GUN FOR A COWARD (1957, Abner Biberman) Una pistola para un cobarde
No toda la historia del western está representada en esa amplia gama de títulos que todos conocemos, admirados y recordamos. Como cualquier otro género, su desarrollo está trufado de títulos menores que van de la producción serial que tuvo su esplendor desde el propio periodo mudo y se prolongó hasta los años cuarenta, hasta tantos y tantos títulos que se configuraron como epígonos de grandes referentes en esta vertiente. Es algo que debe aplicarse a GUN FOR A COWARD (Una pistola para un cobarde, 1957. Abner Biberman), producción en cuidado color y pantalla ancha para la Universal, de la que indudablemente lo único que cabe destacar –mas allá de su cuidada fotografía en color, obra de George Robinson-, reside en la interesante combinación de los principales nombres de su reparto. Una presencia esta que muestra un cuidado contraste entre intérpretes de diferentes generaciones –Fred MacMurray, Jeffrey Hunter, Dean Stockwell, Janice Rule-, al servicio de una historia centrada en el enfrentamiento de personalidades y caracteres dentro de una misma familia.
Will (MacMurray) es el cabeza de la familia Keough, formada también por los más jóvenes hermanos Bless (Jeffrey Hunter) y Hade (Dean Stockwell). Son propietarios de un rancho heredado de su desaparecido padre, y que aún conservan a su madre. Esta demuestra en su avanzada edad ser una mujer bastante autoritaria, en su seno solo ha logrado mantener dentro de su entorno a Bless, al que ha imbuido una personalidad más sensible. Por ello siempre se ha mantenido ajeno a todo tipo de enfrentamientos y peleas propias del entorno en que viven, y que al parecer tuvieron su eje cuando de pequeño fue testigo –y en cierta medida provocador- de la muerte de su padre, cuando este fue picado por una serpiente. En todo momento se encuentra patente la diferencia en la personalidad de Bless con respecto a sus hermanos, estando latente en su entorno su consideración como un cobarde, lo que casi le lleva a abandonar el rancho acompañando a su madre. No se producirá tal circunstancia, la anciana fallecerá poco tiempo después, pero sí se establecerá un elemento de conflicto cuando se haga evidente la relación que se establecerá entre Bless y la joven Audry (Janice Rule), inicialmente ligada a Will, y con quien se encontraba a punto de casarse. Tal circunstancia será el detonante para el desequlibrio en la relación entre los tres hermanos, y para Bless una dolorosa circunstancia, puesto que siente un enorme respeto hacia su hermano mayor.
Se trata de un planteamiento inicialmente interesante, pero que muy pronto las imágenes de GUN FOR… se encargan de ratificar que nos encontramos ante un film apagado, al que algunos pocos momentos –esencialmente centrados en la utilización dramática de la pantalla ancha- no le eximen de un tratamiento rutinario por parte de su director –un desconocido Abner Biberman posteriormente centrado en una larga andadura televisiva-. Esta clamorosa limitación, impide que las sugerencias dramáticas de su material de base tengan una traslación interesante en la pantalla, apenas registren una adecuada progresión, y culminen de forma atropellada y poco convincente. Es indudable que las características de un título como este, se planteaban como ideales para nombres tan opuestos como Sam Fuller –que hubiera potenciado la vertiente psicológica de enfrentamiento de esos tres hermanos- o Delmer Daves –probablemente incidiendo en un planteamiento más telúrico e intenso de la historia-. Nada de ello sucede en el film de Biberman, que transcurre con atonía y sin lograr trascender en sus secuencias ese conflicto interno y la imposibilidad de ser diferente en un contexto tan codificado como el del western. Como si nos encontráramos ante una versión dentro del género del reciente TEA AND SYMPATHY (Té y simpatía, 1956. Vincente Minnelli), su metraje discurre en sus dos primeros tercios por una mayor inclinación hacia el melodrama, en detrimento de los rasgos que la definen como propuesta de cine del Oeste y, eso sí, ofrece algunos instante curiosos, como la singularidad de mostrar una pianola dentro de un saloon ya funcionando por una moneda, o la burla a la que es sometido Bless por su propio hermano, simulando con un látigo que se encuentra amenazado por una serpiente mientras se encuentra durmiendo a la intemperie.
En todo caso, si algo merece ser retenido en GUN FOR… es la interesante prestación que ofrece un Jeffrey Hunter recién salido de THE SEARCHERS (Centauros del desierto, 1956. John Ford). Inicialmente ligado a la Fox, Hunter fue un extraño intérprete caracterizado por un magnetismo muy especial –siempre he pensado que encarnaba la mirada más sincera del cine norteamericano-, que fue muy bien aprovechado por realizadores como el citado Ford o Nicholas Ray. Pese a esta efímera fama tuvo un rápido eclipse, perjudicado por una mala orientación en su carrera y una serie de problemas personales que posibilitaron su prematura muerte con poco más de cuarenta años, tras rodar una serie de títulos y coproducciones infumables, y rechazar equivocadamente protagonizar la serie Star Trek después de rodar su episodio piloto, que indudablemente le hubiera permitido un giro interesante a una carrera maltrecha. La sensibilidad de Hunter –aunque no se encuentre entre sus trabajos más memorables-, y el contraste que proporciona ante MacMurray o la joven y poco aprovechada Janice Rule, no tiene el oportuno contrapunto del generalmente magnífico Dean Stockwell, en esta ocasión empeñado en un irritante mimetismo con el más desaforado histrionismo “jamesdeanesco”.
Calificación: 1’5
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