CARNIVAL OF SOULS (1962, Herk Harvey) [El carnaval de las almas]
Dentro de las cult movies que generó el cine fantástico norteamericano durante la década de los sesenta, algunas de ellos jamás extendieron su fama en países europeos por la sencilla razón de que no se llegaron a ver. Con ello no me pongo a defender esas previsibles “entronizaciones” tan del gusto de los aficionados al género, pero pienso que resulta positivo que estos títulos traspasen las fronteras y puedan llegar a un potencial entorno de interesados. Esto es lo que ha sucedido con la siempre inédita en España CARNIVAL OF SOULS (1962, Herk Harvey), que finalmente ha sido editada en DVD con el título de EL CARNAVAL DE LAS ALMAS.
Dirigida por el desconocido Herk Harvey –que también interpreta en el film un pequeño papel-, CARNIVAL… conoció unas al parecer casi increíbles peripecias de producción, que le permitieron ser rodada con un presupuesto ridículo. Eso se nota, y mucho, en el conjunto de su ajustado metraje. Torpeza en la puesta en escena, actores casi inexistentes, ausencia de raccords, desequilibrios aquí y allá, una conclusión dispuesta a trompicones… todo ello y mucho más puede ser advertido con facilidad. Pero pese a todo, su resultado en bastantes momentos llega a inquietar.
Su argumento se inicia con una carrera entre dos coches sobre un puente, estrellándose uno de ellos sobre el cauce de un río, y quedando sin localizar el vehículo. Cuando el pesimismo cunde en su búsqueda, aparece una de las tripulantes –Mary Henry (Candance Hilligoss)- desconcertada, y es rescatada de entre la orilla del cauce. La joven parece surgida de otro mundo, y no dejará que este incidente evite realizar su proyectado viaje hasta una ciudad de Utah para poder trabajar como organista en una de sus parroquias. Será precisamente a partir de dicho desplazamiento, cuando comience a sufrir una serie de visiones de desagradables seres que la seguirán en su pensamiento. Estas circunstancias se acrecentarán una vez instalada en la ciudad, cuando compruebe que incluso en algunos instantes se siente como partícipe de una dimensión al margen de la existencia cotidiana, y sus deseos inconscientes se dirijan hacia un viejo y abandonado parque de atracciones. Poco a poco, el mundo habitual de Mary se desmorona; pierde su puesto de organista al interpretar inadvertidamente piezas satánicas delante del párroco, deja de tener como tabla salvadora la ayuda de un psiquiatra, y provoca el rechazo del joven compañero de la casa de huéspedes. Paralizada por el terror, la protagonista acudirá de nuevo al viejo parque de atracciones, en donde quizá su destino estaba marcado.
Muchos detectan en CARNIVAL… un precedentes en atmósfera y rasos a la supervalorada NIGHT OF THE LIVING DEAD (La noche de los muertos vivientes, 1968. George A. Romero), y creo que no les falta razón. Ambas comparten sus evidentes torpezas con el logro de momentos realmente inquietantes, teniendo en cuenta la diferencia que el film de Romero alcanzó una injustificada fama mundial, y esta pequeña película siempre quedó como una cult movie solo para públicos juveniles en Norteamérica.
Bajo mi punto de vista, lo más interesante del título comentado es el hecho de alcanzar con muy pocos elementos –una música bastante deficiente y unos intérpretes mediocres-, sugerir el horror en un entorno urbano y cotidiano. Es bastante probable que sus hipotéticos logros surgieran por casualidad, pero inquieta la presencia tras los cristales de ese ser de otra dimensión, la desviación de la organista al interpretar piezas diabólicas, o ese detalle cuando Mary acude al viejo parque de atracciones, y de repente desciende suavemente una colchoneta desde un largo tobogán. Creo en conjunto que para poder disfrutar del film de Harvey, hay que desconectarse de sus torpes personajes –como el aborrecible compañero de pensión- y disfrutar e incluso aterrorizarse ante aquellos momentos en los que, sin lógica alguna, la inquietud se transmite de forma casi física; la sensación de Mary tras usar el probador, de existir al margen de la normalidad –no escucha nada ni nadie advierte su presencia-. Del mismo modo cabría resaltar la eficacia de una banda sonora por otra parte carente de calidad y totalmente reiterativa… que sin embargo funciona, contribuyendo decisivamente a lograr una vertiente malsana y desasosegadora que impregna los mejores momentos de la función. Estos quedan definidos especialmente en las dos largas secuencias de visitas al viejo recinto ferial –en la primera de ellas se introduce en sus ruinosas dependencias; el primer rasgo desasosegador lo supone el ya señalado e inexplicable descenso de un colchón-.
En todo caso, y pese a su evidente atropellamiento –que tiene demasiada incidencia en sus momentos finales-, CARNIVAL OF SOULS destaca por un lado por la fuerza y expresividad de su imagen en blanco y negro, y por otro es una demostración de la capacidad de sugestión consustancial a la propia imagen en movimiento. No resulta difícil pensar que entre los elementos de inspiración de un joven David Lynch, se encuentran esas impactantes imágenes en las que los rostros de los espectros surgen del agua. Quizá sea todo ello una prueba para comprobar que en muchas ocasiones aquello que nos impresiona visualmente, no tiene por que responder a ninguna referencia intelectual ni proceder de la mente de un genio. Un aviso para navegantes el propuesto hace ya más de cuatro décadas por esta discreta pero parcialmente atractiva película, de la cual incluso podríamos detectar influencias posteriores en la tan entretenida como extravagante PHANTASM (Phantasma, 1979. Don Coscarelli)
Calificación: 2
1 comentario
David Breijo -