MAIGRET TEND UN PIÈGE (1958, Jean Delannoy) El Comisario Maigret
Varias décadas después de su realización, resulta un poco provocador para cualquier cinéfilo reconocer el oficio y la relativa valía de una película como MAIGRET TEND UN PIÈGE (1958, Jean Delannoy) –EL COMISARIO MAIGRET en España-, Un recelo que se fundamenta recordando la diatriba que en su momento dedicó François Truffaut al cine de este realizador, tildándolo como uno de los más grises representantes del academicismo que imperaba en el cine francés en aquel periodo y que contribuyó a desterrar la llegada de la Nouvelle Vague. Evidentemente, el paso del tiempo ha relativizado aquella en buena medida desafortunada afirmación que desterraba un tipo de cine que hoy día contiene bastantes buenos títulos, y encima sentenciada por alguien que más adelante filmaría algunas de las mas caducas obras de dicha cinematografía. Y centrándonos en la figura de Delannoy, si bien es cierto que recuerdo con escalofríos EL JOROBADO DE NUESTRA SEÑORA DE PARÍS (Notre Dame de París, 1956), no es menos evidente que la película que nos ocupa demuestra una serie de rasgos bastante válidos, a los que quizá la propia degeneración actual del lenguaje cinematográfico proporciona una mayor validez.
Es por ello que EL COMISARIO MAIGRET queda en nuestros días, prácticamente medio siglo después de ser realizada, como una película realmente sólida, quizá decreciente en su interés en su segunda mitad, pero que destaca poderosamente por dos elementos esenciales. Uno general que se expresa en la magnífica descripción que la película ofrece de determinadas zonas decadentes de París –con especial mención a la labor de Louis Page como operador de fotografía-, en la que se describe con una sensación de veracidad todo un conjunto de calles angostas, envejecidas y desconchadas por las que el asesino comete sus crímenes y la película desarrollará la intriga policíaca. Al propio tiempo –y ello sí que es mérito en la realización de Delannoy-, basa su efectividad narrativa en el uso de largos planos en travelling lateral con un preciso uso de los reencuadres, demostrando algo más que simple oficio.
La película de Delannoy fue la primera de las adaptaciones cinematográficas del conocido personaje creado por Georges Simenon, protagonizado por el gran actor francés Jean Gabin, que al mismo tiempo despliega su enorme personalidad cinematográfica y algunos de sus más conocidos tics proporcionando un preciso retrato del comisario. La película nos lo muestra como un hombres escéptico, próximo ya a su retiro, dotado de un agudo sentido del humor y una considerable inventiva para idear estratagemas que den como fruto la resolución de sus casos. En este caso el enigma se centra en los crímenes que ejecuta un asesino que opera en un conocido barrio parisino, centrando sus ataques en prostitutas y que ya en la secuencia de apertura tiene uno de sus momentos más intensos. Será un asesinato efectuado en una lúgubre encrucijada que el espectador llega a sentir de forma física, y que al mismo tiempo sirve para describir el entorno en el que se desarrollará la acción. A partir de ahí comenzará la actuación de Maigret, siempre desarrollada en escenarios envejecidos y angostos, y que permitirá que conozcamos una fauna de personajes sobre los que finalmente irá cercándose el círculo de posibles sospechosos hacia la persona de un conocido arquitecto – decorador caracterizado por una extraña psicología definida tras su experiencia por una castradora madre y una impotencia sexual.
Reitero que EL COMISARIO MAIGRET funciona mucho mejor en su primera mitad, en donde la vertiente descriptiva es más destacada, y en la que importa especialmente la transmisión de un determinado ambiente claustrofóbico. Ello permitirá ofrecer momentos tan brillantes como esa persecución hacia el asesino que intenta cobrar una nueva víctima en una de las agentes de policía que Maigret ha camuflado en la zona de dichos crímenes, haciendo efectivo el considerable número de efectivos que se encuentran dispersados a lo largo de la zona. Por el contrario, la película desciende de nivel –aunque no lo pierda del todo-, cuando se ciñe a la trama detectivesca quizá un poco dilatada en el tiempo, y que tiene además en el personaje de Marcel Maurin (Jean Desailly) un eje a mi juicio insuficientemente desarrollado e incluso caracterizado por un cierto aire caricaturesco.
En todo caso, creo que EL COMISARIO MAIGRET se mantiene con bastante interés. Quizá bastante más que algunas en su momento sobrevaloradas muestras del “renovador” cine francés y que han envejecido de forma mucho más evidente que está física, sólida, bien interpretada y escasamente pretenciosa presentación en la pantalla de uno de los personajes más conocidos de la literatura policíaca gala.
Calificación: 2’5