LENNY (1974, Bob Fosse) Lenny
Hay films que de forma involuntaria se erigen como ejemplos de lo que estaba de moda en el ambiente cinematográfico de un determinado periodo. LENNY es uno de ellos. Treinta años después de su filmación, la tercera obra del excelente ex-coreógrafo y prescindible director que fue Bob Fosse queda como una película mediocre y justamente olvidada –aunque en su momento encandilara a público y crítica-.
Una vez más y tal y como sobrellevó en toda su filmografía, Fosse eligió en LENNY una historia ambientada en el mundo del espectáculo. Basada en un previo éxito teatral de Broadway original de Jules Barry, la historia narra la trayectoria del cómico judío Lenny Bruce, conocido por su aparente humor transgresor y provocador. Una singularidad que le sobrellevó el éxito en diferentes sectores al tiempo que por sus continuas persecuciones y encontronazos judiciales, finalmente le ocasionó la ruina y su prematura muerte.
Es evidente que la propuesta se ofrece como un film importante. La elección del blanco y negro, sus sencillos títulos de crédito, el hecho de ser una de las últimas operaciones de prestigio de un estudio como la United Artists, experta en este tipo de cine –no entro en valorar sus resultados, más sí la elección de temas-. El problema de la película está señalado a mi juicio en dos cuestiones complementarias. Por un lado ese aparente zoom a la personalidad de un artista provocador mediante los testimonios entrecortados de las gentes que le rodearon carece de verdadero interés. No entiendo como pudo provocar tantas filias y fobias alguien que en la mayor parte de sus actuaciones realizaba chistes hoy realmente caducos sobre la sexualidad y posteriormente se erigió en gurú del pensamiento. Para entendernos, es como si se realizada una película sobre Moncho Borrajo –que, lo admito, tiene su público pero un servidor detesta-. En el fondo nos encontramos con un biopic de lo más convencional que narra el ascenso, triunfo y caída de un artista, por más que sus ropajes exteriores y aditamentos parezcan novedosos e interesantes.
Pero es que además del cúmulo de convenciones de su guión, la película destaca por su narrativa caduca, con planos cortos, primeros planos, mezclando los tiempos de forma estimo que gratuita. No es que sea un detractor acérrimo de esa forma de planificar y montar –hay films que eligieron esa vía que me entusiasman, aunque reconozco que prefiero con mucho el clasicismo formal-. Pero es que LENNY me parece un film pretencioso en su planificación. Recuerdo especialmente con horror esa infinidad de planos cortos que muestran a un público escéptico y poco receptivo con el nuevo cómico en sus pasajes iniciales, y más adelante aplauden embobados su torrente de ingenio. Conforme va discurriendo la película, Fosse busca una planificación más clásica hasta que finalmente ofrece en picado desde las gradas de un esceanrio un plano secuencia con la actuación final de Bruce –el numerito histriónico máximo de Dustin Hoffman, que por supuesto recibió su correspondiente nominación al Oscar-. No hay que ir muy lejos, puesto que en su anterior realización –la aclamada y envejecida CABARET-, ya incidía en esos zooms, planos de repercusión del público
y en un pretendido y superficial carácter brechtiano que también inunda buena parte del título que nos ocupa –se insertan afirmaciones / pensamientos del propio Bruce en algunas de sus actuaciones que subrayan momentos de su biografía-.
Si realmente la película se sostiene en alguno de sus elementos –mas allá del brillante trabajo de Valerie Perrine en el papel de la esposa del cómico-, es sin duda en la extraordinaria fotografía en blanco y negro de Bruce Surtees. Aunque sin duda ello motivó determinados encuadres y soluciones formales, lo cierto es que sin ese magnífico trabajo del veterano operador la película que quedaría en lo que -a mi juicio- es; una pompita de jabón disfrazada de discurso trascendente sobre la integridad del artista y su compromiso como testigo activo de los vicios de una sociedad. En este caso el puritanismo en la Norteamérica de un pasado no tan lejano y que lamentablemente, se repite en nuestros días.
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fernando garcia -
martin -