Blogia
CINEMA DE PERRA GORDA

FAHRENHIET 9/11 (2004, Michael Moore)

FAHRENHIET 9/11 (2004, Michael Moore)

Pocos productos cinematográficos de los últimos años han concitado tantas pasiones en uno u otro sentido como la última propuesta de Michael Moore, hasta erigirse por encima de todo como un fenómeno sociológico no solo en su país de origen –su éxito comercial ha superado ampliamente los cien millones de dólares de recaudación- sino en toda Europa donde el sentimiento anti-Bush es notorio –y añado que compartido por un servidor, pocas cosas me satisfarían más que la próxima semana John Kerry le arrebatara la Presidencia de los Estados Unidos-.

Recuerdo la enorme sorpresa que hace unos años me produjo contemplar en un pase televisivo de madrugada la película ROGER & ME (1989). Fue mi primer contacto con un entonces desconocido Michael Moore, disfrutando aquella visión demoledora sobre el desmonte de la factoría de la General Motors en la localidad de Flint –de donde proviene el propio realizador-. Bastantes años después Moore se hacía enormemente popular con BOWLING FOR COLUMBINE (2002), una interesante sátira que en definitiva utilizaba los mismos métodos de documental manipulado que el film anterior aunque sin aportar realmente nada nuevo; en esta ocasión sus dardos se dirigieran hacia la propensión al armamentismo de Norteamérica. La película conoció un éxito asombroso que ha propiciado la popularidad del director, logrando el Oscar al mejor documental de hace un par años y una célebre intervención en la ceremonia en la que ya retaba virulentamente a George W. Bush por su auspicio de la Guerra de Irak. Creo que a partir de esos momentos, el personaje de Michael Moore engulló al Moore satírico documentalista. Su desaforado narcisismo freaky ha conectado con una juventud, un sentimiento contrario a lo que representa Bush y una aparente rebelión contra su entorno que ha propiciado la gestación y, en definitiva, el aún más rotundo éxito de este FAHRENHEIT 9/11.

Esa ambivalencia en la valoración personal que tengo en torno a este curioso personaje y el compartir en esencia el espíritu que alienta esta su última película me hizo ver la película con bastante expectación. Una expectación que, lamento decirlo, finalmente se ha visto notablemente defraudada, puesto que finalmente creo que la misma supone un notable repliegue sobre lo ofrecido por Moore en los dos títulos antes mencionados. Es más, creo que si la propuesta se analiza con un poco de rigor, finalmente nos quedaríamos con un producto de bastantes cortos vuelos, caracterizado fundamentalmente por el desequilibrio en su estructura y discurrir en un interés decreciente en su desarrollo.

Lo mejor de FAHRENHEIT 9/11 es su primer tercio. Con un inicio irónico que se centra en la apresurada celebración de la victoria de Al Gore en las elecciones de 2000 –creo que la presencia de Ben Affleck en la misma fue el factor gafe final, si se me permite la broma-, Moore ofrece en esta media hora inicial su enorme capacidad irónica manipulando fragmentos de documentales y proporcionándoles un reverso mordaz centrando sus dardos en la figura del incompetente de George W. Bush, quizá el peor presidente que ha tenido Estados Unidos en sus últimas décadas. No soy persona a la que le gusten demasiado estas caracterizaciones, pero no se puede tener piedad con alguien que ha hecho posible una guerra que avergüenza a cualquier mente sensata. El director sabe demoler la figura de Bush realzando sus numerosos aspectos ridículos, al tiempo que muestra algunas nada desdeñables virtudes narrativas, como puede ser la utilización en off de los atentados contra el Word Trade Center –aparecen planos de repercusión de espectadores-, o la sutil presencia entre sombras del halcón Donald Rumsfield. En cualquier caso y pese a lo saludable de sus elementos, no debemos engañarnos. Michael Moore no inventa nada que no se haya visto en los programas satíricos de las televisiones norteamericanas, canadienses o incluso españolas ¿No recuerdan el tan alabado como para mi repetitivo Caiga quien Caiga?

Desgraciadamente, no todo mantiene el mismo nivel. Una vez transcurren aproximadamente cuarenta minutos de proyección, FAHRENHEIT 9/11 entra en los recovecos de la invasión a Irak y la función cambia de tercio, de ritmo, de semblante y de interés. Tras el momento en el que se inserta de forma tan divertida como hasta cierto punto insultante composición de la coalición internacional, la película entra en un bache irremediable de seriedad, y sobre todo de rutina. Siento ser disidente en este caso, pero el que a partir de ese momento se nos ofrezcan imágenes dramáticas realmente no aporta nada con respecto a lo que nos hayan brindado tantas y tantas crónicas de reportajes y documentales. Moore incurre en demasiados “tierras de nadie” como para que pese a su innegable dramatismo, la proyección pierda prácticamente toda su personalidad. Es más, incluso su propia presencia –por fortuna en esta ocasión mucho más mesurada que en BOWLING FOR COLUMBINE-, plantee una secuencia tan sonrojante y simplista como la búsqueda de congresistas que recluten a sus hijos para la Guerra de Irak

Image Hosted by ImageShack.us

Algunos me podrán objetar que el tema central de FAHRENHEIT 9/11 es lo suficientemente serio como para no tomarlo a broma. Si es así ¿por qué si utilizar el tono de sátira en su parte inicial? Es más, me atrevería a recordar la enorme vigencia que en pleno nazismo tuvieron dos títulos excelentes que ahora me vienen a la mente: el mítico SER O NO SER (To Be Or Not To Be, 1942. Ernst Lubistch) y el menos conocido pero a mi juicio incluso superior film de McCarey ONCE UPON A HONEYMOON (1942, jamás estrenada comercialmente en nuestro país y solo conocida por pases televisivos bajo el título de HUBO UNA LUNA DE MIEL. Pero, claro está, Leo McCarey era un reaccionario y su alegato antinazi no vende). Ambos furon excelentes ejemplos de lo que la ridiculización y la comedia podía ofrecer como contraprestación o lucha contra un régimen fascista y la falta de respeto a la vida humana.

Con todos mis respetos, que un producto tan estimable en intenciones como limitado y simplista en sus resultados como es FAHRENHEIT 9/11 haya logrado casi simbolizar un estado de opinión y aglutinar tantas adhesiones como esa incomprensible Palma de Oro en el último festival de cine de Cannes, solo puede suponer un ejemplo más de la falta de valores estéticos en torno al cine. Honestamente, creo que Mr. Moore es un hombre cuyo talento se le está agotando a manos llenas, y mi deseo de que Bush y su equipo de halcones –a los que por cierto no dedica excesivo metraje en su documental, cuando realmente son los que hacen realidad su nefasta política- abandone la Presidencia de USA, no ha de impedir que reconozca lo enormemente discutible de la tan exitosa y cacareada producción.

Si uno quiere ver rigor documental, Canal Plus nos propuso indirectamente una comparación realmente asombrosa, al poder asistir a continuación de FAHRENHEIT 9/11 al visionado del documental televisivo francés EL MUNDO SEGÚN BUSH (Le monde selon Bush, 2004. William Karel). Un pavoroso descenso a las enormes y complejas implicaciones del periodo del último mandatario USA, que realmente deja el producto de Moore como un simple juguete de niños.

Calificación: 2’5

0 comentarios