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CINEMA DE PERRA GORDA

UOMINI CONTRO (1970, Francesco Rosi) Hombres contra la guerra

UOMINI CONTRO (1970, Francesco Rosi) Hombres contra la guerra

¿Quién se acuerda hoy del cine de Francesco Rosi? De ser uno de los cineastas mimados por la crítica europea que valoraba ante todo el presunto contenido progresista de sus películas, y ser reiteradamente galardonado en los más importantes festivales, poco a poco pasó a ser un sujeto pasado de moda. Es más, en el oscurecer de su filmografía se le acusó –y son sin cierta razón- de sus carencias como hombre de cine, hasta el punto que hoy día su obra ha quedado oscurecida y parecer una simple y llana arqueología. La verdad es que el paso del tiempo, tan cruel con algunas figuras encumbradas sin motivo, y que solo en ocasiones proporciona la necesaria justicia a auténticos artistas en su momento apenas valorados, quizá no ha sabido situar la obra de Rosi en su justo lugar. Bajo mi punto de vista ubicaría su obra muy por debajo del encumbramiento que vivió en aquellos años sesenta, aunque tampoco sería tan cruel con un cineasta que si bien no aportó ningún logro absoluto, sí propició alguna obra de interés, aunque en líneas generales por debajo de las posibilidades de sus planteamientos, en la medida de no encontrarnos con un hombre con suficiente solidez específicamente cinematográfica.

Dicho esto, quizá no sea UOMINI CONTRO (Hombres contra la guerra, 1970) el título que pueda avalar las mayores cualidades del cine de Rosi, en la medida que su resultado no sobrepasa la barrera de lo apreciable. Sobre todo, no aporta nada nuevo que no dijeran con mayor contundencia cineastas como Stanley Kubrick –en su por otro lado un tanto sobrevalorada y retórica PATHS OF GLORY (Senderos de gloria, 1957)- o el magistral Anthony Mann de MEN IN WAR (La colina de los diablos de acero, 1957). En esta ocasión la acción –basada en la novela de Emilio Lussu-, se centra en la lucha entre los frentes italianos y austriacos en la I Guerra Mundial. La película enclava la tensión en el primero de los bandos, en donde de forma creciente se va acentuando una casi insoportable hostilidad, ante la acción temeraria, dictatorial e irresponsable del general Leone (el siempre excelente Alain Cuny). Este representará el exponente de militar sin corazón, para el cual solo valdrá el estricto cumplimiento de la disciplina, sin que ningún atenuante pueda evitar ejecutar sin el más mínimo miramiento a cualquier de sus subordinados. En medio de un contexto sombrío y desazonador, en el que el aura de derrota y muerte se erige como una de las mayores virtudes del film, poco a poco cobrará protagonismo la figura del joven teniente Sassu (Mark Frechette). Este llegará a salvar la vida de uno de los soldados, que iba a ser cercenada de manera arbitraria por Leone –simulando un cambio de cuerpo por otro de un soldado ya muerto-, adquiriendo de manera paulatina conciencia del sinsentido en el que se encuentran tanto él como el conjunto de soldados, sometidos a la tiranía, unido a la torpeza, de un veterano militar que es incapaz de entender la incompetencia de su modo de mando, y sobre la inutilidad de la lucha en la se encuentra encabezonado, que en realidad se trata de recuperar una colina de piedra que han logrado los austriacos, por la que han perdido centenares de vidas, y ante cuya recuperación estas solo harían más que aumentar de manera ostentosa.

A partir de estos parámetros –nada originales por otra parte- Rosi acierta en la medida de lograr una atmósfera fúnebre y mortuoria en la que el espectador tiene en todo momento conciencia que los infelices que allí se encuentran, realmente viven un infierno del que solo pueden escapar precisamente sacrificando sus vidas. Ayudado de manera muy especial por la tenue fotografía de Pasqualino de Santis y, sobre todo, por la excelente utilización de esos constantes sonidos de bombas, la presencia de humos, y esa sensación de estar presentes en la auténtica antesala del infierno, UOMINI CONTRO no logra, sin embargo, sobrepasar la barrera del título estimable, del borrador de algo que otros legaron a la pantalla de manera más contundente. Cierto es que otro de los atractivos lo ofrece la propia presencia del joven Mark Frechette –en esta ocasión incorporado a la película con una imagen cercana a la de Alain Delon-, que podría ser considerado con toda justicia uno de los auténticos rebeldes que vivió el cine de aquellos tiempos –murió en un accidente en la cárcel, tras haber participado en el atraco a un banco en el que portaba un revolver sin balas-. Son elementos que adquieren una especial fuerza en la película, como lo propone esa secuencia en la que Sassi intenta sibilinamente que Leone sea asesinado por el infalible tirador austriaco –aunque en dichas ocasiones sus tiros no aparezcan en la misma-, o secuencias que casi rondan lo surrealista, como ese ataque de soldados italianos ataviados con unas ridículas armaduras que no servirán para nada. Todo en UOMINI CONTRO adquiere esa sensación de inutilidad, de desprecio por la vida en la búsqueda de una nada basada en el honor, en una supuesta gloria que solo se encuentra sostenida mediante el sacrificio innecesario de hombres a los que se cercena la cotidianeidad de su existencia. Lamentablemente, la película carece de la densidad necesaria, registra no pocos altibajos e incluso secuencias dotadas de cierto confusionismo, y el abuso del teleobjetivo –que en algunos momentos sí deviene adecuado-, lastra el interés que, con todo, asume esta interesante propuesta italiana.

En realidad, los mayores momentos de densidad del film se encuentran en los últimos minutos, alejados por completos del campo de guerra, en los que la simple conversación entre Leone y Sassi –planificada además con una limpieza de la que carece el conjunto del relato-, dará como fruto una conclusión inevitable, lastrada de nuevo por el uso del teleobjetivo, pero impactante en la medida del desprecio que cualquier guerra ofrece por la dignidad y el respeto de la vida del ser humano. En definitiva, UOMINI CONTRO ha quedado con el paso del tempo como uno de los títulos menos conocidos de la filmografía de Rosi, aunque dentro de su apreciable medianía, quede bajo mi punto de vista como un ejemplo perfecto de las limitaciones y posibilidades de su cine en el periodo en que fue realizada.

Calificación: 2’5

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