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CINEMA DE PERRA GORDA

HITLER’S CHILDREN (1943, Edward Dmytryk) [Los hijos de Hitler]

HITLER’S CHILDREN (1943, Edward Dmytryk) [Los hijos de Hitler]

Conociendo –y admirando- la obra de Edward Dmytryk, por un lado soy consciente que esta se caracteriza por su irregularidad, pero no es menos cierto que en ella abundan los títulos de notable nivel. Una pauta de calidad que se vendrá sucediendo durante su extensa filmografía –entre los años cuarenta y finales de los sesenta-, y que se le ha venido negando en líneas generales, ya que para muchos comentaristas Dmytryk dejó de ser un director de interés en el momento que actuó como delator en la Caza de Brujas de McCarthy. Se trata esta de una cuestión que precisaría de un análisis detallado –lo cual no es el caso-. Lo que sí procede en estas líneas es valorar HITLER’S CHILDREN (1943), ausente lógicamente de las pantallas españolas, aunque editada en DVD con el título de LOS HIJOS DE HITLER. Se trata de un producto de clara tendencia antinazi, que personalmente considero estimable y desigual en su  alcance, pero que no puedo destacar entre las mejores películas del director en aquellos años. Creo que, al igual que puede suceder con BLOCKADE (1938) en la obra de William Dieterle, nos encontramos con un proyecto cuyo alcance propagandístico no se encuentra lo suficientemente matizado por un mayor desarrollo psicológico de los personajes, cayendo en cierto esquematismo, que en no pocas ocasiones se logran obviar por medio de secuencias o sugerencias brillantes de puesta en escena.

 

HITLER’S CHILDREN está basada en un libro de Gregor Ziemer, iniciando su premisa argumental en los inicialmente poco preocupante enfrentamientos mantenidos por los alumnos de escuelas contiguas en el Berlín de 1933. Uno de ellos es el colegio americano que dirige el profesor Nichols (Kent Smith) y otra el de las juventudes hitlerianas. En el primero se encuentra como alumna Anna (Bonita Granville), mientras que en el segundo uno de los adiestrados es Karl (un estupendo Tim Holt). Este último muy pronto se mostrará atraído por la personalidad y sensibilidad de Anna, estrechándose una relación entre ambos a lo que contribuye la mediación de Nichols. El paso del tiempo y el incremento en las atrocidades nazis, introducirá entre ambos un prolongado distanciamiento. Karl formará parte del entramado del nuevo partido alemán, mientras que Anne será llevada a un centro especial. El interés de Nichols por saber donde esta se encuentra, es el que motivará en Karl acercarse a la joven, haciéndole ver que colabore con el Reich para intentar sobrellevar las posibles consecuencias de una acción hostil. Sin embargo, la muchacha mostrará un creciente desprecio por el nazismo, que le llevará a ser castigada con una serie de latigazos. Será algo que Karl no podrá soportar, liberándola del mismo y siendo por ello ambos detenidos y sometidos a un juicio que será emitido por radio con afán ejemplarizante. Cuando los agentes nazis creen que el muchacho se ha arrepentido de lo sucedido, en sus palabras emitidas por radio no dudará en apelar contra las sombras del III Reich, por lo que será asesinado en el acto junto a Anna, que instantes antes le ha mirado con admiración por su valentía.

 

Como una extraña traslación de “Romeo y Julieta” desarrollada en el ambiente hostil de una Alemania prebélica, HITLER’S… es un título donde lo estereotipado y lo brillante coexisten casi al mismo nivel. La película se iniciará y finalizará con unos planos enfáticos que describen las ceremonias corales de afirmación de las juventudes hitlerianas, tomando claramente como referente el cine de Leni Riefensntahl y punteadas por la voz en off del profesor Nichols. Ello dará pie en los instantes iniciales al desarrollo de la propia historia, en la que de forma un tanto esquemática se describen los métodos de educación de los jóvenes nazis. En esos momentos se introduce un detalle divertido, al utilizar el enseñante el tono de los mandos alemanes para calmar la algarada que se desarrolla delante de su escuela. Poco después, Karl y Anna disfrutarán de una excursión dominguera, y cuando la muchacha huye alegre de la inocente persecución de su amigo atisbará algo inquietante: un niño se encuentra atado y amordazado como forma de entrenamiento para ser buen servidor del Fuhrer. Esos elementos llenos de extrañeza serán, a la postre, los más interesantes de una película que se muestra muy arquetípica en la definición del contexto nazi –aunque, bien es cierto, que dichos estereotipos no exageraran un ápice el lado primitivo del mismo-. Así pues, resultan más interesantes las breves secuencias –con imágenes de archivo- que muestran los aires invasores del Reich, contradiciendo en todo momento las declaraciones de Hitler. Son igualmente atractivos los instantes de la visita de Nichols a los aterrados abuelos de Anna, la descripción que se realiza de los procesos de esterilización puestos en práctica por los nazis contra los que sufrían ciertas enfermedades, o los que proclamaban consignas contra el régimen. No obstante, es en el tercio final cuando el film de Dmytryk alcanza sus cotas de interés más elevadas, precisamente en el castigo a latigazos impuesto a Anna que impedirá con furia Karl, a partir de un instante de inusual y casi suicida romanticismo, ya que con dicho gesto ambos quedarán condenados a muerte –como así sucederá en otra secuencia brillante-.

 

Pero el estereotipo no abandonará una propuesta con todo interesante; Nichols visitará a un periodista amigo para que le ayude a localizar a la muchacha, y este no confiará ni en sus propios hijos, que aparecen uniformados, totalmente rubios –el padre es moreno, bajito y regordete- y con mirada casi asesina. De este periodista, que señala “ya no sirvo para ser un héroe”, se desprende el mejor detalle de HITLER’S… precisamente en sus minutos finales, cuando se ha despedido de Nichols. Allí dará a entender que su pasividad se quiebra –siquiera ligeramente- al arrancar los altavoces que emitían una arenga patriótica nazi. Una perfecta demostración de la evolución de un personaje en el conjunto de una película, con todo, apreciable y de escasa duración, pero que no podemos ni de lejos incluir entre las grandes propuestas antinazis que auspició el cine norteamericano en la década de los cuarenta ni, por supuesto, entre la rica filmografía posterior de su artífice.

 

Calificación: 2’5

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