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CINEMA DE PERRA GORDA

HOME BEFORE DARK (1959, Mervyn LeRoy) [Después de la oscuridad]

HOME BEFORE DARK (1959, Mervyn LeRoy) [Después de la oscuridad]

De entrada, puede parecer que HOME BEFORE DARK (1959) –jamás estrenada comercialmente en España, aunque editada digitalmente bajo el título DESPUÉS DE LA OSCURIDAD- aparezca como un título insólito, y en buena medida dicho aforismo tiene notables visos de realidad, cuando uno percibe los primeros fotogramas de esta producción de la Warner. Resulta de entrada extraño contemplar un inicio en el que su look casi pida a gritos el cromatismo que podría ser marca de fábrica en la Universal de la mano de Douglas Sirk, transmutado en un sombrío –y magnífico- blanco y negro, obra de Joseph F. Biroc. Ya desde esos exteriores bañados con la caída de la nieve, se adquiere la sensación de encontrarnos ante un mélo que va en la búsqueda de un cierto grado de personalidad propia. Y lo cierto es que lo consigue, desconcertando además que bajo su andamiaje se encuentre la zigzagueante figura de un Mervyn LeRoy ya en los últimos años de su andadura como realizador. Un hombre de cine caracterizado por una demostrada impersonalidad y reconocido conservadurismo, pero de cuyas manos emergieron títulos de la categoría de LITTLE CAESAR (Hampa dorada, 1931), I AM A FUGITIVE FROM A CHAIN GANG (Soy un fugitivo, 1932), o el menos conocido pero magnífico THEY WON’T FORGET (1937), exponentes ambos de un modo de narrar vibrante y de denuncia insólito en el cine USA de los años treinta. Los últimos pasos de LeRoy no son más que la continuidad de una filmografía desconcertante y, en líneas generales, poco alentadora, de la que esporádicamente emergían títulos dotados de interés. En definitiva, que en su figura encontramos algunos atractivos exponentes de mi siempre señalada “teoría de las películas”, que permitió extraer de realizadores más o menos grises, ocasionales productos de interés.

HOME BEOFRE DAWN es uno de ellos, ya desde sus primeros pasajes, en los que un respetable académico de mediana edad –Arnold Bronn (Dan O’Herlihy)-, se dispone a recoger a su esposa, que ha permanecido internada en una institución psiquiátrica estatal. Se trata de Charlotte (Jean Simmons), su joven esposa, quien presuntamente vivió una profunda crisis de la que apenas se acuerda. A su regreso a casa, se encontrará de nuevo con la presencia de su insoportable y posesiva madrastra –Inez (Mabel Albertson)- y su hermanastra Joan (Rhonda Fleming), percibiéndose con especial acierto un ambiente opresivo, en el que las disposiciones de los responsables médicos de que nuestra protagonista duerma en una habitación distinta, se ofrecerán como un elemento suplementario de intranquilidad, para una mujer que ha vivido un extraño, traumático y prematuro acceso a la madurez, mostrándose poco a poco más receptiva y suspicaz en torno al marco en el que vuelve a desarrollarse su vida diaria. No importa que su esposo en apariencia le prodigue atenciones. En realidad este apenas le dedica ese amor que ella desea, estando por contra enfrascado en la lucha por un ascenso laboral, del que se destilarán en sus comentarios ciertos elementos desasosegadotes –la utilización del antisemitismo-. Uno de sus compañeros de universidad –Jake Diamond (Efrem Zimbalist Jr.)-, se hospedará en la antigua habitación de Charlotte –agudo detalle que revelará la posterior relación de amistad que se establecerá entre ambos-, ejerciendo de manera sutil como un compañero ante la progresiva sensación de abandono que nuestra protagonista irá viviendo de manera creciente.

LeRoy plasma en la pantalla ese proceso con una gran capacidad descriptiva, ayudado en buena medida por la capacidad para la ambivalencia expresada en todo momento por la excelente Jean Simmons y un Dan O’Herlihy capaz casi de un plano a otro de aparecer como un ser sensible, a demostrar en su semblante un tinte amenazador. Y es que, en definitiva, HOME BEFORE DAWN brilla ante todo en esa capacidad para albergar diversos aspectos de dispar procedencia –el clasismo de la sociedad norteamericana, el proceso interior de Charlotte, en donde esta puede parecer cercana de nuevo a la locura, la opresión del matriarcado americano, las luchas laborales revestidas de elegancia social-, alternándolos con un encomiable grado de acierto. Lo íntimo –esos primeros planos en donde contemplamos la desnudez del drama interno de sus protagonistas- y lo exterior –la duda que siempre subyacerá en el espectador, de no saber si realmente nuestro personaje está recayendo en su locura al volver a sentir los síntomas previos a su ingreso o si, por el contrario, son los seres que le rodean los que en realidad están conspirando contra ella –sabremos en un momento dado, que goza de cuantiosos bienes materiales-. Sin embargo, contra todo pronóstico, el devenir del film de LeRoy –que parte de una novela de Eileen Bassing, autora asimismo del guión junto a Robert Bassing- orilla ambas vertientes, erigiendo su auténtica personalidad precisamente al proponer una determinada “tercera vía” en la que finalmente ese rasgo psicológico que podría adueñarse del metraje, ejerza como catarsis para que la recién retornada descubra la auténtica realidad del contexto que ha rodeado su existencia –la ausencia de amor por parte de su esposo, quien en el fondo siempre deseó a Joan-. Y como prueba evidente de esa opción casi sorpresiva, existe una circunstancia que nos podrá servir de pista; la incorporación de ese flash-back que nos retrotraerá al instante en el que Charlotte dejó de lado al extrovertido Hamilton Gregory (Stephen Dunne), esperando la declaración por parte de Arnold. Una vez más, la casualidad –ese elemento consustancial en el melodrama-, será la que de nuevo le reencuentre con este en un viaje a Boston con la enervante Inez. A partir de dicho encuentro, se producirá un intento de este por recuperar a la que fue el amor de su vida –en este espacio de tiempo se casó y divorció-, aunque nuestra protagonista rechace en principio el compromiso con este, convencida como se siente aún del amor que le profesa su esposo.

HOME BEFORE DAWN destaca por esa capacidad para la ambivalencia, por la utilización que se ofrece de unos primeros planos que inciden en dicha vertiente, por la tristeza que emana de esos exteriores urbanos mostrados con la patina de un blanco y negro que subraya su grisura y alienación. Es indudable que sus imágenes adquieren una gran densidad en las secuencias desarrolladas en el interior de esa pequeña mansión –propiedad de Charlotte-, que finalmente este se decidirá a cerrar, alejando de la misma a todos aquellos seres que la han estado oprimiendo durante años, entre ellos a su esposo. Sin embargo, una vez más, esa tercera vía se introducirá en las comisuras del relato, al optar esta retomar la relación con Hamilton –cuando todo hacía suponer que sería Jake el elegido-, iniciando con ello una nueva vida.

Señalaba al inicio de estas líneas la innegable singularidad del film de LeRoy. Sin embargo, dentro de la misma, no cabe duda que se pueden detectar influencias que hablan de una corriente inscrita dentro de dicha vertiente psicoanalítica inserta en el melodrama de aquellos tiempos. Uno de sus ejemplos más significativos podría ser THE COBWEB (Vincente Minnelli, 1956), aunque personalmente considere que la influencia más clara se encuentre en la estupenda y exitosa THE THREE FACES OF EVE (Las tres  caras de Eva, 1957. Nunnally Johnson), que intuyo supuso el eje de referencia más concreto. Sin embargo, y pese a dichas semejanzas, lo cierto es que HOME BEFORE DARK, debe ser reconocida por el propio hecho de que durante décadas apenas se haya hablado de su propia existencia, máxime cuando su resultado, su densidad y su capacidad crítica y narrativa, se sitúan a una altura considerable dentro del devenir del género en aquel periodo del cine norteamericano.

Calificación: 3

2 comentarios

Juan Carlos Vizcaíno -

Demasiado estamos coincidiendo. Eso no es buena señal, jajaja.

JOSE MANUEL -

Totalmente de acuerdo con el análisis de la película que has hecho.
UN SALUDO