YO SOY LA JUANI (2006, Bigas Luna)
Creo que he tenido bastante mala suerte en mis intentos por acercarme a la filmografía del catalán Bigas Luna. Y es que en las pocas ocasiones que he podido contemplar algún título suyo, estos me han parecido poco menos que lamentables. Sin embargo, reconozco que en esta ocasión tenía la intuición de que nos podríamos encontrar ante un interesante producto, que intentara mostrar en tono de comedia una vertiente de la juventud española carente de ambiciones, centrada en la combinación de trabajo y diversión de fin de semana, en el escapismo a todos los niveles y la ausencia de cualquier mínima inquietud cultural o creativa. YO SOY LA JUANI (2006) era una oportunidad de oro para que dentro de una vertiente más o menos divertida, pudiera plasmarse algo que rodea nuestra vida diaria, por más que aquellos que ya hemos pasado por primera juventud, contemplemos con bastante escepticismo. Lamentablemente, la oportunidad queda finalmente perdida, ya que tras unas imágenes iniciales en las que se describe de manera más o menos adecuada el conjunto de personajes que van a discurrir en la narración –punteados por los comentarios en off de la propia Juani (Verónica Echaniz)-, pronto nos adremos cuenta que el film de Bigas Luna, deviene en un producto hasta cierto punto complaciente, contra el marco descriptico que inicialmente se prestaba a una mirada crítica.
YO SOY LA JUANI cuenta la andadura de la protagonista, una joven trabajadora de un hipermercado, cuyo novio Jonah (Dani Martín) es un joven de cortas miras. Su mejor amiga es la Vane, y sus padres son dos personas de mediana edad, en el fondo alejados de cualquier ilusión en la vida –el padre llegará a enfermar con el sufrimiento de ver como le quieren quitar su casa-. En medio de ese contexto, Juani comprobará como su adorado Jonah le es infiel, lo que le llevará a cumplir sus anhelos e ir con su amiga hasta Madrid, donde desea cumplir su sueño: ser actriz. Pronto caerá en la cuenta de la dificultad que supone llegar a dicho status, teniendo que sortear a managers sin escrúpulos y comprobando con tristeza que, pese a sus intentos, no puede sobrellevar las difíciles pruebas de preparación que requiere ser intérprete. Repentinamente, el padre de Juani ha enfermado, lo que le llevará a retornar a su ciudad, e incluso intentar volver con Jonah. Pero lo cierto es que este le ha seguido siendo infiel, y finalmente nuestra protagonista retornará en su deseo más íntimo, huyendo de un entorno en donde nada hay ya que le una –tal y como su madre le anima-.
No se puede decir que el argumento planteado sea un modelo de originalidad, pero bien es cierto que con un tratamiento cinematográfico adecuado, podría haber sido una base suficiente para alcanzar ese análisis crítico de una juventud que se extiende en su actual carencia de objetivos vitales válidos. En este sentido, hay que hablar de un título fallido y en buena medida decepcionante ¿Qué causas habría que argüir para apoyar dicho argumento? En primer lugar quizá cabría destacar el hecho de que el tono o estilo de la película nunca alcanza una cierta unidad. En ocasiones parece que nos encontremos en el terreno de la imitación del mundo de Pedro Almodóvar –la descripción de los padres de la Juani-, en otros parece que nos adentremos en el terreno del “Torrente” de Santiago Segura –algunas de las andanzas casi suicidas de Jonah-, mientras que en otros momentos nos acercamos de forma sorprendente el entorno televisivo de Sex in the City –las dos amigas ya en Madrid, descubriendo lo que les gusta hacer compras en las tienes de marcas más costosas-.
Pero por otro lado habría que destacar especialmente, que es la incapacidad de fraguar una narración más o menos competente por parte de Luna, lo que impide que finalmente podamos contemplar YO SOY LA JUANI como un producto bien estructurado y desarrollado. En realidad, la evolución que se nos plantea, no deja de ser un débil hilo conductor que permite al realizador a componer una serie de “estampas” –más que de secuencias debidamente estructuradas-, que delatan la andadura previa de su artífice como director de spots comerciales. Si nos damos cuenta, en realidad, la película es una sucesión de momentos descriptivos de las andanzas del entorno de jóvenes en el que Juani forma parte, y posteriormente en Madrid una serie de situaciones en líneas generales estereotípicas. Por ello, veremos momentos que no aportan nada, otros que son alargados con el fondo de una canción, mientras que incidencias dramáticas o que podrían haber aportado elementos de interés en el conjunto del film, son despachadas desaprovechando sus posibilidades. Es por ello, que finalmente YO SOY… no parece realmente una película, sino un cúmulo de anécdotas bien sainetescas, bien dramáticas, o finalmente anecdóticas.
Sin duda, se trata de un corto bagaje para una propuesta que prometía bastante, y que finalmente quedará como una película pintoresca, que roza tangencialmente el tema que plantea, y de la que cabe retener el buen trabajo interpretativo de sus principales personajes. Algo sorprendente en la debutante Verónica Echegui, y también en ese Dani Martín que sabe imponer a su personaje la debida humanidad y su puntito de imbecilidad –la secuencia en la que ambos se reencuentran dentro del coche, es muy reveladora del talento del conocido cantante-. De todos modos, son muy pocos los alicientes, para evitar producirnos en conjunto la impresión de encontrarnos ante una oportunidad perdida, o quizá otra prueba más de la escasa valía de su director.
Calificación: 1’5
0 comentarios