THE ALLIGATOR PEOPLE (1959, Roy Del Ruth)
Muchas veces me he manifestado bastante escéptico, en torno a las supuestas excelencias apreciadas en la extensa aportación que el cine norteamericano brindó al género de la ciencia-ficción durante la década de los cincuenta. No creo que el paso del tiempo me haya llevado a modificar mi criterio, aunque bien es cierto que una relativa insistencia a la hora de acceder a algunos de sus exponentes quizá menos valorados en su momento, me esté ofreciendo alguna pequeña y estimulante sorpresa. Es el ejemplo que ofrece THE ALLIGATOR PEOPLE (1959, Roy Del Ruth), al que no dudo en incluir como exponente de una de las tendencias menos analizadas y atractivas que el género propuso en los últimos años cincuenta. Me estoy refiriendo a la aportación de muestras de la S/F cinematográfica, desarrolladas a partir de argumentos que cuestionaban, entre líneas, los estereotipos emanados de la expresión cinematográfica del American Way of Life, y que se encuentran manifestados en películas como la rotunda THE INCREDIBLE SHRINKING MAN (El increíble hombre menguante, 1957. Jack Arnold), I MARRIED A MONSTER FROM OUTER SPACE (1958, Gene Fowler Jr.) o THE FLY (La mosca, 1958. Kurt Newmann) –que tuvo su continuidad con la nada desdeñable RETURN OF THE FLY (1959, Edweard Bernds-. Precisamente de este magnífico referente, bebe notablemente el film del generalmente apagado e impersonal Roy Del Ruth, ya que nos encontramos en ambos casos con una producción de la 20th Century Fox, igualmente definida por la singularidad visual en CinemaScope, aunque en el título que nos ocupa se deje de lado el cromatismo que definía el film de Newmann, y en su lugar proponga una adecuada incorporación del blanco y negro –responsabilidad de Karl Strauss-, que ejercerá como punto de partida a la hora de lograr un relato bizarro y dominado en todo momento por un rasgo siniestro e incluso fatalista.
Dos especialistas de reconocido prestigio se preguntarán sobre la veracidad de un relato que, bajo terapia hipnótica, relata la secretaria de uno de ellos –Jane Marvin (Beverly Garland)-. Al volver a interpelar a Jane, la película retrocederá en flash-back para plasmar –con el relato en off de la protagonista, convertida en Joyce Webster-, el viaje de novios que inicia en tren con su esposo, el amable y atractivo Paul Webster (Richard Crane). Muy pronto, el espectador observará que algo extraño esconde el ya esposo, estando dispuesto a contárselo a su amada. La llegada de una serie de telegramas para felicitar a los novios, sobrellevará la entrega de un mensaje que demudará el rostro de Paul, abandonando rápidamente el tren y, con ello, a su esposa. Esta por su parte intentará reencontrarse y localizarlo infructuosamente, resignándose a una concienzuda búsqueda y localización de posibles familiares u orígenes suyos personales, que finalmente le llevarán hasta una zona pantanosa. Un lugar extraño, escasamente habitado, y dominado además por siniestros augurios, en los que un sórdido personaje –Manon (Lon Chaney Jr.)-, accederá a llevarla hasta una mansión en la que logró referencias que ligaban dichas instalaciones con su marido. Allí es fríamente recibida por su dueña, la Sra. Hawthorne, quien inicialmente se muestra decidida a que abandone la mansión sin responder a sus consultas, aunque finalmente accederá a que pase la noche en una de sus dependencias, con la petición que no abandone su habitación en ningún momento. Los comentarios en off de Joyce, revelarán el extraño y misterioso ambiente que se intuye en la mansión. Será un sentimiento que más adelante quedará en segundo término, al escuchar bajo la interpretación de un piano de un tema para ella familiar. Bajará hasta el salón central, donde descubrirá a un extraño ser vestido con una gabardina, que huirá cuando contemple a la muchacha. Poco a poco, Joyce tomará conciencia que su marido se encuentra aquí y ha sido fruto de unas extrañas experimentaciones. La Sra. Hawthorne revelará a Joyce finalmente que era la madre de su marido, conociéndose la circunstancia de su actual estado, mutado en su rostro con los rasgos de un caimán, debido a una experimentación aplicada en él tras un terrible accidente de aviación que sufrió, y en la que su cuerpo quedó destrozado casi por completo. La aplicación de sustancias extraídas de reptiles le permitió una curación rápida y casi milagrosa, pero poco después marcó como consecuencia posterior la aparición de escamas y características inherentes a este tipo de reptiles.
A pesar de no definirse como una historia demasiado original, lo cierto es que las virtudes de THE ALLIGATOR… se encuentran sobre todo en la puesta en práctica de una producción de S/F, definida dentro de los parámetros de la Fox, con lo que ello conlleva la incorporación del Scope –en esta ocasión muy pertinentemente utilizada-, unos elementos de producción y ambientación bastante más notables de lo habitual –en los que resultan importantes las secuencias rodadas en escenarios naturales-, permitiendo en su conjunto proporcionar a la película una extraña personalidad, en algunos momentos ligada al melodrama, en otras a su vertiente bizarra, y en otras incluso al relato gótico –las secuencias en las que Joyce es recibida por la Sra. Hawthorne en el interior de la mansión, y las distintas situaciones que en su interior se plantean. En cualquier caso, toda esta mezcolanza, la sensación que se tienen de ver en el film de Del Ruth, un intento de aprovechar el éxito de la citada THE FLY, los ecos nada velados de títulos clásicos como el Dr. Moreau de ISLANDS OF LOST SOULS (La isla de la almas perdidas, 1932. Erle C, Kenton), la más cercana CREATURE FROM THE BLACK LAGOON (La mujer y el monstruo, 1954, o incluso el alcance psicoanalítico que se introduce a través de la introducciones y las conclusiones finales de los psicólogos que nos narran la historia que sirve de base al film, -integrados en la película a partir del cercano éxito del estudio a través de la muy interesante THE THREE FACES OF EVE (Las tres caras de Eva, 1957. Nunnally Johnson), no kimitan al alcance de la propuesta. Por el contrario, jamás bajo mi punto de vista dejan de lado el interés de una película impecablemente construida, y que en sus poco más de setenta minutos de duración se ofrece como una pieza de casi perfecta progresión narrativa. Todas y cada una de sus secuencias, la ajustada planificación que muestra en su desarrollo, la sensación de asistir a un relato en el que todos sus planos resultan ajustados y deudores del conjunto, se muestran en una ocasión en la que el habitualmente poco inspirado Del Ruth quizá se tomó con un especial interés esta serie B que dispone de una producción hasta cierto punto lujosa, y que merced a ese especial cuidado marcado en su realización y montaje, logra erigirse como uno de los títulos más sólidos, al tiempo que menos reconocidos, del género en la segunda mitad de los cincuenta.
En cualquier caso, y pese a un conjunto en el que las virtudes de concisión de la serie B se engarzan con acierto a un contexto de producción algo más elaborado, no se puede ocultar que el único elemento negativo del relato, se ofrece en la transformación final de Webster en un auténtico caimán humano, a partir de la radiación aportada “in extremis” por el Dr. Sinclair. Será un instante en el que la intromisión del siniestro Manon con violentos objetivos en el interior del laboratorio, supondrá para este su trágica muerte. En este sentido, hay que reconocer que ni la caracterización de este “hombre caimán” es demasiado creíble y, lo que es peor, se muestra demasiado en estos minutos de climax, evitando con ello una mayor capacidad de sugerencia, e impidiendo finalmente que su sacrificio final –por medio de las arenas movedizas-, se ofrezca en la pantalla una catarsis suficientemente convincente. En cualquier caso, y pese a cuestionar sinceramente esta visualización de la monstruosidad de Webster, no puede llevarnos a ofrecer una mirada escéptica ante un producto bien ejecutado, repleto de referencias valiosas de variada índole, expresión de una tendencia poco estudiada en la S/F de aquellos años y, finalmente, un film elaborado a conciencia, quizá más valioso que muchos títulos que sostienen de forma inmerecida, la condición de clásicos del género.
Calificación: 3
2 comentarios
Juan Carlos Vizcaíno -
Cierto es que Roy Del Ruth no tenía etiqueta propia, en la medida que solo mantenía insertado el comentario de esta película suya en el blog. Es algo que me pasa con un nada desdeñable número de films, que podrás ir comprobando si pulsas MIS CRITICAS. Allí se ordena todo lo que no está etiquetado.
De todos modos, y en honor a tu interés, ya he etiquetado a Del Ruth, e incluso está ubicado alfabéticamente, no cuesta nada hacerlo. Ya quedo a la espera de tus noticias.
Un abrazo,
Juan Carlos
SERGIO VAZQUEZ -
LLegué al enlace de ésta película por qué la referencias en otro sitio y veo que no aparece ROY DEL RUTH en el Índice de Directores(ni siquiera al final).Ya encargué PROYECCIONES DESDE EL OLVIDO y lo devoraré en cuanto llegue.
Ya te escribo
Un abrazo
Sergio