THE BAMBOO BLONDE (1946, Anthony Mann) [Una rubia afortunada con suerte]
Cualquier aficionado más o menos avezado conoce los primeros pasos girados en la trayectoria de ese gran director que fue Anthony Mann, hasta dirigir en la década de los cincuenta sus pasos en el western –sin por ello abandonar otros géneros-, marco en el que se convirtió en uno de sus mayores abanderados. En cualquier caso sus primeros pasos abordan diversas temáticas en producciones rápidas y de bajo presupuesto, de las que se retienen especialmente sus títulos policíacos rodados para la RKO y posteriormente para la Metro Goldwyn Mayer.
Es evidente que varios de estos títulos iniciales sirvieron especialmente para que Mann se “fogueara” en la realización, cumpliendo encargos con producciones de bajo presupuesto en las que ya intentaba despuntar sus cualidades en la materia. No puede decirse que THE BAMBOO BLONDE (1946) –jamás estrenada en España pero emitida por televisión con la larga traducción de UNA RUBIA AFORTUNADA CON SUERTE- sea una de sus producciones más relevantes dentro de este periodo. Sin embargo, pese a sus discretos resultados y a su limitado alcance, creo que la propia configuración como humilde Serie B permite que lo que sería un insufrible producto de propaganda bélica –tal y como se definen los musicales de la Fox de los que toma directa referencia-, quede finalmente como un producto en el que se entremezclan elementos de dicha propaganda bélica, comedia, números musicales y melodrama de forma ligera y agradable a lo que contribuye su escasa duración –poco más de una hora-. Esa circunstancia contribuye a que su ritmo sea ligero, los breves interludios musicales se integren bien, las aportaciones de comedia –representados en el manager que interpreta Ralph Edwards-, generalmente sirvan para cerrar a modo de apostilla varias de sus secuencias, la parcela de melodrama no tenga especial incidencia, el elemento patriotero y de propaganda sea igualmente liviano y, en conjunto, todo tenga su punto de superficialidad contrastado con un ritmo casi vertiginoso que permite que el visionado se haga hasta cierto punto agradable.
THE BAMBOO BLONDE se estructura en un flash-back que prácticamente engloba toda la película, en la que el avispado Eddie Clark (el ya mencionado Edwards), narra a un sorprendido periodista la imparable ascensión del imperio comercial amparado bajo la denominación The Bamboo Blonde. Un inicio quizá similar al de algunos films de Preston Sturges, y que nos permite acercarnos a los protagonistas de la historia. Estos serán el adinerado piloto Patrick Ramsom Jr. (el siempre apagadísimo Russell Wade), que de forma casual se encuentra en un club nocturno con la joven Louise Anderson (Frances Langford), una de las cantantes, con la que entabla una rápida situación que le permite hacer ver a sus oficiales que se trata de su novia. El enredo dará pie a que a partir de una foto / retrato de la joven estos dibujen a la misma de cuerpo entero en el avión del oficial, bajo la denominación que da pie a la película. A partir de la presencia de este símbolo pintado –que Ramsom acepta a regañadientes-, el comando que había destacado por sus fallidas operaciones, empieza a destacar en las mismas, logrando ser un auténtico terror contra los japoneses en la II Guerra Mundial.
Una vez el comando ya cargado con el éxito retorna a New York, Ramsom se ve abocado a encontrarse de nuevo con Louise, pero también tiene que soportar el acoso de su avispada novia –Eileen (una Jane Creer casi preparada a pasar a la mitología del cine con la inmediatamente posterior OUT OF THE PAST (Retorno al pasado, 1947. Jacques Tourneur)-, que solo busca en este la fortuna de sus padres. Una serie de incidencias propias de la comedia de enredo llevarán finalmente a la esperada conclusión el débil argumento de este THE BAMBOO BLONDE, en el que su consustancial discreción no impide disfrutar de la ya mencionada ligereza de su ritmo, y apreciar ya algunos destellos de la creatividad de Mann, como uno de los rápidos números musicales en los que en pocos segundos se auto define la situación de Louise –con la presencia de varios escenarios estilizados e incluso la presencia de una gran foto de Ramson que finalmente pliega-, y una breve secuencia posterior entre ambos personajes, que el realizador filma a través de un espejo, insinuando el carácter de representación que ambos han ido adquiriendo hasta entonces en su relación con el ser que tienen enfrente.
Calificación: 1’5
0 comentarios