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CINEMA DE PERRA GORDA

Alfred Hitchcock

UNDER CAPRICORN (1949, Alfred Hitchcock) Atormentada

UNDER CAPRICORN (1949, Alfred Hitchcock) Atormentada

A la hora de comentar los títulos más controvertidos en la dilatada y excelente trayectoria del gran Alfred Hitchcock, probablemente pocos como UNDER CAPRICORN (1949) –ATORMENTADA en España-, han suscitado posiciones más encontradas. Probablemente habría que remontarse a títulos bastante posteriores como CORTINA RASGADA (Torn Curtain, 1966) o TOPAZ (1969), para encontrar esa visión tan contrapuesta. Y en es que en el ejemplo que nos ocupa, no ha faltado quién lo ha considerado su título más relevante -¿¿??- mientras que otros han llegado a decir que se trataba de su única equivocación -¿¿??-. Evidentemente, la primera afirmación no es más que una boutade pronunciada en estado casi cercano a la locura. En cualquier caso la segunda encierra una notable dosis de injusticia. Y es que si bien es cierto que UNDER CAPRICORN no se puede decir que es una película plenamente lograda –y en ello ya incorporo mi opinión personal a esta tan larga como estéril polémica-, que duda cabe que en su desarrollo y puesta en escena hay más arrojo y talento cinematográfico que en centenares de películas injustamente sobrevaloradas en la historia del cine. Pese a su altísimo nivel general, la filmografía de Hitchcock no está exenta de altibajos, y sin embargo en este caso esa ya tan desusada “política de los autores” es algo recurrente ya que es difícil no encontrar -siquiera sea parcialmente-, buen cine en cualquiera de los títulos del británico.

No se puede negar que la película que comentamos se encuentra fuertemente codificada por dos características que –para bien en un caso y para mal en otro- condicionan su resultado. En el primero de los rasgos, nos encontramos ante otro experimento formal de Hitchcock, planteando una continuidad de la apuesta radical ya formulada en ROPE (La soga, 1948), caracterizada por la continuidad de la narrativa en larguísimos planos secuencias que daban la continuidad en su unión como si la película se hubiera ejecutado en una sola toma. En este caso ese planteamiento no es tan rotundo, pero no es menos cierto que UNDER CAPRICORN ofrece una enorme complejidad tanto en sus planos secuencias -en ocasiones asombrosos-, en las que los reencuadres y el uso de una grúa que incluso abarca elementos narrativos a diferentes niveles –quizá adelantando las excelencias de REAR WINDOW (La ventana indiscreta, 1954), una de sus obras cumbre-. Todo ello dentro de las constantes de un melodrama psicológico ambientado en las colonias inglesas ubicadas en Australia, un elemento que además proporciona un plus de extrañeza al conjunto.

Señalaba antes ese rasgo positivo de búsqueda de soluciones narrativas con una cámara que casi escruta los diferentes elementos de la acción y la dotan de una notable personalidad emocional. Pero al mismo tiempo nos encontramos con una producción en la que se ofrece una mezcolanza de anteriores elementos de éxito de otras películas del realizador, y al mismo tiempo se somete a la moda de melodramas psicológicos tan habituales en el Hollywood de aquellos tiempos, en la que participaron incluso realizadores de la talla de Fritz Lang o Robert Siodmak. Incluso el propio Hitch lo había logrado algunos años antes con la oscarizada REBECCA (Rebeca, 1940).

Lamentablemente, en este caso los peores elementos de la película provienen de la pobrísima definición de su personajes, a los que su suntuosa puesta en escena encubre en buena medida. Y por ello no habría más que recordar a Milly (Margaret Leighton), la criada fiel que en el fondo finalmente queda como una autentica caricatura de aquella sí inolvidable Judith Anderson en la ya mencionada REBECCA. Y todos sabemos que en el mundo del cine tan importante es recrear formalmente un film, como que el mismo parta con las suficientes garantías a nivel de guión y demás elementos de la película. Es por ello que cualquier espectador contempla con extrañeza esta película, y aprecia muy pronto el talento y complejidad de los planos secuencia utilizados, pero al mismo tiempo se da cuenta de que sus personajes –que requerían pasión por todos sus poros- carecen de interés.

Y es que a la hora de destacar los elementos que a mi juicio son más perdurables de UNDER CAPRICORN, pienso que nos deberíamos detener en esos lejanos planos generales que nos muestras los grandes y secos parajes. Incluso la propia fachada de la mansión de Sam Flusky (Joseph Cotten). Todo ese conjunto de imágenes externas son potenciadas de forma casi pictórica por la portentosa labor de fotografía a cargo de Jack Cardiff –consagrado ya en aquellos años por su extensa colaboración con los extraños films realizados por Michael Powell y Emeric Pressburger-. Y creo que esa extraña y casi telúrica plasmación cinematográfica tiene una enorme semejanza con las obras de este dúo de realizadores.

Esa extraña textura visual que acompaña toda la película, la complejidad de la aplicación técnica de esos largos planos secuencia incorporados con grúas, la propia singularidad que se ofrece este titulo entre aquellos precedentes del propio Hitckcock y finalmente, la intensa labor de Ingrid Bergman en el su personaje protagonista –impecable el detalle de sernos mostrada con una panorámica ascendente que nos detalla que está descalza-, creo que son los elementos que en su conjunción logran dotar de interés a esta extraña y finalmente poco estructurada película, pero que no modo alguno debe quedar en el olvido del aficionado.

Calificación: 2’5


MR. AND MRS. SMITH (1941, Alfred Hitchcock) Matrimonio original

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Desde hacía bastante tiempo tenía un especial interés en visionar MATRIMONIO ORIGINAL (Mr. & Mrs. Smith, 1941. Alfred Hitchcock). Un deseo fundamentado en el interés en ir completando la filmografía del maestro inglés –calculo que serán unas cinco las películas suyas que me restan por ver- y por otro en el hecho de la relativa polémica existente en esta incursión plena en la comedia por parte de su realizador. Una afirmación por lo demás bastante discutible ya que si en su periodo británico varias de sus películas se caracterizaban por su sentido del humor –por ejemplo la estupenda ALARMA EN EL EXPRESO (The Lady Vanishes, 1938)-, con posterioridad su especial sentido del humor se imbricaría en su trayectoria hasta dar como frutos obras de la categoría de CON LA MUERTE EN LOS TALONES (Norht by Northwest, 1959) o el título que cerró su filmografía –LA TRAMA (Family Plot, 1976)-, entre otras muestras igualmente destacables. Lo cierto es que esta sería la única cuestión que Hitch abandonaría la intriga, las armas policíacas, el suspense o el puro horror para entregarse de lleno a los rasgos de la comedia en las postrimerías de su glorioso período screewall.

Es por ello que valorando las opiniones que a favor y en contra he leído en referencia a este MR. & MRS. SMITH, lo cierto es que personalmente la considero una comedia de lejanos ecos lubistchianos, agudo planteamiento, relativamente divertida pero finalmente un tanto formularia y en modo alguno cabe considerarla entre los títulos destacables del realizador, por más que su resultado final revista una considerable dignidad. Es más, pese a someterse a los dictados de producción de la RKO y el guión de Norman Krasna –experto comediógrafo-, Hitchcock en ocasiones no deja de imponer su inconfundible estilo en numerosas ocasiones, aunque ciertamente en menor medida –y sobre todo coherencia- de lo habitual. Según sus propias declaraciones –siempre muy severas con su propia obra-, la película no dejó de firmarla más que por encargo.

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Ubicada en su filmografía entre ENVIADO ESPECIAL (Foreign Correspondent, 1940) y SOSPECHA (Suspicion, 1941), MATRIMONIO ORIGINAL expone la vida de una pareja de acomodados casados. Por un lado nos encontramos con David Smith (Robert Montgomery), y su esposa es Ann (Carole Lombard). Tras tres años de matrimonio ambos se han aclimatado a la convivencia –tal y como muestran los dos primeros planos del film, que sirven para describirnos el conocimiento que uno tiene del otro-, por más que el esposo no dude en manifestar a su consorte que si pudiera dar marcha atrás en ese momento no se casaría para no perder las cotas de libertad y convivencia que tuvo en el pasado. Esa confesión desconcierta a su esposa mas allá de la estrecha confianza y respeto que ambos se profesan. Sin embargo una circunstancia posibilitará que ambos puedan tener ocasión de dar “marcha atrás”. Por un incidente burocrático David tiene conocimiento que ambos no se encuentran casados, circunstancia que oculta a su esposa con la evidente intención de volver a vivir la locura de su noviazgo con ella. Sin que él lo advierta su esposa también descubre la noticia y espera que este le proponga esa misma noche que se vuelvan a casar de nuevo, circunstancia que no sucederá finalmente abriéndose la caja de los truenos con la separación de ambos. A partir de ese momento la película centrará su interés en el intento reiterado de David por reconquistar los favores de la enojada pero en el fondo siempre enamorada Ann, pese a que esta inicie un estúpido romance con Jeff (Gene Raymond), el compañero de trabajo de David.

Decir que se trata de un título de no muy elevado nivel entre la excelente filmografía de Hitchcock creo que en modo alguno invalida su talento y contribuye a destacar su amplio capítulo de títulos inolvidables. Pero lo cierto es que fundamentalmente MATRIMONIO ORIGINAL tiene sus mayores ventajas y limitaciones en el escrupuloso respeto de la historia que le sirve de base y que proporciona esa interrogante tan esencial que surge en cualquier momento en todo matrimonio ¿mereció la pena casarse en su momento pese a que la relación con tu cónyuge siga más o menos vigente? Sin lugar a duda en el primer tercio de la película la calidad de sus propuestas, el brillo de su realización y lo regocijante de algunas de sus secuencias –por ejemplo la de la cena de los esposos en el restaurante que recuerdan cuando fueron novios y que actualmente se encuentra casi en la indigencia, o la previa del vestido de conquista de Ann que viste de nuevo sin que prácticamente pueda ajustarlo-. Es en este tramo donde la agudeza del planteamiento tiene su justa correspondencia en la plasmación de los dos personajes de cara al espectador, quien conoce de ambos la noticia y se divierte de las escaramuzas y desengaños de Ann al ver que su “no-marido” no se lanza a casarse de nuevo con ella.

Sin embargo, y pese a un ya señalado nivel general lleno de dignidad y la existencia de diversas secuencias realmente divertidas –destacaría dos: la del restaurante en el que coinciden ambos y que me recuerda con desventaja la similar de LA PÍCARA PURITANA (The Awful Truth, 1937. Leo McCarey –también RKO-), y la que sucede en la atracción de feria entre Ann y su efímero y cargante pretendiente-, lo cierto es que la frescura de su tercio inicial no se recupera, llegándose a un cierto ritmo cansino y determinadas convenciones a las que ayudan no poco su frágil conclusión.

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Es evidente que buena parte del peso de la película se centra en la labor de sus protagonistas. El extraño Robert Montgomery logra una brillante labor de comedia –por más que no consiga hacer olvidar el magisterio de Cary Grant-, y Carole Lombard demuestra su extraordinaria capacitación para el género. Sin embargo, no puedo dejar de destacar el enorme rechazo que me produjo Gene Raymond a la hora de encarnar al apático Jeff –que diferencia con los “terceros en discordia” de otras screewall comedy’s como Ralph Bellamy-, personaje del que en algún momento se hace insinuar su posible homosexualidad.

En definitiva, MATRIMONIO ORIGINAL resulta un mediano entretenimiento realizado con eficacia pero que de no estar firmada por alguien de la talla de Hitchcock jamás habría sido destacado en discusión alguna.

Calificación: 2’5