al abuso de planos rodados en grúas, uso casi inevitable de músicas altisonantes y otras debilidades propias de este tipo de producciones, al menos no existe esta apuesta por el plano corto, tan habitual en el insoportable Michael Bay o incluso los hermanos Scott. Ello no impide que la grisura y convencionalismo de su resultado haga añorar la relativa seriedad –dentro de su afán discursivo-. Que manifestaban ON THE BEACH (La hora final, 1959. Stanley Kramer) o la muy poco conocida e inédita en España THE WORLD, THE FLESH AND THE DEVIL (1959, Ranald MacDougall)

Calificación: 1

4 comentarios

pancraciade -

la pelicula esta muy bonita jeje bye

sam -

hola , una pregunta sabes los temas de esta cancion me gusto uno en particular , no me refiero a la obras de haran kloser , desde ya muchas gracias

ANDREA -

esta pelicula es muy chevere por sus exelentes efectos. quisiera saber si esta pelicula la puedo bajar de alguna pagina web,para quiza verla de nuevo y guardarla con otras peliculas.

rj140 -

esta pelicula esta brutal me dieron un proyecto relacionado con esta pelicula por el calientamiento global