THE CHAMBER (1996, James Foley) Cámara sellada
Si tuviéramos que elegir algunos de los nombres que en la década de los noventa tuvo una mayor demanda a la hora de adaptar al cine sus novelas, sin duda en uno de los primeros lugares figuraría el novelista John Grisham. Con el paso de unos pocos años, aquella increíble demanda en la adaptación de sus comercialmente exitosas obras –de entre las que emergió un título brillante: LEGÍTIMA DEFENSA (The Rainmaker, 1997. Francis Ford Coppola)-, en líneas generales posibilitó una fórmula de film en apariencia cuestionador de determinadas facetas corruptas de la vida americana, y que en su plasmación cinematográfica en líneas generales sirvió fundamentalmente para la promoción de estrellas juveniles en vías de consolidarse como actores más o menos “serios” –esa era la intención, independientemente que se lograra o no-, al hacer interpretar protagonistas de sus adaptaciones a nombres como Tom Cruise, Matt Damon o el Chris O’Donnell del título que nos ocupa-. En este caso para THE CHAMBER (1996) –CÁMARA SELLADA en España- eligieron al impersonal James Foley para trasladar con plena aceptación por parte de los productores.
Y es que una vez más la fórmula “actor-joven-que-toma-el-relevo-de-intérprete-veterano”, que ya por otra parte se había aplicado con el mencionado O’Donnell en la soporífera ESENCIA DE MUJER (Scent of a Woman, 1992), en esta ocasión le sirvió para asumir el protagonismo de esta película, en la que interpreta con tanta abulia como clamorosa sosería y falta de recursos dramáticos a un joven abogado que decide ofrecerse a la defensa de su abuelo –Sam Cayhall (Gene Hackman)-, condenado desde hace más de quince años a muerte por el asesinato de los dos hijos de un abogado de tendencias progresistas, por medio de una bomba. Cayhall pertenecía a un grupo de ultraderecha cercano al Ku-Kus-Klan en la zona del Mississipi.
A partir del adusto encuentro del condenado / abuelo y el defensor / nieto, la película seguirá una estructura cinematográfica bastante sencilla y finalmente rutinaria. Es decir, nos encontraremos con fragmentos en los que se avanza la investigación que realiza Adam para poder tener elementos suficientes a la hora de solicitar una apelación. Al mismo tiempo todas ellas tendrán su oposición en los sucesivos encuentros entre acusado y defensor, generalmente finalizados de forma abrupta. En su conjunto, cabe decir que esa estructura dramática es una de las más convencionales que he visto en bastante tiempo.
Está bastante claro que con una premisa argumental como la señalada, el guión de William Goldman y la realización de James Foley inciden en intentar denunciar determinadas ambigüedades existentes a la hora de reconocer los elementos racistas existentes en la sociedad USA. Una premisa que estimo no está excesivamente lograda en el film, hasta el punto de destilar en sus imágenes finales un semblante sospechosamente manipulador. Es así como las secuencias previas a la ejecución de Sam nos muestran la presencia de numerosos partidarios de la ejecución de este y otros –los escorados a planteamientos racistas- apoyando a este. Pues bien, serán los primeros –formados por minorías étnicas en su mayor parte-, los que se muestren especialmente agresivos en el deseo de que se cumpla la sentencia de ejecución. Tal y como está mostrado por la cámara de Foley, el planteamiento resulta cuanto menos sospechoso. Si a ello le unimos el notable descuido de importantes personajes secundarios que pueblan la cinta, la rutinaria planificación en pantalla ancha y la inoportuna presencia de algunos “flash backs” que en nada aportan a unos diálogos que ya nos dicen bastante sobre lo que la acción ya señala en los diálogos, podremos finalizar afirmando que THE CHAMBER finalmente queda como un título claramente mediocre, aunque tampoco irritante, salvo en lo que tiene como clamorosamente fallida operación de “marketing” de lanzamiento del melifluo O’Donnell.
Calificación: 1’5
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