CRITICS CHOICE (1963, Don Weis) [Decisión crítica]
Como en cualquier otro género, también en el de la comedia, hay singularidades que, trasladadas a otro ámbito, provocan poco no poco escepticismo. Uno de los ejemplos más pertinentes, lo podría proporcionar el enorme prestigio popular que en USA, alcanzó una figura como la de Bob Hope -podríamos sumar otros exponentes del género, cuyo supuesto talento, nunca he podido entender, como Danny Kaye, o Abbott y Costello-. Recordemos, en las recientemente publicadas, memorias de Woody Allen, la rendida admiración que este reitera, sobre el supuesto talento cómico de Hope. Más allá de analizar las supuestas capacidades, de un cómico antipático y escaso en su lenguaje corporal, y cuya única capacidad surgía, en la proliferación de diálogos irónicas -algunos, hay que reconocerlo, ingeniosos-, cabría hacerlo, de una filmografía extensa, pero limitada en grandes logros, y en la que fue asentándose, una mirada reaccionaria y conformista, en torno a la sociedad que le tocó vivir.
Sin embargo, más allá de esas líneas generales, que engloba títulos de nulo interés, junto a otros de apreciable calado, se esconde en los primeros 60, la voluntad de consolidar su personaje, en medio de una mirada adulta, protagonizando títulos alejados de aquella exitosa serie de ROAD TO…, dominados por una mayor densidad, e incluso por cierta vertiente dramática. Desde mi visión fragmentada de la filmografía de Hope, esa vertiente se ejemplifica a la perfección, en uno de los cuatro títulos que coprotagonizó junto a Lucille Ball -THE FACTS OF LIFE (1960, Melvin Frank)-, que tengo como la mejor película protagonizada por Hope que he podido contemplar. Junto a ella, aparecerá tres años después, CRITIC’S CHOICE (1963, Don Weis), adaptación cinematográfica de la obra de Ira Levin, llevada a la escena por el gran Otto Preminger, y protagonizada por Henry Fonda y Eddie Hodges, alcanzando en dicho estreno teatral, un número menguado de 189 representaciones, y una tibia acogida de la crítica.
Estoy convencido, que los responsables de esta traslación a la pantalla, buscaron potenciar esta atractiva mirada al universo teatral, como un vehículo adecuado, a la hora de proporcionar a la pareja protagonista -Bob Hope y Lucille Ball (una actriz de muy superiores recursos que su oponente)-, la oportunidad de ratificar esa configuración adulta de su universo cómico. Lo hará, en medio de una comedia más o menos urbana que, por momentos, nos podría recordar la maravillosa THE COURTSHIP OF EDDIE’S FATHER (El noviazgo del padre de Eddie, 1963. Vincente Minnelli). Su configuración arquetípica, dentro del extraordinario nivel del género en aquellos años -formato panorámico, fotografía en color del gran Charles Lang, ambientación urbana y lujosa-, nos introduce al entorno del prestigioso e hiriente crítico teatral, Parker Balantine (Bon Hope) -una especie de versión modernizada del Waldo Lydecker, encarnado por Clifton Webb, en la maravillosa LAURA (Idem, 1944. Otto Preminger)-. La primera secuencia nos lo describe, en compañía de su esposa -Angela (Lucille Ball)-, contemplando una clásica comedia de salón, que entusiasma a un desternillado patio de butacas, y que Parker abandona, sabiendo mientras sale del mismo, los diálogos que se van a pronunciar, en base a su experiencia comentando productos escénicos que se van sucediendo en su convencionalidad. Ambos, representan un matrimonio acomodado, estando él casado por segunda vez, siendo el hijo -John (Ricky Kelman)-, fruto de su primer matrimonio, con la actriz Ivy London (Marilyn Maxwell), precisamente, la destinataria de sus más duras diatribas, al protagonizar la obra teatral que dará inicio a la película.
Poco a poco, en la acomodada Angela -una mujer que quizá destile una sensación de insatisfacción-, se irá anidando la necesidad de escribir una obra teatral, que su esposo desaconsejará. Lo que inicialmente podría aparecer como el pasatiempo de una mujer ociosa, pronto irá cobrando forma, escribiendo un libreto, en el que trasladará su experiencia con sus otras dos hermanas. Parker leerá su contenido, calificando negativamente el mismo, aunque sin impedir que dicha obra encuentre un productor que decida estrenarla en la pantalla, contando para ello con el joven Dion Kapakos (Rip Torn) como su director. A partir de estas premisas, se producirá un enfrentamiento en la aparentemente sólida pareja, en la cual Angela se refugiará en el constante galanteo de Kapakos, mientras que Parker apenas podrá zafarse del acoso de su primera esposa, que aprovecha su crisis matrimonial, para intentar volver con su primer marido -¿Quizá para lograr que evite destrozarla en su andadura como actriz?-.
Hay dos elementos, que considero dotan de un especial atractivo a CRITIC’S CHOICE. El primero de ellos lo supone, sin duda, su mirada al universo del mundo teatral, no muy extendido en la comedia de aquellos años -uno no puede, por menos, que recordar, el que marcaba la extraordinaria IMITATION OF LIFE (Imitación a la vida, 1959. Douglas Sirk), que tenía una primera mitad en tono de comedia, pocos años antes-. En este sentido, resulta muy jugosa la descripción que se ofrece del entorno de Parker, con su olfato habitual a la hora de ejercer su profesión, el placer que le proporciona efectuar una crítica negativa y, por el contrario, lo que sufre cuando tiene que brindar una opinión positiva. O el menosprecio que siente por el otro crítico de su medio, al que considera se encuentra agazapado para alcanzar su puesto, tal y como sucedió con él mismo, antes de alcanzar la titularidad de su sección. Incluso la presencia del contexto de producción, ensayos, el mundillo en general de Broadway, tiene una oportuna presencia en esta película, aunque estimo, no se encuentra trasladado con la hondura que podría.
El otro factor que otorga interés a esta comedia, del curioso director que fue Weis, es la presencia de un sustrato dramático que, a mi modo de ver, se eleva sobre el formato de comedia que envuelve a la misma. Esa hondura del enfrentamiento, de una mujer insatisfecha, que desea revelarse de la comodidad del entorno que le proporciona su acomodado matrimonio. Esa incardinación de CRITIC’S CHOICE en dicha premisa dramática, proporcionará diversas secuencias, dotadas de una enorme sensibilidad y precisión cinematográfica. Se plantea en ellas, la sinceridad de la puesta en valor, del deterioro de esa pareja y, más adelante, la necesidad de ambos, a loa hora de replantearse su relación. Todo ello aparecerá, de manera intermitente en su desarrollo, insertándose en ellos sus secuencias y pasajes más perdurables.
En cualquier caso, esa vertiente, que eleva el film de Weis a una cierta altura, ha de cohabitar con el servilismo de la misma, al ámbito cómico de Hope. Es algo que, por un lado, brindará atractivos elementos de comedia -como esos ataques de espalda, que pondrán al descubierto las debilidades del afilado crítico- pero, al mismo tiempo, hará que el devenir del protagonista, se inserte en todo momento en esa obligatoriedad de Hope por sus diálogos irónicos. Un ámbito en el que, una vez más, se insertarán agudas réplicas, aunque, la casi obligatoriedad de incidir en esa vertiente, impedirá que CRITIC’S CHOICE alcance la altura que intuyen sus mejores momentos. Será algo, en lo que quizá tenga algo que ver, la imposibilidad del aplicado Weis, hábil orquestador del conjunto, de alcanzar la altura que, en su oposición, hubiera brindado la película, caso de haber estado firmadas, por nombres como el citado Vicente Minnelli, u otros como Billy Wilder, Richard Quine, e incluso por expertos en el género, menos considerados, como David Swift o Norman Panamá. En cualquier caso, nos encontramos con un intento nada desdeñable, de proporcionar entidad dramática a una pareja cómica de gran éxito, y a un producto estimable, dentro de un periodo de especial febrilidad para el género, en el último periodo dorado de la comedia americana. Ya es bastante.
Calificación: 2’5
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