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CINEMA DE PERRA GORDA

REINAS (2005, Manuel Gómez Pereira)

REINAS (2005, Manuel Gómez Pereira)

Sin seguirla de modo exhaustivo he de reconocer que he tenido oportunidad de ver varias de las realizaciones de Manuel Gómez Pereira con el paso de los años, teniendo generalmente en ellas una serie de elementos generalmente poco frecuentes en el cine español. La primera de ellas es la fidelidad hacia la comedia –precisamente uno de los géneros que más títulos de gloria han dado a nuestra discreta cinematografía-, escorándola hacia la sofisticación que tuvo su mayor implantación en el cine norteamericano en la década de los sesenta. No es vano en varias ocasiones he oído citar a Gómez Pereira como “el Blake Edwards español”. Su concepción de la alta comedia, el uso de ambientes y tratamiento de color y música o la propia integración de sus “gags” nos remiten a ese mundo de “panteras rosas” y “partys” que si bien está muy lejos de emular, no es menos cierto que confluye en líneas generales en el logro de producciones destinadas al gran público y que tratan con respeto al espectador, amén de ofrecerles un producto lleno de sana diversión y amenidad.

REINAS (2005) es el último de ellos y ciertamente entra de lleno en esas premisas tras pasadas experiencias al parecer no muy felices del realizador –que no he tenido la ocasión de contemplar-. En esta ocasión la base de la misma –cuyo guión elaboran de nuevo Yolanda García Serrano y Joaquín Oristrell- se centra en un tema de actualidad –la legalización de los matrimonios gays- para partir de una supuesta boda de 20 parejas simultáneas en una misma ceremonia. A partir de esta premisa se desarrolla una comedia coral que tiene un brillantísimo inicio con los cuidados títulos de crédito –de nuevo la influencia de Edwards- y la hilarante secuencia de apertura con una Verónica Forqué poniendo en practica la insaciable sed de sexo que “atormenta” su personaje a lo largo del film.

Las “reinas” de la película son las madres de de los componentes de las tres parejas de jóvenes que centran la acción de la película. Ellas representan en su entorno diferentes estereotipos que en su confluencia hacen fluir la comedia, tal y como la hacen las propias parejas de futuras oficiales parejas gays. Es evidente que numerosas cuestiones se dejan entrever con sutileza en el dibujo de los mismos, de las propias madres y algunos de los padres, las relaciones entre ellos, las diferencias generacionales y de clase. Sin embargo, lo cierto es que la película no pretende más que erigirse como un producto sólido dentro del género de la comedia, que oscila entre la sensibilidad y un cierto oportunismo al tratar un tema de actualidad –todos los novios destacan por su cuidado “look” y sofisticación-. En este sentido y pese a una cierta tendencia a los tópicos sobre homosexuales “homologados y de alto standing”, lo cierto es que el film resulta divertido –en ocasiones incluso carcajeante-. A ello contribuyen algunas de las historias pergreñadas y, fundamentalmente, la concurrencia de algunos intérpretes que se sitúan con verdadera dotación para el género –habría que destacar las excelencias de la Forqué, Marisa Paredes, Lluís Homar, Betiana Blum, Daniel Hendler y Unax Ugalde-.

Con referencia al guión hay que señalar que en bastantes momentos el mismo es eficaz e incluso brillante mientras que en otras su forzada sofisticación –esos saltos temporales tan artificiosos- le hace perder brillo, mientras que esa innecesaria tendencia a “redondear” todas las historias en un almibarado –y algo cursi- final, hace perder una cierta espontaneidad al conjunto. Es precisamente cuando la película oscila especialmente hacia la comicidad pura –los sucesivos encuentros del personaje de la Forqué, los vaivenes de la pareja Hendler-Ugalde y la madre del primero con la perra “Marilina”-, donde alcanza sus mejores momentos.

Indudablemente Gómez Pereira sabe articular los elementos del film con su generalmente acertada planificación –su ya habitual y espléndida aplicación del formato panorámico-, duración de los planos, y uso de recursos como virados o pantallas divididas al entablar situaciones paralelas –una vez más el recuerdo a la comedia “sixtie”. No es poco para los tiempos que corren y cuando un cine como el nuestro vive de orgasmos de “genialidad” con esos eternos “mares adentros”. En ocasiones, un film sencillo y abiertamente comercial con todas sus limitaciones ofrece el suficiente interés y modestia para, pura y simplemente, pasar un rato divertido con un producto confeccionado con inteligencia.

Calificación: 2’5

1 comentario

Ivan -

Bueno... es una buena comedia para verla con los amigos.