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CINEMA DE PERRA GORDA

SECRET OF THE WHISTLER (1946, George Sherman)

SECRET OF THE WHISTLER (1946, George Sherman)

Hace algunos meses, comentaba el visionado de THE WHISTLER (19444, William Castle), un modesto film de misterio al amparo de la Columbia, basado en un conocido historial radiofónico, que abrió un ciclo de ocho adaptaciones del mismo e invisible personaje, protagonizadas todas ellas por el siempre inquietante Richard Dix, en todo momento asumiendo los roles protagonistas aunque asumiendo diferentes personajes, ya que sus historias en absoluto se encontraban relacionadas entre sí, más que la presencia como hilo conductor de este “silbador”. Serían todas ellas, producciones claramente enmarcadas en el ámbito de la serie B, destinadas como complemento de programa doble, ya que apenas superaba la hora de duración, carentes de especiales pretensiones, pero quizá atractivas como exponente de los modos del serial, aguzando el aporte de una atmósfera oscura e inquietante, y retomando para ello, por una parte, escenografías procedente de otros títulos de mayor presupuesto del estudio –es una intuición, pero creo que no me equivoco- y por otra haciendo un seguidismo de las corrientes psicoanalíticas, introducidas en el cine norteamericano por numerosos cineastas emigrados desde Europa y, de manera muy especial, el Alfred Hitchcock de REBECCA (Rebeca, 1940).

Es algo que se percibe, plano a plano en SECRET OF THE WHISTLER (1946, George Sherman), sexta de estas ocho producciones retomadas de este serial. Se puede detectar en esta historia de ascendencia gótica y alcance criminal, que nos describe por un lado la angustia que desprende una mujer elegante, a la que contemplamos en una firma de pompas fúnebres. Se trata de Eddie Harrison (Mary Currier), que encargará con cierto misterio un costoso monumento funerario ¡dedicado a sí misma! Será la presentación de un personaje sombrío y distinguido al mismo tiempo, que pronto descubriremos es la esposa de Ralph (Richard Dix). Este es un pintor de muy escaso alcance, aprovechado de la cuenta corriente de su esposa, que se dedica a ofrecer fiestas en su estudio como única válvula de escape, sin estar al tanto de la inquietante dolencia cardíaca de su esposa, que no solo está oscureciendo su personalidad, sino que incluso le ha convertido en alguien derrotado en su interior. Para colmo de males, ese esposo insensible al infierno que sufre su mujer –aunque en apariencia se someta al servicio de esta-, encontrará en Kay Morrell (Leslie Brooks), una joven y ambiciosa modelo, la oportunidad para revivir una relación amorosa, que con su esposa se encuentra totalmente aletargada. Como quiera que Ralph comprueba lo casi improbable de su recuperación, se deshogará en su relación con una Kay que, en el fondo, busca sacar provecho de la misma. Sin embargo, gracias al tratamiento que le brinda un especialista, Eddie logrará una milagrosa recuperación, que intentará compartir con su esposo, visitándole a su apartamento sin avisarle. Allí sufrirá un doloroso desengaño, al escuchar una conversación entre su esposo y Kay, en donde descubrirá su infidelidad. Fruto de ese desengaño, además de afectarle a su aún frágil estabilidad física, decidirá expulsar a Ralph de su hogar, iniciando la gestión con su abogado, para retirarle su apoyo económico. Sin embargo, será algo que este descubrirá interceptando la llamada de su esposa con el abogado, acelerando su hasta entonces solo latente intención de asesinarla.

Si algo destaca en SECRET OF THE WHISTLER es su irregularidad. Comparándola con la antes mencionada THE WHISTLER, pierde en densidad. Y a mi modo de ver sus carencias, se centran ante todo en la debilidad de su base argumental. De entrada, esa secuencia inicial predispone al espectador, a asistir a un conjunto más inquietante de lo que realmente contemplaremos. Y es que a fin de cuentas, se plantea en el film de Sherman una oposición de ambientes, de la que se resiente su conjunto. Así pues, todo lo que describe el contexto frívolo de la relación entre Ralph y la joven y avispada Kay, carece de la necesaria densidad, discurriendo por cauces convencionales. Por el contrario, su metraje eleva considerablemente sus enteros, cuando su acción se desarrolla en el entorno de la lujosa vivienda de los Harrison. Allí se percibirá la angustia de la esposa, las miradas aviesas de Laura (Claude Du Brey), la fiel sirvienta de esta. El recorrido por una decoración recargada y asfixiante. El juego de sombras que brinda una mansión en la que parece no discurrir el aire. O ese aroma gótico que albergan los instantes más inquietantes de la función. Un entronque criminal, que en no pocos momentos parecen asumir ecos del cercano GASLIGHT (Luz que agoniza, 1944. George Cukor), y que justo es reconocer que tiene presencia en esta modesta película, bien servida por un oportuno juego de cámara por parte de Sherman, que no duda en utilizar la fuerza expresiva de los intensos primeros planos que describen, el tortuoso drama interior del siempre singular Richard Dix –que se encontrará apoyado por la propia voz en off del invisible “silbador” que unifica el relato-. Es en esas secuencias, es esos pasajes oscuros, generalmente nocturnos, dominados por miradas aviesas, cargados de una atmósfera mortecina, donde se encuentra lo mejor, lo más perdurable, de este pequeño drama de misterio. Esas sombras, esas escaleras ominosas, esa falta de confianza, son elementos más o menos reconocibles en dicho género, que hay que reconocer funcionan con relativa pertinencia, en una película que mostrará un atractivo giro una vez fallezca en extrañas circunstancias la sra. Harrison, describiendo la acción un giro, al casarse tres meses después Ralph con Kay, quien poco tiempo después, y con la insólita anuencia de esa sirvienta que inicialmente la desdeñaba por violar la memoria de su antigua ama –claros ecos de la ya señalada REBECCA-, intuya la realidad del crimen de su marido y, lo que es peor, que ella misma podría ser víctima de otro asesinato. Cierto es que SECRET OF THE WHISTLER, acusa no pocas debilidades y apresuramientos. Es más, aparece cierta decepción pese a su modesta condición como pequeño título de escasas pretensiones. Sin embargo, esa capacidad generadora de una atmósfera cerrada y mórbida, aparecerá como su elemento más perdurable.

Calificación: 2

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