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CINEMA DE PERRA GORDA

THE TALL TARGET (1951, Anthony Mann) [OBJETIVO SEÑALADO]

THE TALL TARGET (1951, Anthony Mann) [OBJETIVO SEÑALADO]

La merecida retrospectiva que el Festival de San Sebastián brinda en su presente edición al cineasta norteamericano Anthony Mann –que espero esté acompañada por un volumen monográfico de la categoría de los que han dedicado a los anteriores homenajeados-, ha permitido que el canal TCM emita una de las más desconocidas y singulares de sus películas, THE TALL TARGET –jamás estrenada comercialmente en España aunque proyectada con el título OBJETIVO SEÑALADO-.

Aunque ya realizada en 1951, cuando Mann ya se había responsabilizado de más de una decena de films e incluso había ofrecido títulos encuadrados en el western de gran nivel –como el excelente LA PUERTA DEL DIABLO (1950)-, lo cierto es que THE TALL TARGET supone un interesantísimo retorno de su artífice a un cine de serie B, por más que su adscripción a la Metro Goldwyn Mayer repercuta en un notable acabado de producción –algún día habría que revindicar la producción de serie B del estudio más conservador y si se me permite la expresión, más cursi de Hollywood, gracias a la política de producción de algunos dirigentes que sabían alternar los títulos de gran presupuesto con otros de coste inferior pero que servían como caldo de cultivo de interesantes cualidades artísticas.

Lo primero que sorprende en el título que nos ocupa es su originalidad a la hora de plantear un thriller con todas las de la ley, pero ambientándolo en el periodo de la elección de Abraham Lincoln como presidente de los Estados Unidos. Como quiera que previamente había participado de ambos géneros –thriller y films de época-, es evidente que la extraña mezcla se realiza con acierto, por más que se imponga la vertiente contemporánea en su desarrollo; la presencia de elementos de época (sobre todo vestuario) jamás hace olvidar la contemporáneo de la propuesta.

THE TALL TARGET se inicia con unos originales títulos de crédito –tal como previamente formularía Otto Preminger en AL BORDE DEL PELIGRO (1950) y posteriormente Robert Aldrich en EL BESO MORTAL (1955)-, que muy pronto avanzan que la acción del film –que no alcanza los 80 minutos de duración- va a desarrollarse en un tren. Ya lo hizo Hitchcock en ALARMA EN EL EXPRESO (1939), Jacques Tourneur en BERLÍN EXPRESS (1948) y mas adelante Richard Fleischer en THE NARROW MARGIN (1953), quizá el título que más se emparenta con este. Su trama gira en los esfuerzos de John Kennedy –curiosa coincidencia- (un impecable Dick Powell), oficial que ha de descubrir en el trayecto en tren hasta Baltimore la conspiración que hay preparada para asesinar al recién elegido Lincoln. En el desarrollo argumental se van desvelando aspectos de la misma aparentemente ocultos al tiempo que se formula la relación de Kennedy con el coronel Jeffers (Adolphe Menjou) así como otros personajes que viajan en el mismo.

Es evidente que Mann cuida de forma admirable el elemento visual del film. Su excelente fotografía en blanco y negro –obra en esta ocasión de Paul C. Vogel- incide en los claroscuros y fuertes contrastes de carácter expresionista aprendidos tras la larga compenetración previa con el operador John Alton –uno de los grandes-. La presencia de angulares, profundidad de campo, fuentes de luz o nieblas, llevan el sello de Alton por más los contrastes visuales sean más elegantes de la mano de Vogel.

El vigor narrativo es evidente en todo momento, estableciéndose un suspense que no decae y observando su metraje diversos meandros que permiten al tiempo que avanza el relato ir profundizando en la psicología de los personajes. Acompañándolos se ofrecen bastantes momentos de gran valía cinematográfica. De entre ellos, me gustaría destacar dos de diferente carácter. Por una parte reseñar por lo insólito la imagen de ese tren al que tienen que remolcar con caballos y que desfila por Baltimore de forma sorprendente en medio de un escenario lleno de banderolas y falsamente expectante ante la llegada del nuevo presidente –en realidad allí se pretende escenificar su asesinato-. Pero, sin duda, la solución visual más asombrosa –de índole hitchcockiana- proviene del momento en que Jeffers adivina que Lincoln está en el tren de incógnito indicándoselo desde el exterior del vagón en el cristal al arrogante Lance Beaufort (Marshall Thompson), y escribiéndoselo de forma inversa para que pueda leerlo desde el interior. Una excelente idea de guión genialmente puesta en escena y que aún nos reserva una filigrana; Kennedy ha logrado escapar de su secuestro final y se encuentra al lado del cristal que el espectador sabe contiene la respuesta final. Sin embargo para poder desatarse tiene que romperlo, evitando conocer el mensaje que ni siquiera ha advertido y frustrando momentáneamente nuestras expectativas.

Mas allá de su solidez visual y narrativa –y de alguna otra ingenuidad-, hay una circunstancia en THE TALL TARGET que no puede ser obviada. En ella es evidente que pese a narrarse una historia ambientada en un periodo pasado, no deja de ofrecerse una visión demoledora de la sociedad estadounidense. El racismo, la intolerancia, la manipulación, el militarismo o el predominio de los intereses comerciales sobre cualquier idealismo, son cuestiones que con claridad meridiana son puestas en solfa en un film que se realizó en pleno periodo maccartista y en el que colaboraron perseguidos por aquella célebre sinrazón –Daniel Mainwaring, existen referencias que hablan del propio Joseph Losey-. La elección del tan excelente como derechista Adolphe Menjou –uno de los más férreos defensores que la política de MacCarty logró en Hollywood- como uno de los conspiradores, es un elemento que estoy seguro no obedece a la casualidad tampoco.

Me atrevo a afirmar que precisamente la hechura de género y su adscripción a la serie B fue la que permitió colar en la reaccionaria Metro un producto tan disolvente. Una película que cabría considerar de madurez en el cine de Anthony Mann, y que sin duda merece ser reconocida tanto en sus formas expresivas como el valiente sustrato que propone.

Calificación: 3

1 comentario

Igor -

Merecida reseña para esta estupenda película.
Un detalle sin mayor importancia: el mensaje del cristal no lo escribe al revés y Powell sí lo ve!