DOS EN LA CARRETERA: una edición esperada
Estoy seguro que todo aficionado añora en su interior la edición en DVD de algunos de aquellos films que permanecen en su memoria. En ocasiones nos sorprendemos al ver que se editan autenticas bazofias que ofenden la inteligencia y permanecen en la penumbra películas que merecerían desde hace tiempo ser rememorados en el nuevo y extendido formato.
Ese era para mi el caso de DOS EN LA CARRETERA (Two tor the Road, 1967) de Stanley Donen, que no tengo el rubor en confesar que es mi película favorita de todos los tiempos. Recuerdo como si fuera ayer era exactamente el 30 de diciembre de 1981- cuando por vez primera contemplé la obra maestra de Donen en una copia muy deteriorada que se exhibió en un revelador ciclo sobre comedia americana en los antiguos locales de la Filmoteca Valenciana el entrañable escenario del Valencia Cinema-. Salí de aquella sesión conmovido y lo confieso, llorando- y es curioso señalarlo, a los cinco minutos de empezar su proyección supe que sería un título especial en mi memoria cinéfila.
Soy consciente que el obra de Donen tiene numerosos detractores y también muchísimos admiradores, como es mi caso. No importa, creo que jamás me ha impresionado tanto en el cine el retrato de la vida de pareja que se ofrece en sus fotogramas. Más allá del prodigio de su guión, sus complejos intercambios temporales, la asombrosa autenticidad de su pareja protagonista, la inolvidable partitura de Henry Mancini y, en definitva, la brillante realización de Donen, TWO FOR THE ROAD respira verdad a través de sus aparentes ropajes de la alta comedia y su estética sixtie. Es algo difícil de explicar pero muy fácil de sentir asistiendo a su proyección y que se extiende al conjunto de unos fotogramas que escrutan el proceso de evolución y desgaste de una pareja Mark (Albert Finney) y Joanna (Audrey Hepburn)- ilusionada en sus comienzos, acomodada posteriormente y consciente de que nada es inmutable pero en la convivencia siempre queda algo que quizá en ocasiones convenga mantener.
Siempre he dicho que cualquier pareja con la intención de casarse debería ver antes esta película, sin que por ello renunciara a su deseo. Junto con CHICA PARA MATRIMONIO (The Marrying Kind, 1952) (George Cukor) y CON LOS OJOS CERRADOS (The Happy Ending, 1969) (Richard Brooks, que siempre he considerado una clara prolongación de esta película), constituyen las más hondas disecciones que se han realizado sobre el matrimonio burgués de la segunda mitad del siglo XX. Pero es que además en este caso no se trata solo del matrimonio sino de la convivencia en pareja, que el propio Donen incluso implicó de forma un tanto caricaturesca pero efectiva- a la pareja homosexual en LA ESCALERA (Starcaise, 1969). Pero DOS EN LA CARRETERA supone la sublimación y al propio tiempo su testamento- de un modo de conformar la comedia emparentada a partes iguales con el musical y el melodrama. Era una forma de entender el cine que en los años sesenta fascinó, luego cayó en descrédito por parte de la crítica y que abarcó títulos realizados por realizadores de la talla del propio Donen, Edwards, el lamentablemente olvidado Quine, Minnelli e incluso Wilder EL APARTAMENTO (The Apartment, 1960)-. Reconozco mi debilidad por ese estilo que, bajo mi punto de vista, constituyó la última edad de oro de la comedia norteamericana y tantos ratos de placer me proporcionó.
Finalmente, con una carátula horrorosa como le es habitual a esta distribuidora- Bella Visión ha editado casi de tapadillo esta gran obra. No es el primer excelente título que lanzan al mercado. Recientemente publicaron el inmortal AMANECER (Sunrise, 1927) de Murnau, y poco antes lanzaron al mercado joyas como MUJERES EN VENECIA (The Money Pot, 1967) (Joseph L. Mankiewicz), LA COMEDIA DE LOS TERRORES (The Comedy of Terrors, 1963) (Jacques Tourneur) o ÁNGELES SIN PARAÍSO (A Child is Waiting, 1963) (John Cassavetes). Cuando he comprado el DVD del film de Donen tenía un miedo enorme a que no se respetara su espléndido formato panorámico, puesto que recientemente se publicó en el Reino Unido con una adaptación y las denuncias ante la amputación del mismo fueron ruidosas. Afortunadamente, los temores han sido infundados y la edición exhibe una copia impecable aunque no remasterizada-, con los correspondientes subtítulos y el trailer del momento de su estreno que ciertamente no hace justicia a la película-.
Me siento feliz de tener ya en mi colección DOS EN LA CARRETERA en DVD. Eso me hará desechar las penosas ediciones en VHS que recortaban la película a pantalla cuadrada. Cada persona tiene en la memoria interna de su cerebro y su corazón, instantes, sensaciones, obras de arte de todo tipo, que han configurado su personalidad y sensibilidad. Equivocado o no, TWO FOR THE ROAD ocupa un lugar privilegiado tras mas de treinta visionados y aquel descubrimiento de hace casi un cuarto de siglo. Hace un rato no pude resistir la tentación de ver un fragmento conectando el DVD y el hechizo se mantenía vigente. La obra maestra de Donen Raphael Hepburn Finney Mancini Sallis y todos cuantos colaboraron en su realización, sobrevivió la prueba inclemente del tiempo, ya que se trata de un testimonio eterno sobre la convivencia en la vida. Aquellos que no la han contemplado no se la pierdan, se sentirán muy cercanos en los aparentemente sofisticados personajes, y tras su proyección serán un poco más sabios en la vida.
Ese era para mi el caso de DOS EN LA CARRETERA (Two tor the Road, 1967) de Stanley Donen, que no tengo el rubor en confesar que es mi película favorita de todos los tiempos. Recuerdo como si fuera ayer era exactamente el 30 de diciembre de 1981- cuando por vez primera contemplé la obra maestra de Donen en una copia muy deteriorada que se exhibió en un revelador ciclo sobre comedia americana en los antiguos locales de la Filmoteca Valenciana el entrañable escenario del Valencia Cinema-. Salí de aquella sesión conmovido y lo confieso, llorando- y es curioso señalarlo, a los cinco minutos de empezar su proyección supe que sería un título especial en mi memoria cinéfila.
Soy consciente que el obra de Donen tiene numerosos detractores y también muchísimos admiradores, como es mi caso. No importa, creo que jamás me ha impresionado tanto en el cine el retrato de la vida de pareja que se ofrece en sus fotogramas. Más allá del prodigio de su guión, sus complejos intercambios temporales, la asombrosa autenticidad de su pareja protagonista, la inolvidable partitura de Henry Mancini y, en definitva, la brillante realización de Donen, TWO FOR THE ROAD respira verdad a través de sus aparentes ropajes de la alta comedia y su estética sixtie. Es algo difícil de explicar pero muy fácil de sentir asistiendo a su proyección y que se extiende al conjunto de unos fotogramas que escrutan el proceso de evolución y desgaste de una pareja Mark (Albert Finney) y Joanna (Audrey Hepburn)- ilusionada en sus comienzos, acomodada posteriormente y consciente de que nada es inmutable pero en la convivencia siempre queda algo que quizá en ocasiones convenga mantener.
Siempre he dicho que cualquier pareja con la intención de casarse debería ver antes esta película, sin que por ello renunciara a su deseo. Junto con CHICA PARA MATRIMONIO (The Marrying Kind, 1952) (George Cukor) y CON LOS OJOS CERRADOS (The Happy Ending, 1969) (Richard Brooks, que siempre he considerado una clara prolongación de esta película), constituyen las más hondas disecciones que se han realizado sobre el matrimonio burgués de la segunda mitad del siglo XX. Pero es que además en este caso no se trata solo del matrimonio sino de la convivencia en pareja, que el propio Donen incluso implicó de forma un tanto caricaturesca pero efectiva- a la pareja homosexual en LA ESCALERA (Starcaise, 1969). Pero DOS EN LA CARRETERA supone la sublimación y al propio tiempo su testamento- de un modo de conformar la comedia emparentada a partes iguales con el musical y el melodrama. Era una forma de entender el cine que en los años sesenta fascinó, luego cayó en descrédito por parte de la crítica y que abarcó títulos realizados por realizadores de la talla del propio Donen, Edwards, el lamentablemente olvidado Quine, Minnelli e incluso Wilder EL APARTAMENTO (The Apartment, 1960)-. Reconozco mi debilidad por ese estilo que, bajo mi punto de vista, constituyó la última edad de oro de la comedia norteamericana y tantos ratos de placer me proporcionó.
Finalmente, con una carátula horrorosa como le es habitual a esta distribuidora- Bella Visión ha editado casi de tapadillo esta gran obra. No es el primer excelente título que lanzan al mercado. Recientemente publicaron el inmortal AMANECER (Sunrise, 1927) de Murnau, y poco antes lanzaron al mercado joyas como MUJERES EN VENECIA (The Money Pot, 1967) (Joseph L. Mankiewicz), LA COMEDIA DE LOS TERRORES (The Comedy of Terrors, 1963) (Jacques Tourneur) o ÁNGELES SIN PARAÍSO (A Child is Waiting, 1963) (John Cassavetes). Cuando he comprado el DVD del film de Donen tenía un miedo enorme a que no se respetara su espléndido formato panorámico, puesto que recientemente se publicó en el Reino Unido con una adaptación y las denuncias ante la amputación del mismo fueron ruidosas. Afortunadamente, los temores han sido infundados y la edición exhibe una copia impecable aunque no remasterizada-, con los correspondientes subtítulos y el trailer del momento de su estreno que ciertamente no hace justicia a la película-.
Me siento feliz de tener ya en mi colección DOS EN LA CARRETERA en DVD. Eso me hará desechar las penosas ediciones en VHS que recortaban la película a pantalla cuadrada. Cada persona tiene en la memoria interna de su cerebro y su corazón, instantes, sensaciones, obras de arte de todo tipo, que han configurado su personalidad y sensibilidad. Equivocado o no, TWO FOR THE ROAD ocupa un lugar privilegiado tras mas de treinta visionados y aquel descubrimiento de hace casi un cuarto de siglo. Hace un rato no pude resistir la tentación de ver un fragmento conectando el DVD y el hechizo se mantenía vigente. La obra maestra de Donen Raphael Hepburn Finney Mancini Sallis y todos cuantos colaboraron en su realización, sobrevivió la prueba inclemente del tiempo, ya que se trata de un testimonio eterno sobre la convivencia en la vida. Aquellos que no la han contemplado no se la pierdan, se sentirán muy cercanos en los aparentemente sofisticados personajes, y tras su proyección serán un poco más sabios en la vida.
4 comentarios
Lara -
WA -
Juan Carlos -
Aitor -
un saludo,
aitor