Blogia
CINEMA DE PERRA GORDA

TENDER COMRADE (1943, Edward Dmytryk) Compañero de mi vida

TENDER COMRADE (1943, Edward Dmytryk) Compañero de mi vida

Aunque no se puede decir que TENDER COMRADE (1943) –COMPAÑERO DE MI VIDA en España- sea uno de los títulos más destacables de la filmografía de Edward Dmytryck –más pródiga en buenas películas de lo que se le quiere reconocer-, sí que es cierto que puede calificarse como una aceptable crónica agridulce sobre uno de los sectores que vivieron más intensamente el trauma de la II Guerra Mundial en USA, como fueron las esposas de aquellos combatientes que se alistaron como voluntarios en la contienda especialmente a partir del bombardeo de Pearl Harbor. No es precisamente algo novedoso el objetivo de esta película, que se erige en un ejemplo más de un conjunto de producción que queda como un esfuerzo de los distintos estudios –en este caso la RKO- por trasladar un elemento propagandístico.

Dentro de ese conjunto, quizá en este caso se establezca de forma poderosa la impronta del guión de Dalton Trumbo, a partir del cual se desarrolla la aplicación doméstica por parte de las cuatro mujeres protagonistas de un teórico planteamiento democrático y aplicando el cooperativismo que si bien es cierto tiene su encanto, hoy día resulta un tanto ingenuo. Al parecer, Trumbo se mostró en desacuerdo con el resultado final de su guión.

TENDER COMRADE nos cuenta la aplicación de cuatro mujeres esposas de voluntarios, comandadas en todo momento por la emprendedora Jo Jones (Ginger Rogers). Ambas son trabajadoras de una fábrica y deciden en un momento dado trasladarse a vivir juntas en una misma vivienda y mancomunar sus gastos, logrando con ello reducir los mismos realizando una vida en común. Una vez encontrada la amplia y antigua vivienda elegida precisarán una asistenta, logrando la incorporación de una activa y bondadosa alemana que aún no ha logrado la ciudadanía norteamericana, aunque se destaca como furibunda antinazi. A partir de la unión de los cinco personajes se establecen sus relaciones, también sus disputas, sinsabores y convivencia conjunta mientras se suceden las incidencias cotidianas y los ecos de la peligrosa situación de sus esposos, todos ellos en el frente. Al propio tiempo, Jo hará público su embarazo y finalmente encontrará en su recién nacido hijo la continuidad en la presencia de su esposo, del que tendrá la triste noticia de su caída en la contienda.

Como se puede comprobar, la breve narración de su argumento de la película de alguna forma nos predispone a encontrarnos ante un típico melodrama bélico propagandístico de la época. Pero a fuer de ser sinceros y más allá de ese ingenuo aire progresista que emanan de esas líneas “democratizantes” del guión de Trumbo, creo que las mayores virtudes de esta pequeña película hay que encontrarlas por un lado en la propia cotidianeidad que emana de todo su metraje, en esos elementos de discusión que se establecen entre algunos de sus personajes –la disputa verbal que se plantea entre Jo y una de sus compañeras al defender la primera la importancia de la defensa de los ideales de igualdad y libertad- y, sobre todo, algunas disposiciones y elementos de la puesta en escena de Dmytryck, que finalmente se revelan como los instantes más valiosos de la propuesta.

Y entre ellas cabe citar la singularidad de sus instantes iniciales, con la despedida de Chris (Robert Ryan), de su esposa Jo, momentos antes de subir en tren. Este finalmente iniciará su marcha y ella se queda sola, mientras vemos que otra ya anciana mujer (la magnífica Jane Darwell) acaba de hacer lo propio y su semblante está definido por la tristeza; la guerra afecta a todos. Es interesante señalar la fuerza dramática que adquiere la escalera de la vivienda de las protagonistas, ya que en ella se desarrollarán los dos momentos en que a sendos personajes se les producirá la sensación de pérdida de su esposo –la primera finalmente infundada, la segunda tristemente real-. Por su parte, me resulta especialmente interesante el personaje de la asistente de las cuatro mujeres –Manya (Mady Christians)-, desde la decisión con la que se incorpora en la vivienda compartida hasta su fuerza y constante apoyo a ambas. Pese a su ubicación secundaria me resulta el personaje más interesante de la función.

En cualquier caso TENDER COMRADE establece su máximo punto de fuerza en el personaje de Jo, insertándose una serie de pequeños y cotidianos flash-backs que nos retrotraen a determinados momentos de la relación mantenida con su esposo. Es precisamente en los instantes finales, en el momento en que esta de alguna manera intuye y comprueba la muerte de su esposo delante de su casi recién nacido, cuando la película adquiere un notable impulso dramático, a partir del largísimo primer plano sostenido sobre el rostro de Ginger Rogers, quien sabe trasladar la tragedia del momento. Que lástima que el look cursi y relamido de la actriz –ese rimmel exagerado y un peinado absolutamente ridículo que no la abandonó en toda su carrera- en muchas ocasiones haya impedido comprobar su notable capacidad interpretativa.

Calificación: 2

2 comentarios

Ramón -

La acabo de ver.Muy acertados los comentarios que haces de ella. Me ha gustado.
Coincido en que el momento más interesante es la disputa verbal de Jo.
Se nota el paso de los años, aún así interesante

Toni -

K tal compañero?
Veo que comentas sigues comentando peliculas de las que desconozco su existencia :-)
Mejor, asi siempre se aprende algo nuevo.
Una pregunta, ¿Sabes de peliculas que acontecieran en San Francisco? solo si te sabes alguna asi de golpe, sin buscar. Kiero dedicarme a ver peliculas que salga SF y seguro k se me escapa alguna.
Si kieres saber pq, mira el blog.
Saludos!!