LONESOME (1928, Paul Fejös) Soledad
Poder contemplar SOLEDAD (Lonesome, 1928. Paul Fejös) supone para mi ver cumplido un anhelo de largos años. Recuerdo que hará unas dos décadas cuando culminaba la larguísima colección de fascículos de la excelente enciclopedia de cine “Planeta”, me quedé prendado por la novelización en dos páginas del contenido y las imágenes que se mostraban de esta película. Me estoy remontando aproximadamente al año 1984. Desde entonces mi afición cinematográfica osciló en función de muchas circunstancias. Pero en cualquier caso en mi seguimiento por programaciones de festivales o emisiones televisivas jamás aparecía ni indicio o referencia alguna de la misma, quedando en mi subconsciente como una de las películas “deseadas”, lista que generalmente cada aficionado elabora en su mente y con el paso de los años puede ir cumpliendo –en ocasiones con algunas frustraciones finales-. En mi caso y una vez más gracias a la gentileza del buen amigo Luís Fdo. Rodríguez este deseo se hizo realidad tantos años después. Y pese a visionar una copia sin acompañamiento musical alguno, las expectativas que tenía puestas en esta obra del húngaro Paul Fejös prácticamente han sido cumplidas: SOLEDAD es una gran película.
Habría que establecer algún día un análisis como precisamente en las postrimerías del cine mudo –me estoy refiriendo a 1927/29- se realizaron varias de las mayores traslaciones a la pantalla del sentimiento amoroso. En obras de Murnau, Borzage, Vidor y en esta ocasión Fejos quizá quedaron plasmados unos modelos infalibles, profundos y conmovedores que no solo plasmaban intensas relaciones amorosas sino que me atrevería a señalar que con ellas lograban atravesar el alma de sus personajes, al tiempo que en muchas de sus obras integraron al mismo tiempo melodrama en estado puro, experimentación formal e integración social.
LONESOME es uno de los ejemplos más claros de este enunciado. No se puede ocultar que su planteamiento recuerda de alguna manera a esa obra de arte llamada ... Y EL MUNDO MARCHA (The Crowd, 1928. King Vidor) –en mi opinión la cima del cine mudo-, pero solo en la medida en que el film de Fejos desarrolla una visita a un parque de atracciones que se recreaba en los primeros minutos de la obra maestra de Vidor. Por contra es bien evidente que las intenciones de uno y otro realizador son diferentes, decantándose Fejös por la búsqueda de la felicidad individual dentro de una sociedad masificada y con la premisa argumental de situarse en un solo día, con lo cual su propuesta se brindaba como auténtico ejercicio de estilo.
Nos encontramos en la mañana del 3 de julio y en un siempre entrañable y dinámico montaje paralelo se nos muestra como Jim (Glenn Tryon, habitual actor cómico) y Mary (Barbara Kent) se levantan para acudir al trabajo. Ya en estos primeros fragmentos que se narran con panorámicas y reencuadres de larga duración se describe hábilmente el carácter de unos protagonistas que nosotros –como espectadores- vamos a conocer mucho antes que ellos mismos. Mary es una mujer voluntariosa que disfruta de la brisa matinal cuando abre la ventana y se acicala con entusiasmo. En su oposición Jim es un hombre perezoso y desastrado, indudablemente cómico en su aparente organización –intenta cumplir con su rito gimnástico de forma hilarante-. Ambos coinciden sin reparar en ello en el restaurante desayunando rápidamente para acceder a sus trabajos en medio de la marabunta de gente que atesta las calles de New York y que igualmente se dirigen en masa a sus trabajos.
Mary es telefonista y Jim trabaja en una fábrica. En el desarrollo de sus labores Fejos inserta un gran reloj sobre el que entrevemos el montaje paralelo de sus respectivas jornadas de trabajo. Se suceden sobreimpresiones que dotan de ritmo a estas secuencias –sobre todo en los rostros de los clientes que atiende Mary en las llamadas-, e incluso algún asombroso travelling marca instantes de la labor del joven. Una vez acaban agotados sus respectivas jornadas sienten cada uno en su ambiente la soledad producida por que sus respectivos compañeros tengan parejas para poder salir mientras que ellos se sienten ausentes de algo que secretamente añoran. Regresan a sus respectivos domicilios y ambos desde sus diferentes apartamentos –primero Jim y posteriormente Mary- observan en la calle una caravana con charanga que llama la atención para asistir al parque de Coney Island y celebrar en él la festividad del 4 de julio.
Los dos deciden acudir para llenar su tarde a dicho parque. De nuevo las muchedumbres que se arremolinan y nos encontramos en el centro de atracciones en los que la fiesta y el jolgorio está presente en todo momento. Sin embargo para ambos la alegría llega realmente cuando ambos se conocen. Poco a poco y en el transcurso de apenas unas horas van intimando, pasan el atardecer en la playa, se hacen unas fotografías que uno entrega al otro y participan en diversas de las atracciones de un parque que Fejos muestra con numerosas –e incluso grandiosas- sobreimpresiones, acentuando el carácter masificado del mismo.
Cuando la pareja protagonista decide subir a una montaña rusa, la abundancia de público les hace ir en compartimientos separados, incendiándose en los momentos finales de su viaje el de Mary. La multitud se arremolina en torno a ella y eso impide acercarse a Jim cuando abandona la atracción, llegando este a tener un encontronazo con un agente que le lleva hasta comisaría. Una vez es puesto en libertad intenta desesperadamente buscar a la chica en el parque pero una repentina y tempestuosa tormenta hace que la gente huya en desbandada y tanto la joven -que igualmente ha estado buscando a su joven enamorado-, como Jim, vuelvan destrozados a sus rutinarios hogares. Ambos han perdido la oportunidad de compartir sus respectivas vidas. El en su casa decide poner un disco para intentar atenuar sus tristeza –la canción se titula Always-. Su ruido molesta a su vecina de al lado, que no deja de aporrear la pared llorando para no tener que oír nada. La vecina es Mary. Ambos no sabían que estaban al lado del otro y cuando Jim toca a su puerta y ella le abre, sus miradas y el abrazo final serán el inicio de un futuro abandonando definitivamente su soledad.
Como en tantos otros grandes títulos del cine mudo, LONESOME pone en practica un argumento sencillo, desarrollando en él tanto una crítica a la sociedad urbana de aquellos años, la aplicación de elementos narrativos clásicos y vanguardistas al mismo tiempo, intensificando la dirección de actores (en este elemento concreto la interpretación de sus dos protagonistas es realmente conmovedora), y basculando en un registro tragicómico realmente inspirado.
No se puede ocultar que el gran tema de fondo de esta extraordinaria película es precisamente la indefensión del individuo frente a una sociedad deshumanizada aparentemente conectada en las grandes urbes, pero que en este caso concreto no permite conocer a dos jóvenes vecinos de portería... que paradójicamente se enamorarán muy lejos de su hogar. Las muchedumbres tomando desayunos en restaurante, las batallas para ocupar el autobús (parece que sea un logro alcanzarlo), la alienación del trabajo diario, la propia rutina en ese ocio que los compañeros de nuestros protagonistas significan con sus respectivas parejas o incluso el desenfrenado disfrute festivo existente en el parque de Coney Island –elemento que Fejos destaca de forma poderosa-, conforman un panorama ciertamente desolador.
Por su parte la película marca la intención del realizador en utilizar elementos técnicos que aún hoy día resultan de enorme vigencia. Ya hemos señalado antes la presencia de ese reloj gigantesco, de sobreimpresiones en diferentes momentos sobre el parque de atracciones y algunas de otra índole que inciden en destacar el bullicio de las secuencias desarrolladas en Coney Island, sobreimpresionandose norias y atracciones luminosas. Al mismo tiempo y ya cuando arrecia la tormenta se insertan planos generales de unos rascacielos especialmente estilizados que nos remiten a producciones alemanas recientes en aquel momento, aunque en este caso no supongan más que un apunte de estilización. En este terreno me gustaría destacar –yo he visto la copia en la que no se incluían las tres secuencias sonoras que al parecer desafortunadamente incluyó la Universal, aunque su rótulo final sí se refiriera a un film sonorizado-, la deliberada sobriedad en la presencia de unos rótulos que realmente solo tienen cierto protagonismo cuando los protagonistas confiesan que son dos personas normales.
Pero como antes señalaba, en donde LONESOME alcanza sus mejores cotas es en la pintura de su registro tragicómico. Ya hemos comentado la impecable descripción en paralelo de sus protagonistas al levantarse –realmente divertida-, pero me gustaría destacar la emotividad que se desprenden en sus momentos intimistas. Entre ellos resaltan aquellos en los que Jim y Mary se quedan solos en la playa o en la propia charla que ambos jóvenes tienen –no escuchamos lo que dicen pero sabemos que con sus palabras y expresiones la relación se va estrechando-. E incluso me atrevería a señalar el emocionante reencuentro final en donde el sentimiento del individuo predomina sobre la alienación de la masa. Al mismo tiempo, Fejös logra que detalles como esa muñeca que Jim ha ganado en una atracción sirva como elemento simbólico del estado emocional de la propia relación sentimental de ambos –cuando Mary la lleva a su casa, debido a la lluvia sus ojos están llorosos e involuntariamente cae al suelo y se rompe-. Pero incluso en secuencias tan angustiosas como la búsqueda entre ambos jóvenes por el parque en plena tormenta se introducen detalles de comedia sutil, como ese dueño de atracción que acaba harto de las veces en las que Jim pregunta si ha visto a su nueva amiga –en su último encuentro y sin que este llegue a preguntarle nada, el feriante le espeta (con un rótulo de grandes letras) ¡¡¡NO!!-.
En esa intersección de la búsqueda del amor, de una estilización e intensificación del lenguaje del cine –que en aquellos años estaba en su plena madurez-, la aportación singular de elementos estilísticos que permanecen con gran vigencia, su perfecto timming caracterizado por la plasmación paralela de la evolución de la pareja que protagoniza la historia y, fundamentalmente, en su admirable composición melodramática caracterizada en tonos y detalles tragicómicos, SOLEDAD es una obra maestra que merece ser redescubierta por las nuevas generaciones de aficionados. Espero que muy pronto alguna editora se decida a lanzarla en DVD. Afortunadamente, mi intuición y las referencias que tenía no me fallaron. Si que es verdad que con una buena partitura sonora que potenciara sus cualidades –tal y como logró magistralmente Carl Davis en THE CROWD-, LONESOME podría ser una mayúscula sorpresa de clausura de cualquier festival cinematográfico de la máxima categoría y volver a ocupar el lugar de honor que merece en la historia del cine.
Calificación: 4’5
3 comentarios
Dyonisos -
Estoy enteramente de acuerdo contigo en esta pelicula, poco podria añadir a lo que tu has escrito. Sin duda una preciosa y tierna historia de amor y una Obra Maestra de nuestro amado cine silente.
Se nota que a Fejos le gustaba experimentar con todas las posibilidades de la camara y a fé mía que lo hace y muy bien! se ve en la pelicula procedimientos tales como sobreimpresiones multiples, montaje en paralelo, panoramicas opticas y unos decorados al servicio de la historia.
La dirección de actores es soberbia! a los protagonistas solo los conozco de esta pelicula pero hay que decir que tanto Barbara Kent(Mary) como Glenn Tryon (Jim) estan fantasticos! plasman cada sentimiento con una naturalidad increible sobre todo, como bien dices, en las escenas más intimistas como las de la playa, llegas a sentir lo que ellos sienten solo observando sus miradas y gestos y eso no es facil de conseguir creo yo.
Y tambien estoy de acuerdo en que la pelicula tambien es una critica al mundo urbano. Es una gran paradoja: estar en una gran ciudad llena de gente y sin embargo, sentirse tan solos... seguro que es un tema más actual que nunca. Tambien como no, una critica al ritmo frenetico que trancurre en las grandes urbes ya sea en el trabajo o bien tan solo para coger el transporte publico.... prisas, prisas y más prisas.
En Suma, Obra Maestra que ningun aficionado del Cine Silente se debe perder y una historia preciosa que sin duda os llegará a lo más profundo de vuestros sentimientos.
Un Abrazo desde Vigo!!
paulo -
Sergio -
González Iñárritu hará la presentación este jueves por la noche de una película antigua filmada en 1928, la cinta "Lonesome", la cual retrata el frenesí de la vida y la pérdida de un nuevo amor a lo largo de un día en Nueva York."